El gesto
Continuamos empeñados en rendir nuestro homenaje al 50º aniversario de la televisión española. La verdad es que la tele y los tebeos nos ponen como motos Ducati, o Sanglas, que eran, me parece, la de los de tráfico. En fin. Hoy hemos encontrado un gesto, que es el gesto del paso de la radio a la televisión, y que está en el patadón que le arrea Hermenegilda a su transistor, harta de la cantidad de publicidad que tiene que soportar oyendo la radio. "¡Vaya tostón!", dice.
Aquí Vázquez le ha tomado bien el pulso a la calle, y lo clava. España, que ya está siendo más país de futbolistas que de toreros, se pasa a patadas de la radio a la tele. Es el poder y la fascinación de la imagen, desde luego, pero también es el hartazgo de la novia o del novio pesado, que no deja de hablar ni un minuto, que está continuamente recomendado productos, lugares... A la señora que tiene que soportar la absurdidad de vivir encerrada en su casa, como quien está atrapado en una viñeta, le fatiga ese tostoneo publicitario radiofónico, que entonces se llamaba "guía comercial", y busca la distracción en estado puro en la novedad de la tele, en la ilusión de querer ser moderna, porque ser moderno y estar vivo ya hace tiempo que son sinónimos. España es un país de pobres de siempre, y de tullidos de guerra, y de encarcelados de posguerra, que les han cambiado la cartilla de racionamiento por el televisor. Al principio de su aparición en España, la televisión no está muy claro que vaya a servir de gran cosa, o que vaya a ser para bien, y casi que es mejor seguir haciendo pasar racionamiento por racionalidad, y por eso el Caudillo en su mensaje de fin de año o de navidad de 1955 les explica a los españoles a través de la radio lo mala que es la televisión: "las ondas de televisión agrandan las ventanas de nuestras fronteras y los vientos del exterior corrompen la pureza de nuestra atmósfera". Luego, no, luego va a haber tele en España, y va a inaugurarse el 28 de octubre de 1956, entonces fiesta de Cristo Rey, y va a empezar sus emisiones regulares al día siguiente, fecha del vigésimo tercer aniversario de la fundación de la Falange, y así bajo el amparo de la Iglesia y del glorioso Movimiento nacional, las señoras gordas que viven en la soledad de un piso con hermana vestida de negro y lámpara de mesa, y marido que no aparece en una sola viñeta, quizá porque está en en Carabanchel, o así, digo que las mujeres solitarias y la gente en general le dan un buen patadón a la radio porque ya no quieren oír hablar más, que lo que ahora quieren es ver. Al final de esta historieta, Hermenegilda va a confundir la tele con una lavadora, que era otra novedad, o casi, y otro artículo de lujo; sin embargo, Vázquez, que es el dibujante, no ha confundido para nada la lavadora y la televisión, al contrario, ha visto venir con la clarividencia que da ese otro gesto del dibujo a la inteligencia humana, que ambas, lavadora y televisión, van a terminar teniendo la misma finalidad.
(Ah, esta historieta de Las Hermanas Gilda ha sido tomada de un Pulgarcito con fecha del 3 de agosto de 1959, núm. 1.474; núm. reg. 2; año XXXIX; uno de los programas estrella de aquellos días era Te Quiero Lucy; anda en inglés por el e-mule. La info sobre nuestra tele la hemos encontrado esta vez en un libro guiri: Le televisión del mondo. Un panorama da 110 paesi, por Guy Hennebelle, Janine Auvrard y Aruna Vasudev, ed. Lupetti & Co., 1989, trad.)
Aquí Vázquez le ha tomado bien el pulso a la calle, y lo clava. España, que ya está siendo más país de futbolistas que de toreros, se pasa a patadas de la radio a la tele. Es el poder y la fascinación de la imagen, desde luego, pero también es el hartazgo de la novia o del novio pesado, que no deja de hablar ni un minuto, que está continuamente recomendado productos, lugares... A la señora que tiene que soportar la absurdidad de vivir encerrada en su casa, como quien está atrapado en una viñeta, le fatiga ese tostoneo publicitario radiofónico, que entonces se llamaba "guía comercial", y busca la distracción en estado puro en la novedad de la tele, en la ilusión de querer ser moderna, porque ser moderno y estar vivo ya hace tiempo que son sinónimos. España es un país de pobres de siempre, y de tullidos de guerra, y de encarcelados de posguerra, que les han cambiado la cartilla de racionamiento por el televisor. Al principio de su aparición en España, la televisión no está muy claro que vaya a servir de gran cosa, o que vaya a ser para bien, y casi que es mejor seguir haciendo pasar racionamiento por racionalidad, y por eso el Caudillo en su mensaje de fin de año o de navidad de 1955 les explica a los españoles a través de la radio lo mala que es la televisión: "las ondas de televisión agrandan las ventanas de nuestras fronteras y los vientos del exterior corrompen la pureza de nuestra atmósfera". Luego, no, luego va a haber tele en España, y va a inaugurarse el 28 de octubre de 1956, entonces fiesta de Cristo Rey, y va a empezar sus emisiones regulares al día siguiente, fecha del vigésimo tercer aniversario de la fundación de la Falange, y así bajo el amparo de la Iglesia y del glorioso Movimiento nacional, las señoras gordas que viven en la soledad de un piso con hermana vestida de negro y lámpara de mesa, y marido que no aparece en una sola viñeta, quizá porque está en en Carabanchel, o así, digo que las mujeres solitarias y la gente en general le dan un buen patadón a la radio porque ya no quieren oír hablar más, que lo que ahora quieren es ver. Al final de esta historieta, Hermenegilda va a confundir la tele con una lavadora, que era otra novedad, o casi, y otro artículo de lujo; sin embargo, Vázquez, que es el dibujante, no ha confundido para nada la lavadora y la televisión, al contrario, ha visto venir con la clarividencia que da ese otro gesto del dibujo a la inteligencia humana, que ambas, lavadora y televisión, van a terminar teniendo la misma finalidad.
(Ah, esta historieta de Las Hermanas Gilda ha sido tomada de un Pulgarcito con fecha del 3 de agosto de 1959, núm. 1.474; núm. reg. 2; año XXXIX; uno de los programas estrella de aquellos días era Te Quiero Lucy; anda en inglés por el e-mule. La info sobre nuestra tele la hemos encontrado esta vez en un libro guiri: Le televisión del mondo. Un panorama da 110 paesi, por Guy Hennebelle, Janine Auvrard y Aruna Vasudev, ed. Lupetti & Co., 1989, trad.)
5 Comments:
Sensacional entrada, compañero. ¡Piramidal! ¡Insuperable! ¡Certerísimo!¡Bravo! (Y dicho sea esto sin apasionamiento, que conste). ¡Que me ha gustao, caramba!
Ja, ja, ja. Compañero, que este sábado ya iba a pagar las birras, no hace que me lo recuerdes tan discretamente...
Anda que menudas timbas se montan ustedes en el Ave Turuta...¡Cómo les envidio!
Tan solo unas pintas semanales, amigo Gordito, no se crea usted... Si para usted por Barcelona háganoslo saber, que se tomará unas con nosotros.
No se vuelve hablar de esas birras?
Pues aquí hay otro que con "sus permisos" se apuntaria.
Publicar un comentario
<< Home