Los sobrinos del tío Vázquez

Que el gran Vázquez desaparecía de vez en cuando, por causas de fuerza mayorcísima o , simplemente, porque le daba la gana es algo que se sabe. Que en Bruguera no tenían ningún escrúpulo en pasar los personajes de sus creadores a un dibujante cualquiera de la plantilla también es un hecho de sobras conocido. La unión de estos dos hechos conocidos produce un tercero: que al tío Vázquez le salían sobrinos que tenían que hacer sus páginas.
Como los sobrinos no podían firmar su trabajo por aquel entonces (Sanchís sí que acabaría haciéndolo, años más tarde, cuando hacía Anacletos para el Super Pulgarcito) saber quien dibujó estas páginas representa un pequeño ejercicio detectivesco. Escudriñando las viñetas con celo rabioso y con toda la prevención del mundo, este burgomaestre se atreve a aventurar que el responsable de estos dibujos no es otro que Torá.
El discutible interés de esta entrada se encuentra fundamentalmente en la serie de viñetas del encabezamiento en la que Feliciano afronta la deserción de su "padre" que le comunica un botones de la editorial. Estos juegos de intersección entre el mundo real y el mundo de papel eran frecuentes en Bruguera y los burgomaestres nos proponemos traerlos aquí a menudo. La particularidad de este en concreto radica en que, prácticamente, se está haciendo partícipe al lector de una información que, normalmente, sería materia reservada. La verdad, tanta franqueza sorprende bastante.






El caso es que la maquinaria Bruguera no se detenía ante ningún obstáculo y, en consecuencia, ahí tenían ustedes al bueno de Torá, haciendo lo que podía con la Abuelita Paz, con Feliciano y, en ocasiones, con alguna portada de Don Polillo (por ejemplo, la del número 28). El resultado no pasa de digno, pero se le agradece el esfuerzo realizado y que la revista, gracias a él, no presentara páginas en blanco. Las comparaciones no es que sean odiosas, son inevitables. Si no comparáramos unas cosas con otras, ya me explicarán cómo íbamos a intentar entender nada.
Para los amantes de los datos, decir que la serie de viñetas de Feliciano está sacada del número 28 de Gran Pulgarcito, y que la viñeta de la Abuelita Paz es del número 23 de la misma revista. Otros ejemplos del trabajo de Torá pueden encontrarse en bastantes números publicados entre verano del 69 y primavera del 70. Tras este periodo, el gran Vázquez (cuya producción había mermado hasta su casi desaparición) redobló sus esfuerzos y reapareció con nuevos bríos de esos.
PD: anda que como resulte que no era Torá, el sobrino...¡Menuda plancha!!