Canuto, de García Lorente
Canuto es un trapero un poco como los que pintaba Baroja en La Busca; pero, por inherencia, por dibujarlo García Lorente, es un trapero de Barcelona. En Barcelona, eso casi todo el mundo lo sabe, hoy ya no hay cosas feas, como los traperos, porque están absolutamente prohibidas por el ayuntamiento. Barcelona es una ciudad ideal, pues no en vano es la capital una Cataluña ideal, que es de la que tanto se habla últimamente. Todo esto tiene algo de platónico, desde luego. Pero más que de Platón, uno de lo que se ha puesto a hablar es de traperos, buhoneros y chamarileros… Ah, y un poco de Barcelona, como siempre. De Barcelona y de Bruguera. Barcelona está en las viñetas de los dibujantes de Bruguera, y la verdad es que no se la ve poco. Está en Raf, y mucho en sus taxis y en sus paseos; está en Iranzo, en la Familia Pepe, por supuesto, y está en García Lorente, que cuando lleva a pescar a la mar a su Máximo Mini (uno de los últimos personajes que hizo para Bruguera), lo planta en el hormigón del Rompeolas.
Canuto fue el primer personaje que García (así firmaba entonces) le hizo a Bruguera. Canuto y Máximo Mini son personajes en los dos extremos de su carrera en Bruguera, y se parecen a primera vista en que ambos son personajes con pajarita, como los es Anacleto y lo es también Filemón. Ya sé que no es lo mismo una pajarita en un trapero que en un detective, pero en cualquier caso hay un punto de disparate en ponerse una pajarita, y esto lo pillaron al vuelo los dibujantes de humor. La pajarita es la corbata de los que van a bailar el charlestón, lo que indica el nivel de chifladura que su uso requiere.
Canuto es un trapero con boina y pajarita que se pasa la vida buscando tesoros, y lo que encuentra es una jaula con un canario o unas grageas para la garganta. Canuto, como todos los personajes de Bruguera de aquella época, anda buscando tesoros pero de lo que anda falto es de amigos. Quizá por eso, cuando se hace con 25 pesetas decide gastárselas enteras en vino: “¡Vaya cogorza que me espera esta noche con estas 25 pesetas!”. A Canuto su ángel tutelar le afea su inclinación al dispendio, pero no la vocación por la delicia del bebercio: “¡Porque mientras tu gozas de la delicia de empinar el codo, muchos seres la están pasando más negra que un carbonero!”. Canuto, cuando se cabrea, es capaz de cargarse a hachazos a su ángel de guarda. Los traperos tienen esos arranques de mal genio, y esa debilidad por el vinagre. Pero para buhoneros envinagrados y avinagrados los de la Taberna fantástica de Sastre. No va a ver más traperos en Bruguera después de Canuto, hasta que lleguen Segis y Olivio de Rovira; y éstos ya vienen de Vázquez y de lo hippie. Canuto es trapero como es indigente Carpanta, y como es malévola Doña Urraca, y Segis y Olivio eran traperos como eran detectives Anacleto y su jefe, o como eran hermanas Leovigilda y Hermenegilda.
Canuto, se encuentra un libro de terror y se lo lleva Heliodoro Hipotenuso, el personaje de Vázquez, del mismo modo que Heliodoro se había ofrecido al Gordito Relleno para instalarle una antena en la radio. Los personajes de esta época de Bruguera, esto ya se ha dicho arriba, son unos solitarios que tienen que buscar a sus amigos en las historietas de los otros dibujantes. Y tampoco les sale.
Canuto se presenta en casa de Heliodoro con el libro y se lo lee entero, y le mete tanto miedo en el cuerpo que lo deja convertido o reducido a un esqueleto, y mientras, García Lorente aprovecha para recordarnos en ocho viñetas que toda esa pandilla de dibujantes de Pulgarcito de donde viene es del dibujo animado.
(Las viñetas de miedo proceden del núm. 80 de la Biblioteca Cómica Pulgarcito, historieta: “Canuto quiere quedar bien”; Canuto persigue a su ángel en la historieta “Canuto da una limosna”, del núm. 89 del Álbum Infantil Pulgarcito, y le prende fuego a su casa en “Canuto hereda”, en el núm. 55 del Álbum Infantil Pulgarcito.)
3 Comments:
Así es.
Bien lo cuentan.
García Lorente... ¡grande! Ya lo era en "Nicolás" (y, ¿recuerdan?, lo siguió siendo en el acratón "El Papus").
¡Qué buen rescate!
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E ilustró algunas portadas de una colección de humor llamada "El Papagayo" donde se recopilaban obras de Jardiel Poncela, Jorge Llopis, Tono y demás humoristas injustamente olvidados.
Y el Club de la Sonrisa, qué gran biblioteca. Ay, amigos Jesús y Gordito, resulta que uno se ha pasado media vida leyendo el Papus y la otra media a Jardiel, y encima pretende que le quede otra media para leer todo lo que le falta.
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