Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

miércoles, agosto 30, 2006

El futuro del pasado


Hace ya mucho tiempo que, por las razones que sea, el futuro no genera ilusión en esta sociedad nuestra. Se percibe como un problema y no como un horizonte de esperanzadores y sorprendentes prodigios al que apetece dirigirse. Hay que remontarse a un pasado cada vez más ajeno y lejano para encontrar esa mirada ingenua y juguetona que se proyecta mil, dos mil años en el futuro y que nos muestra novedades tecnológicas teñidas de colores caprichosos. La conquista del espacio exterior, ese sueño fascinante convertido hoy en una vulgaridad funcionarial, servía de excusa argumental que daba unidad al Almanaque del DDT para 1956. Peñarroya, desde su portada, nos brindaba el “Satélite artificial del DDT” en el que tenían cabida y cobijo los personajes de la revista más, digamos, sedentarios. A la familia Cebolleta, como tenía por costumbre, el gran Peña les procuraba un ámbito familiar construyéndoles una especie de balcón con tiesto. Apolino Tarúguez y su secretario, que necesitan el aposento de una oficina, también tienen su lugar, incluyendo el trono desde el que el tiránico jefe puede fustigar a su esclavizado empleado. Matildita y Anacleto, el matrimonio completo de Nadal, necesitan un banco (con seto florido incluido) para compartir su amor, bajo la pícara mirada del frescales hijo de Cifré, Amapolo Nevera. Otros personajes, de menor entidad (por ocupar un espacio reducido en su página) o de carácter más individualista y nómada, aparecen, como Don Berrinche, en un islote, o columpiándose, como mi tío Magdaleno. Don Eulalio y Sisenando Merluzo, de Conti, reparten pedidos espaciales en vespinos intergalácticas. Ángel Síseñor, por una vez contradictorio, parece despedir al recién llegado Año Nuevo sacudiendo un pañuelito. Una portada magnífica, sensacional, que como todas las del gran Peña, reclama para sí una atenta observación y que nos pinta una sonrisa en el rostro como no la hemos tenido desde el mejor día de nuestra niñez.

Máxima contiana
En páginas interiores, Conti hace gala de una convicción magnífica, que nos emociona y enternece. La frase, que bien podría ser adoptada como lema de este weblog, o lo que sea, la pueden leer ustedes ahí al lado y no precisa comentario. De la infinitud del espacio pueden caber dudas, pero que el dedicado al humor es el espacio más bonito podemos asegurar que es una sentencia de una justeza y de una belleza despampanantes.

Siempre serán necesarios (en el tercer milenio, también)
Por último, en esta crónica atropellada de un tebeo excepcional (como eran todos los almanaques de los buenos tiempos de Bruguera, es decir, de antes de la masificación que los llenó de refritos y de malas historietas de tres al cuarto, hechas sin arte, publicadas sin criterio y, a menudo, recogidas de agencias a tanto la docena ), anotamos la viñeta de Cifré en la que se nos plantea un DDT del año 3412, con sede en Marte. En ella encontramos los Conti, Peñarroya, Cifré, Jorge, Matías Guiu (entre otros, incluyendo al mismísimo Rafael González) del próximo milenio. ¡¡Ojalá el siempre incierto futuro incluya, para el disfrute de todos, un grupo de genios encantadores semejantes a los aquí retratados, con la capacidad y la oportunidad de ofrecer su trabajo a la Humanidad Doliente!!

miércoles, agosto 23, 2006

RAF. Trazos felices



El tercer beatle
Este burgomaestre tuvo el atrevimiento de comparar un día al binomio Vázquez-Ibáñez con el Lennon-McCartney. Basándose en discutibles apreciaciones personales, encontró bastantes similitudes entre las personalidades de los músicos y su relación con el éxito y las propias de los dibujantes. Pues bien, Raf bien podría considerarse el George Harrison de la B de Bruguera. Algo apartados de la evidente estridencia del éxito popular, pero con sus propios fans, tanto Harrison como Raf representan la opción de un talento fecundo, dotado de un innegable buen gusto, con aciertos puntuales que les depararon éxitos rotundos. Si las portadas más llamativas son para Ibáñez y su Mortadelo y para Vázquez y su Anacleto, del mismo modo que Lennon y McCartney acaparaban las caras A de los singles, tanto Raf como Harrison, desde un sereno segundo plano, ofrecían un trabajo que el buen aficionado valora muy positivamente y que disfruta con deleite.
Hoy este burgomaestre empieza una entrada-homenaje a Joan Rafart i Roldán (Raf), un dibujante, un creador al que admira y al que le debe muchos momentos felices de su vida, muchos trazos felices.

Ese señor que nos mira
Del mismo modo en que algunas personas son incapaces de ser felices, de dar un solo paso de baile o de caer fascinados bajo el influjo del son cubano, Raf alcanzó un nivel de excelencia profesional que le incapacitaba para hacer un dibujo feo. Sus trazos, dotados de la gracia etérea pero firme del mejor calígrafo chino, producían, a partir de un cierto momento profesional, unos dibujos singularísimos por su viveza, por su elegancia, por su inigualable equilibrio expresivo y narrativo, unos dibujos que convirtieron a su autor en el mejor valorado, como artista gráfico, por muchos aficionados al tebeo español y por muchos profesionales. Y también, si sirve de algo, en el dibujante favorito de este burgomaestre.
La fotografía que ilustra este párrafo y que se acompaña con la firma del creador de Doña Tecla Bisturí está tomada del DDT número 47 (3ª época), de la sección “Quién es quién” de las páginas tituladas “El mundo de la historieta” que hacía Jaume Perich. En la breve entrevista, Joan Rafart i Roldán relata la anécdota en la que, en su niñez, es “descubierto”como valor para el dibujo por el gran Junceda y da cuenta de su admiración por Frank Robbins y Franquin. También asegura que su personaje preferido de los colegas en aquel momento (10-6-68) es Mortadelo y de los propios, Doña Lío Portapartes. Habla también de su método de trabajo, fundamentado en un dibujo sobre bocetos muy personales y en una constante búsqueda de ideas para historietas. Confiesa no sentirse capacitado para la pintura, por lo que se vuelca en el dibujo y preferir cultivar la historieta al chiste, género, este del chiste, para cuya práctica tampoco posee la necesaria inspiración. Su recomendación para el novel que sienta la inclinación por la historieta se basa en su propia experiencia que le dicta que es el trabajo constante y paciente el que da verdaderos frutos. Lo que en su caso, nos apresuramos a confirmar. No cabe duda de que Raf trabajó una barbaridad y con una honradez profesional que da escalofríos (sus personajes o los podía firmar él, en conciencia, o no se hacían. Y cuando necesitaba la ayuda de alguien, así se hacía constar, como sucedió en los años setenta, cuando la producción le sobrepasó y hubo de requerir la ayuda de un equipo). De lo que no cabe duda tampoco es de que Raf estaba dotado de una gracia natural y un talento innato para el dibujo, que él, con su esfuerzo incesante, se encargó de elevar hasta los más altos niveles de su profesión.

1.Los comienzos en Bruguera

A la manera de otros grandes artistas (Paul Gauguin sería un ejemplo ilustrísimo) Joan Rafart abandonó un empleo seguro y bien remunerado con la intención de dedicarse a la ocupación para la que sentía que había nacido: dibujar. Una decisión valiente que respondía a su necesidad íntima de realizarse y que, a la postre, nos proporcionó a los lectores de tebeos muchos momentos de diversión sublime. Desde el año 1956, inicia su andadura profesional publicando en “La Risa” y “Florita” entre otras revistas, sus primeros trabajos (de los que traemos aquí una muestra, en forma de una viñeta de su serie para la revista Florita : “Desventuras de la Bruja Traganiños” (número 430). A finales de 1957 empieza a colaborar para la editorial Bruguera, publicando chistes en el semanario DDT y la tira cómica “Campeonio”. Iniciado 1958, aparece su creación “Doña Lío Portapartes, señora con malas artes” en el Pulgarcito. Es un momento complicado para la editorial, que ha visto marcharse a algunos de sus mejores dibujantes a volar libres, dando lugar al semanario humorístico “Tío Vivo”.

Este primer periodo en Bruguera no se prolonga demasiado tiempo. No alcanza los dos años. Raf posee un talento innato para el dibujo y un deseo ferviente por dibujar, pero sus creaciones no terminan de obtener suficiente aceptación ni popularidad. Los personajes no resultan suficientemente atractivos para el lector. “Campeonio” ocupa un lugar minúsculo en el DDT; Doña Lío contiene una carga demasiado negativa y tiene un aspecto excesivamente feo (de ambos hablaremos más extensamente un poco más abajo).Su “Rigoleto”, que dibuja para el Suplemento de Historietas del DDT (efímeramente llamado “Ven y ven”) en 1959, tampoco tiene suficiente gancho, aunque persigue recatadas y hermosísimas doncellas a golpe de laúd. Nada destacable ofrece “Fifina en Hollywood”, a la que vimos en la entrada anterior “Interludio mitchumniano”, aparte del fenomenal dibujo. En 1959 todavía, empieza a publicar en la revista Tio Vivo, que ha pasado de la dirección artística de Conti a la de Enrich (y que a esas alturas, ya ha perdido a sus mejores dibujantes) crea a Casimiro Futbolete, un personaje gris donde los haya, prototipo del señor medio de mediana edad, con bigote de regulares dimensiones, traje oscuro, gafas y forofo del fútbol. Podemos verle aquí en una viñeta con su tío Isaac, en una historieta del número 142, un especial tacaños (de 30 de marzo de 1960) que hoy sería tachada de “antisemita”. Mayor importancia tendrá la creación, para la misma revista, de “Paca Cotillez”, por suponer un paso en la evolución de “Doña Lío Portapartes”, como se puede comprobar observando el montaje de ahí al lado. Este personaje, en esencia una repetición de la anterior Doña Lío, tiene el aspecto que terminará teniendo la propia patrona en su reaparición del año 1966, lo que no deja de ser un verdadero lío. Una tira insignificante, la de “Despistio”, también se publica en este depauperado Tio Vivo de finales del 59. En ella Raf pretende hacer humor con los despistes de un individuo, pero su apariencia es demasiado anodina para que el lector se interese por él.
Son unos años en los que el talento de Raf da aliento a su constancia y su esfuerzo le permite mejorar en su oficio. Las historietas que produce están lejos de la perfección, no son la obra que parece realizada sin esfuerzo que finalmente consigue presentar Raf en su momento de madurez. La construcción de los personajes aparece trabajosa y las ideas para los argumentos no parecen fluir con la apetecible facilidad. Valga como ejemplo anecdótico la coincidencia argumental entre las historietas de Doña Lío Portapartes y del Capitán Aparejo de los Pulgarcito 1463 y el DDT 448 (de mayo del 59 y de diciembre del mismo año) en la primera, un estrambótico realquilado, el señor Cefalópodo ha embarcado a su patrona para ser devorada por una tribu de antropófagos con una carta de recomendación mediante. La misma jugada, con idéntica fórmula y muy similar destinatario, le hace Teófilo a su capitán en la historieta correspondiente. Véase la composición de dos viñetas con el momento culminante en el que el rey de la tribu ha sido objeto de un tratamiento gráfico muy similar por parte de Raf.

Don Pelmazo bla,bla,bla y las mil latas que da

Dentro del seno de Bruguera, para Pulgarcito en principio y para el Suplemento de Historietas del DDT, después, Raf crea a su personaje más redondo de esta primera etapa, “Don Pelmazo”. No obstante, aunque la personalidad está mejor definida que las de sus otros personajes, su aspecto inicial tampoco resulta atractivo. Véanlo ahí en unas viñetas publicadas en verano del 1959 (del número 10 del Suplemento del DDT) y juzguen ustedes mismos. Pero era sólo cuestión de tiempo que su imagen mejorara. Su motivación, en cambio, no necesitó variar cuando reapareció en la segunda etapa de Raf en la editorial. Ese querer ser escuchado, ese desear ser objeto de la atención ajena, no parecen aspiraciones desmedidas. El problema de Don Pelmazo es que cuando consigue atraer la atención la desperdicia discurseando y obsequiando con tabarras a su auditorio. O eso parece en sus historietas de una página. Cuando el pobre Don Pelmazo dispone de páginas suficientes para desarrollar sus historias comprendemos que sus relatos son mucho más interesantes que lo que cualquiera de sus aterrados oyentes podría contar en toda su vida, como la parodia de “La gran evasión” que nos relata en el Extra de Verano del DDT de 1971. Y es que es en las entregas para números extras y almanaques cuando Don Pelmazo dispone de tiempo suficiente para sus relatos de increíbles aventuras, mucho más interesantes que las recomendaciones con las que suele obsequiar al desprevenido prójimo que se topa en las historietas de una página. En una de ellas, por cierto, se topa con una especie de mellizo de Sir Tim, la publicada en el número 167 del DDT (3ª época), de fecha 28 de septiembre de 1970).

Doña Lío Portapartes (señora con malas artes)
Esta señora gorda, con mal carácter y peores intenciones difícilmente podía ganarse el afecto del público lector. Sin el malsano encanto de Doña Urraca, la doña Lío que vemos aquí, en una viñeta del Pulgarcito 1396, de febrero de 1958 lo tenía difícil para triunfare. Con su afición a cuestas de correr con los brazos extendidos ante sí,uno de los gestos característicos que Raf pone a sus personajes y que podemos ver en esta composición de viñetas de las historietas de los Pulgarcito números 1437, 1441 y 1453 (de octubre del 58 y enero y marzo del 59) Doña Lío tenía la intención de coronarse reina del cotilleo y de la chafardería. Su aspecto de bruja obesa, con la interposición de Paca Cotillez por medio, terminó dulcificándose mucho y ganándose el afecto del lector al abandonar sus primitivas aspiraciones. La entrada de Don Bollete (al que en sus primeras apariciones se le llama Don Bollito) que se establece como su partenaire (pareja de hecho sin sexo, pero con derecho a garbanzo) confiere a la serie, renacida en 1966, una nueva andadura con una mucho mejor acogida. La feliz unión de patrona y realquilado se vio felizmente bendecida con el advenimiento de dos niñas gemelas, sobrinas de Don Bollete y la popularidad de la serie le permitió prolongarse durante años y protagonizar varios Olés, de los que vimos en este weblog dos portadas y aquí tenemos una tercera.
Una de las últimas propuestas de Raf en su primera etapa brugueril fue “Rodolfito Mantecoso, niño pillín y pecoso”, una propuesta que coincidió prácticamente con su despedida de la editorial. Ciertamente, el niño pasado de peso y vestido de marinerito resultaba anacrónico ya en 1959 y bastante repelente. Es muy posible que el propio Raf se sintiera a disgusto con su trabajo y que por ello mismo decidiera entonces que era el momento apropiado para cambiar de aires y trabajar para la agencia Bardon Art, a través de la cual coloca trabajos para la editorial inglesa Fleetway. Sea como fuere, y a título de curiosidad, observando una historieta de su “Rodolfito Mantecoso” (publicada en el Pulgarcito 1479, de fecha 7 de septiembre de 1959) y comparándola con otra de Doña Lío Portapartes (publicada en el Tio Vivo 333, de fecha 24 de julio de 1967), podemos comprobar que Raf no desperdicia una buena idea para una historieta y, de un personaje que no llegó a nada, aprovecha lo suficiente para sacar adelante una nueva entrega semanal. Anotamos que Doña Lío tiene un sobrinito, dato escasamente divulgado, y que el amiguito del titular de la serie de 1959 se nos antoja un autorretrato del propio Raf-niño. En todo caso, parece ser la caricatura de alguien, recurso que, como veremos en otro apartado de esta entrada, Raf solía utilizar y que proporcionaba gran verosimilitud a los trabajos de este gran dibujante.

La búsqueda de Raf del aspecto definitivo de Don Bollete (y hasta de su nombre definitivo) se puede ilustrar con las viñetas que se muestran a continuación, en ellas, el realquilado devorador de garbanzos va definiendo su configuración final (por la que le conoce la masa lectora). En las de los Tio Vivo números 289 y 312 (de 19-9-66 y 27-2-67), el nombre del realquilado es Bollito y su apariencia se corresponde con el típico señor antiguo de siempre. De una historieta tomada del Olé número 27, Don Bollete tiene un aspecto algo informe y bulboso, con un cráneo más semejante al que terminará teniendo, aunque no es todavía el hombrecito diminuto y dinámico que será finalmente. Su figura ya consolidada adquiere una gran relevancia en la segunda etapa de la serie, dándole el carácter de “comedia familiar de situación” que en principio no tenía, al ser Doña Lío un personaje eminentemente solitario, aunque ya discutiera con la portera y tuviera algunos realquilados, como el estrambótico señor Cefalópodo, que les mostramos aquí al lado.

2.Los años de ausencia
En la evolución del arte de Raf intervino decisivamente el periodo en que “se ausentó” de las páginas Bruguera y trabajó para diversas agencias extranjeras. De su labor para otros mercados “rebotaron” de vuelta a Bruguera algunas series que, sin firmar, aparecieron en sus revistas años después de su creación. Este burgomaestre ha creído ver el estilo “en formación” de Raf en “Cosmolito R-Z-4”, “Paulino” y “Otto Chuffen, el tontaina volador”. De la primera, que se publicó en la revista Tio Vivo cuando ésta ya estaba totalmente integrada en el seno de Bruguera, se tiene constancia que procede de la agencia y editorial para la que trabajó Raf, como se puede comprobar fácilmente en la viñeta de muestra (tomada del Tio Vivo 178, de agosto del 64). De las otras series, no dispone este burgomaestre de indicios tan sólidos, aunque se atreve a proponerlas como genuinas de Raf confiando en su buena vista, a falta de pruebas más fehacientes.

“Cosmolito R-Z-4” es un extraterrestre que intenta comprender la vida en nuestro planeta, que es algo que también intentan buena parte de los terrícolas (otros ya hemos desistido) e inició una especie de tradición en Tio Vivo según la cual en sus páginas siempre debía haber un alienígena de guardia. Al de Raf le sucedió el “Arturito, el Marcianito” de Vázquez, a éste, el Marteínez de Figueras y, con posterioridad, aterrizó en Tio Vivo la creación de Enrich ”1 X 2, el invasor”. Podemos ver en las viñetas adjuntas, tomadas de los Tio Vivos 166,174 y 178 (de fechas 11-5-64,6-7-64 y 3-8-64, aunque las historietas deben ser algo anteriores), algunos detalles que nos ayudan a vislumbrar la paternidad de la serie. En una de ellas vemos el gesto característico de dolor del marcianito que recibe un impacto en la cabeza. Cualquier aficionado a los tebeos de Raf reconocerá esa contracción facial, que podemos ver en la viñeta de Rigoleto “ad hoc”. La perspectiva con la que suele mostrar la aeronave de Cosmolito, coincide notablemente (aunque en esta el dibujo es algo más esquemático, quizá por ser anterior) con la que utilizó Raf para su platillo volante de la historieta del Capitán Aparejo del DDT 437 (de fecha 28 de septiembre de 1959) . La forma puntiaguda de los pies del marinero embestido por el vehículo de Cosmolito también es prototípica del estilo de Raf.Por último, como desarrollaremos más adelante, el ambiente náutico- marítimo en el que encontramos a Cosmolito en esta historieta era muy grato a Raf.

“Paulino” es un tontaina, como tal, Raf lo dibujó con una mosca-satélite, incisivos superiores salidos y expresión adormilada en los ojos. Este burgomaestre cree que utilizó el mismo modelo (embruteciéndolo, porque se trataba de un fortachón) para crear a Libélula, uno de los compañeros del Campeonio de 1969. Por esa razón ha compuesto este díptico de aquí al lado. Por si esta no fuera prueba suficiente, ruego al amable lector que observe a la señora metida en carnes que presencia la sorpresa de Paulino en plena calle. Su sentido de la elegancia coincide con exactitud con el de Doña Lío Portapartes (versión 1966) o con el de Paca Cotillez. Tenemos, además, una viñeta en la que aparece un taxi que presenta todo el lustroso aspecto de haber tenido la suerte de haber sido dibujado por Raf. Las viñetas han sido tomadas de los DDT números 146 y 151 (3ª época) publicados en mayo y junio del 70 pero dibujadas varios años antes.

Otto Chuffen es una historieta de ambiente bélico y de las tres que atribuyo a Raf es la que me ofrece más dudas. No obstante, me arriesgo a ponerla aquí en base a la fisonomía del propio Otto Chuffen, marcada por un cráneo “de línea no cerrada”, como el de Olegario, por ejemplo; a la presencia de la pareja de científicos que aparece, uno de los cuales, el profesor Otto-Rino, me recuerda mucho al Von Panzen de Campeonio, La señora gorda, con el camisón, también me resulta sospechosa de haber sido diseñada por Raf, con su gestualidad característica y por los objetos que la rodean, sacados del “atrezzo” habitual del dibujante. Los ademanes de los personajes, por supuesto, son también típicos de Raf, tal como se hace evidente en la viñeta en la que se reunen tres personajes, dos de los cuales, corren con sus puntiagudos pies rafianos. Los tebeos que han suministrado estas viñetas son los DDT número 158 y 167 (3ª época), de julio y septiembre de 1970.

3-El regreso
Raf vuelve a trabajar para Bruguera en 1966. Lo hace trayendo como novedad a su Olegario, un oficinista casado y con una hija joven, que, de la noche a la mañana, tal como vimos en la entrada “Dos Olegarios, etc...” cambia totalmente de aspecto.La brusca transformación del Olegario original en el Olegario definitivo ejemplifica la inquietud creativa de Raf. El primero enlaza con la etapa primitiva del dibujante y recuerda bastante a Casimiro Futbolete, el segundo, rejuvenecido y modernizado, da paso al nuevo periodo profesional de Raf. La fluidez del trazo ya estaba, pero faltaba mejorar el aspecto del personaje. El formato definitivo de este personaje, que en cierto modo es una transformación de hombre a niño. Este concepto, del hombre-niño lo vemos explicitado en la viñeta en la que Olegario va al peluquero y se hace cortar el pelo sentado en el caballito para clientes infantiles (en la más estricta intimidad). De similar manera, Raf nos presenta en su momento a Tapón, el ayudante de Manolón, vestido con un traje de marinero (similar al que portaba Rodolfito Mantecoso) en una historieta en la que se hace pasar por un muñeco de ventrílocuo (siendo su jefe el artista de la voz estomacal).
Para el Tio Vivo de finales de los sesenta, Raf resucita a su Doña Lío Portapartes, en la versión dulcificada que ya comentamos antes y con el aspecto que sería ya definitivo y en el que se vertió el diseño creado para su Paca Cotillez más que el de la propia Doña Lío original.
Además de Olegario, la novedad aportada por Raf a este momento de Bruguera y para la renovada revista Din Dan es la enfermera Doña Tecla Bisturín. Esta profesional de las pupas gordas trabaja en la clínica del doctor Períllez, tiene por compañera a la retaca Ofelia y devora con gula novelitas de quiosco del género western, con el mismo afán con el que Blops lee novelas del espacio o Teófilo, el marinero enrolado en el barco del capitán Aparejo, se zampa las novelas de misterio. Como podemos comprobar viendo la viñeta adjunta (del extra de verano de Din Dan de 1969), la clínica no suele presentar un lleno a reventar. Su cliente fijo es el pobre don Repupa, víctima propiciatoria para las torpezas sanitarias del equipo médico habitual. Podemos verle recibiendo la admonición de Ofelia en el Almanaque para 1970 del Din Dan publicado en noviembre de 1969. ¡Y es que no se puede ir tocando la zambomba por el pasillo de una clínica, y menos estando delicado, señor mío!!!

El estilo de Raf en los primeros años de su regreso a Bruguera, previos a su madurez y plenitud profesional, que este burgomaestre data en el bienio 1969-1970, está marcado por una línea más suelta que nunca. Las páginas parecen bocetos rapidísimos, las líneas curvas llenan las viñetas y tienen un movimiento serpenteante frenético. Los cordones, las bufandas y las líneas cinéticas proliferan que da gusto. Los dibujos de la etapa 58-59, por comparación, y a pesar de su viveza, parecen envarados y de contornos excesivamente reseguidos.

Flash el fotógrafo y Manolón
Generalizar es obligado cuando uno quiere hablar en general. Esta perogrullada me sirve para afirmar que las primeras décadas de los tebeos Bruguera se hallan llenas de personajes que no tienen profesión fija o conocida y si la tienen, no pasa de ser una ocupación sin oficio que les permite ganar un sueldo. En las décadas de los 60 y 70, se va encontrando con mayor frecuencia que los personajes son profesionales de alguna disciplina concreta y que el ejercicio de su profesión tiene cierta relevancia argumental. Más que en el pasado, al menos. Por supuesto que existen excepciones a esta regla, pero como afirmación general puede servir para indicar que tanto Flash como Manolón son profesionales independientes y que sus trabajos tienen alguna trascendencia a la hora del confeccionar el argumento de sus historietas. En lo relativo al orondo conductor de camión (que pronto pasó a ser conductor de furgoneta, por alguna razón práctica, que Raf debió encontrar enseguida), este burgomaestre se remite a la entrada anterior “Manolones a montones” y pasa a comentar alguna cosilla del otro personaje rafiano creado para las portadas de Gran Pulgarcito.
Decíamos a propósito de los problemas de alopecia en una entrada reciente que los personajes de Bruguera eran en general, poco agraciados. Así sucede con los primeros personajes que dibujó Raf para la editorial y aquellos que retomó en su regreso, los transformó totalmente, haciéndolos mucho más atractivos. En el caso de Flash podríamos hablar hasta de personaje guapetón. Juvenil, sin problemas de peso, con abundante melena, vestido a la moda y ejerciendo una profesión totalmente “in”, Flash el fotógrafo fue la apuesta de portada de Raf para “Gran Pulgarcito”. Su compañero Segura, de manera análoga, creó a Pepe Barrena, alguien también muy alejado del molde brugueriano de señor anticuado, a ser posible con bigote y sombrero, que cuadraba perfectamente con su hijo predilecto, Rigoberto Picaporte. Esta coincidencia nos hace pensar en la posible existencia de algunas directrices por parte de la editorial para crear personajes “modernos”. El hecho de que Vázquez se descolgara con la Abuelita Paz y con Don Polillo (aparte de resucitar a Feliciano, que lo tenía en un rincón del cajón, como comentaremos en una entrada futura), no hace sino reforzar esta teoría. El caso es que Flash protagonizó muchas portadas de “Gran Pulgarcito”. Se trataba, por tanto, de historietas de una sola página en las que se daba a su profesión una importancia limitada. Con motivo del extra de verano del 70, Flash amplía sus horizontes hasta alcanzar dos páginas y protagoniza una historia de espionaje en la que demuestra no desentonar en el papel de un James Bond ligero, con pajarita incluída....casi, casi, Anacleto con patillas. La historieta es sensacional y tiene un final espectacular en un campo de prisioneros de reminiscencias alemanas.
Tanto Flash como Manolón se trasladaron a las páginas de “Mortadelo”, perdiendo algo de fuste. Raf se concentra cada vez más en Sir Tim O’Theo desde su aparición en el Mortadelo número 23, de mayo de 1971 dedicando menos atención a las otras historietas, que dibuja más con su estilo abocetado, de aspecto menos terminado.

4. Los “Tipos” y los ambientes de Raf

Con toda seguridad, ningún otro de los excelentes dibujantes de la escuela Bruguera puso tanto cuidado en crear personajes incidentales como Raf. Sus personajes secundarios, e incluso sus figurantes (con o sin frase) estaban perfectamente individualizados y caracterizados, dando la impresión de poseer una historia personal detrás, una identidad compleja y completa. Raf retrataba individuos nuevos para cada historieta, e incluso para cada viñeta. La gente que puebla sus calles de tinta y papel han elegido según sus gustos personales la ropa que llevan o el peinado que lucen, tienen un modo característico de caminar e incluso su actitud particular ante la vida va con ellos, aunque sólo vayamos a conocerlos en el ínfimo intervalo de una viñeta. Si bien Raf recurre en ocasiones a algunos prototipos (señoras con sombrero rectangular con pluma, podría ser uno), por lo general sus “extras” parecen haber sido reclutados del mundo real, tal es su variedad y dan una impronta de verismo inigualable a las historietas en las que participan. La muestras de esto que torpemente intenta explicar este burgomaestre son innumerables, especialmente en el periodo de madurez del dibujante, que coincide con el de mayor ambición y esplendor de la editorial. Es cuando Raf se emplea más a fondo, cuando se siente más seguro de su arte y afronta el reto de hacer las portadas del Gran Pulgarcito, la apuesta más fuerte de la editorial hasta ese momento. Así, en las portadas protagonizadas por Flash encontramos ejemplos de esta galería de tipos, como en el número 35 (donde se iniciaba, precisamente, la serie de Campeonio y el Sidralón) de 22 de septiembre de 1969 (a los diez años de haber dejado, por vez primera, la editorial). En el montaje de dos viñetas que se puede ver aquí encontramos seis personajes variopintos y de veracidad pasmosa. En otras portadas de Flash, las de los números 56 (de 16 de febrero de 1970) y 66 (de 27 de abril del mismo año) encontramos a dos nuevos individuos de esos que parecen contar con toda una vida completa y compleja a sus espaldas. Sin ánimo de excederse en el análisis, podemos contentarnos con catalogar al primero de intelectual lector del “Viejo Topo” el primero y de pincha discos en una boite, el segundo. En una historieta de Manolón, la del número 28 (de 4 de agosto de 1969) encontramos un tabernero sensacional, que preludia al Huggins del Ave Turuta, sólo que en estilo celtibérico. En las viñetas de la historieta de Olegario del Pulgarcito 1891, de 31 de julio de 1967, un señor hace caer a Olegario (del que habíamos olvidado decir que se apellida Mosquitez, por si alguien no lo sabía) nos da toda la impresión de ser el retrato de alguien determinado, conocido de Raf. Por su parte, el señor que en ropa interior riega su jardín en la historieta de Don Pelmazo del DDT número 158, de julio de 1970, es alguien a quien todo el mundo ha visto alguna vez, un domingo por la mañana.

Un ambiente en especial se evidencia grato a Raf, el marinero. A la menor oportunidad, viejos lobos de mar, jóvenes marinos, o pescadores de altura asoman a las viñetas del dibujante catalán. Fácilmente puede adivinarse que el ambiente portuario y los personajes que son habituales en él inspiraban a Raf y que éste se solazaba en su plasmación. Don Pelmazo en persona se encarga de afirmarlo indirectamente en su historieta del DDT 137 (de 2 de marzo de 1970). Podemos encontrar multitud de ejemplos en diferentes historietas de distintos personajes, e incluso una serie entera inscrita en este marco, una de las primeras que creó para Bruguera, “El capitán Aparejo, zoquete como un cangrejo” , en la que, además del divertido recurso de la barba de la que cualquier cosa puede salir, que posee el titular de la serie, encontramos el esquema de la pareja que volveremos a encontrar en “Manolón , conductor de camión” de pareja protagonista formada por un jefe voluminoso y un ayudante diminuto: Aparejo y Teófilo a bordo de un barco y Manolón y Tapón al volante de una furgoneta.

Sin llegar a los extremos de la fijación que Segura parecía tener con los osos, sí que puede decirse que hay un animal que Raf parecía tener alguna preferencia por dibujar que se salía de los animales que habitualmente encontramos en las historietas. Un pulpo es el protagonista de la portada del álbum de la colección “Alegres historietas” dedicado a Campeonio. Un ejemplar de cierta importancia en la carrera del dibujante dado que suponía una especie de hito en el ámbito editorial del tebeo español publicar un trabajo de esas características de edición. También en una historieta del capitán Aparejo un pulpo (aunque finalmente resulte no ser tal, sino unos extraterrestres que tripulan el platillo volante que vimos antes, en el apartado de Cosmolito) cobra un protagonismo especial. Asimismo, en una portada dibujada con la firma de Roldán para TBO, aúna el tema marítimo nuevamente con la presencia destacada de un pulpo. Por último, digamos que la elección del nombre de Don Cefalópodo para uno de los personajes de la primitiva Doña Lío, no debe ser del todo casual. A fin de cuentas, para un dibujante como Raf que hacía de la línea una pura filigrana viva, ¿qué animal hay más adecuado a su estilo que el pulpo?

Otro ambiente que Raf apetecía dibujar en especial era el de las atracciones de circo y de feria en general. En sus historietas podemos encontrar con notable frecuencia incursiones en los carromatos, carpas y barracones de hipnotizadores, payasos, hombres forzudos, pitonisas y representantes varios del espectáculo ambulante, llegando a probar fortuna alguno de sus personajes en este campo en alguna ocasión . Como habría podido hacer Doña Lío si hubiera atendido la oferta que le hacen en la historieta que hemos encontrado en el Olé titulado “Doña Lío Portapartes, cocinando es un desastre”. Flash, intrépido reportero gráfico acude en dos ocasiones muy seguidas a este ambiente por motivos profesionales, en las portadas de los Gran Pulgarcito números 58 y 60, de lo cual ofrecen testimonio las dos viñetas que ponemos aquí y que se publicaron en marzo de 1970.
Por último, mencionemos que Raf no era ajeno al encanto del ambiente de la India misteriosa, lo que se demuestra en una nueva historieta de Flash, portada del Gran Pulgarcito 48, de 22 de diciembre de 1969. Este interés por el mundo hindú también se plasmaba en la aventura de Campeonio “La vaca sagrada”, a la postre, una especie de ensayo de la aventura definitiva de Sir Tim, “La verruga del Sivah”.

5.Ascendencia y caída de Campeonio
A su llegada a Bruguera, Raf da vida a Campeonio, un personaje a través de cuya existencia puede entenderse no sólo la trayectoria de su creador, sino también la evolución de la editorial que lo acogió. Se inicia su andadura en diciembre de 1957, en el DDT, allá por el número 343 (o quizá en el 341 o en el 342, que esos no los tiene uno) protagonizando una tira cómica polideportiva, casi muda, en la misma página en la que Ibáñez inicia una serie temática sobre deportes. La presencia de la tira de Campeonio en la revista es muy modesta y la de su creador se va incrementando con páginas temáticas de chistes hasta dar inicio a la serie del capitán Aparejo, un año después de la aparición del pequeño deportista, en el número 400. Juntos transitan por las páginas del DDT hasta concluir su andadura con el final del año 1959, en el número 450 A Campeonio le buscan un sustituto, el Quinielo Futbolinez de Peñarroya, mientras que el puesto del lobo de mar queda vacante. El caso es que del barbudo capitán, Raf no quiso volver a acordarse, pero sí de Campeonio, a quien eligió para protagonizar la que había de ser su “Master piece”, su obra más ambiciosa, para la revista de historietas más ambiciosa que Bruguera había editado hasta la fecha, el “Gran Pulgarcito” de 1969, una especie de versión hispana del Pilote francés. En los años transcurridos, la capacidad creativa de Raf y la altura de su lápiz han alcanzado niveles colosales y de una modestísima tira, simple semilla, Joan Rafart extrae una serie abigarrada, llena de incidencias y con una galería de personajes excepcional. En este aspecto en especial, Raf derrocha inventiva y propone el doble de personajes de lo que sería habitual. En lugar de un científico “loco”, pone dos, los profesores “Von Panzen”, alemán, y el nipón “Karatura Kemono” (una especie de “Eje” científico). Del mismo modo, divide la figura del “amigo del protagonista” en dos, el sordo Paco Tapia y el forzudo corto de luces y aficionado a los tebeos, Libélula. Además del villano Don Platini (al que se unirá en aventuras futuras,el esbirro “Esbirrez Tontorrón” ), tienen también cierta importancia los personajes del entrenador del “Leandras CF” y el presidente del “Saeta”. La nueva etapa de Campeonio se ha iniciado con brillantez inigualable. La construcción de ambientes variados, llenos de detalles (que identifican lugares concretos, especialmente de Barcelona, con sus taxis incluídos) resulta también de una efectividad pasmosa. Las peripecias, trepidantes y diversas, se nutren de anécdotas aventureras de toda índole, entre las que encontramos temas que luego retomará Raf para Sir Tim, como la aventura que transcurre en la India “La vaca sagrada”,que preludia “La verruga de Sivah”, del detective británico, como ya habíamos dicho. Los otros temas que aparecen en el álbum de Campeonio van desde los extraterrestres, a los piratas, los fantasmas o los secuestros, además del pulpo al que aludíamos antes. La publicación de Campeonio en “Gran Pulgarcito” primero y en “Súper Pulgarcito”, después, constituye, no obstante su indiscutible calidad, una decepción para Raf. Sólo así puede entenderse que en la entrevista concedida a Armando Matías Guiu y reproducida en el libro de Antoni Guiral considere que el personaje pasara “totalmente inadvertido”. Sin duda, su creador esperaba un éxito mayor del obtenido y ciertamente, este burgomaestre no encuentra explicación a que el personaje no lograra mayor respaldo popular. Quizá el punto débil sea el propio protagonista, de presencia demasiado insignificante y de carácter poco relevante. No deja de ser una especie de Olegario, eso sí, metido en trepidantes aventuras. Cuando Bruguera cambia el contenido de Gran Pulgarcito y lo llena de Félix Rodríguez de la Fuente, Campeonio pasa a la revista mensual Súper Pulgarcito, donde es sustituido, a partir del número 7 por el nuevo personaje de Raf: Sir Tim O’Theo.El caso es que la última vez que vemos a Campeonio, es a modo de un epitafio barato, en forma totalmente anónima, en un momento en que Bruguera lanza revistas de historietas llenándolas de cualquier modo, de manera similar a como una fábrica de salchichas rellena sus embutidos. Se trata de tres tiras del Campeonio del 58, formando un pack, sin cabecera, sin más misión que la de impedir que quedara un espacio en blanco en una página. Tristísimo final para una serie excepcional, un verdadero lujo en la historia del tebeo español.

PD:Un trago para el camino
Amante de la cerveza, sin duda, Raf retrata como nadie el placer que proporciona trasegar una pinta. Antes de que Sir Tim o Patson o Blops remojaran el gaznate en “El Ave Turuta”, podemos ver hacer lo propio a Doña Lío, en una curiosa historieta con Don Pelmazo como estrella invitada, o al profesor Von Panzen en la aventura inaugural de Campeonio “El sidralón”. Si me permiten la confidencia, con sólo seis añitos, y a causa tan sólo de haber visto esta viñeta de Campeonio, ya estaba deseando soplarme una jarra de cerveza bien fresquita ¡sin tener idea del sabor que tenía! Ahí, a tan temprana edad, nació mi aún vigente amor por esa rubia espumeante y frescales.

PD2Los científicos de Raf
Los argumentos de Raf suelen, por lo general, moverse en el terreno de lo cotidiano. Así sucede casi siempre que la historieta tiene un desarrollo breve, de una página. Raf , como ya hemos dicho, necesita exponer la trama a lo largo de varias viñetas para crear el clima y el “tono” que le son propios y que necesita para transmitir al lector el humor de las situaciones. Lo maravilloso, lo chocante, suele reservarlos para las historietas largas en las que las peripecias pueden desenvolverse ante los ojos del lector convenientemente.
El resorte que Raf utiliza con mucha frecuencia para introducir los factores de “maravilla” necesarios para desencadenar acontecimientos aventureros y prodigiosos es la presencia del científico. En la confortable y monótona existencia del oficinista Olegario, por ejemplo, la presencia del profesor Pepinoff (a quien vemos aquí en una de sus primeras apariciones: Pulgarcito 1891, de 31 de julio de 1967) que va haciéndose más habitual con el paso de las historietas, supone la irrupción de hechos más o menos extraordinarios que dan lugar a la anécdota de turno. Es una figura, esta del científico, que Raf prodiga con la finalidad de dar lugar al “prodigio” que necesita para “animar” sus historias y que, con su habilidad exuberante, sabe plasmar en forma tan genial como la pareja de científicos que aparece en Campeonio y que no nos importa volver a mostrar aquí, o los de Otto Chuffen, el profesor Otto Rhino y su ayudante.

PD (no hay dos sin tres): Una curiosidad más: La visión del amigo

Los celos profesionales son algo más que legítimo y es difícil diferenciarlos de, por ejemplo, una justa reivindicación de equidad, por ejemplo. La espinosa convivencia de los profesionales en un mismo ámbito persiguiendo la consecución de un mismo fin puede provocar envidias y hasta odios. Este burgomaestre considera a Raf un profesional tan honrado, tan puro, que no puede concebir ninguna malicia en la viñeta que, extraída del Extra de Verano de Tio Vivo de 1970, muestra a un Ibáñez contando billetes de mil pesetas. Colegas desde el 57, no tengo dudas de que les unía una excelente amistad y que la imagen debe ser considerada una broma amable que juega con la idea de que Ibáñez, como creador de las series de más éxito, nada en el oro y la abundancia. Su expresión, de sana felicidad ilusionada, tan propia de Raf, que sabe retratar como nadie las expresiones efímeras, como esa otra, que tanto le gustaba utilizar, en la que un personaje aparece con los ojos cerrados, en ese instante en que una absoluta confianza en lo que está diciendo o haciendo, le permite ignorar cuanto le rodea, y que no presupone ninguna soberbia, ni fatua prepotencia, sino que es sólo el retrato del éxito momentáneo. De la misma historieta de Doña Lío, es la viñeta que pusimos al principio de esta larguísima entrada y también esta en la que vemos una curiosa versión del botones Sacarino . Valga apuntar que fue este un Extra peculiar, recorrido todo él por la presencia de Pepe Gotera y Otilio que accedían en las primera páginas a ostentar la dirección de la revista y, en consecuencia, la llenaban de desastres. De modo similar a como Rompetechos, en el Almanaque para 1969 también de Tio Vivo, hacía lo propio. Pero esa es otra historia...

Despedida: Un artista del calibre de Joan Rafart i Roldán merecería el homenaje de, como mínimo, alguien más preparado y con más medios que este humilde burgomaestre, simple aficionado lector de tebeos. Pero mientras eso no suceda, uno, que no puede dejar de pensar que queda mucho por ver y por decir de la obra de Raf, seguirá desde aquí, intentando mostrar y compartir tan magnífico legado de un mago del dibujo y de un titán de la historieta, dominador del tono, del ritmo y del clima del humor en viñetas. Próximo destino : ¡¡Sir Tim!! Paradas en toda clase de estaciones y apeaderos, por supuesto.