La transformación
Hoy se cumple un año del hundimiento del barrio del Carmel, y anda ese sitio, según nos cuenta nuestra amiga periodista, hecho un circo, con sus unidades de televisión ambulantes, sus colegios recién inaugurados y sin acabar... Ya se sabe, las cosas no se destruyen (ni se crean), sino que se transforman como Mortadelo, o así.
Esta mañana de lluvia y de Barcelonas (nos referimos a la Barcelona a la que le pasan las cosas y a la otra que la mira por televisión), hemos buscado cobijo en los dislates de La Familia Cebolleta, y de este modo otra vez nos hemos puesto a pensar en lo mucho que hay de vazquismo en Ibáñez. Claro, con los tebeos en la mano resulta evidente. También la idea del disfrazarse de Mortadelo fue otro regalo de Vázquez, ya lo dijo Ibáñez, en efecto, y alguien lo ha recordado en un comentario de este weblog o lo que sea. De Vázquez, en realidad, viene casi todo el tebeo contemporáneo español, y más cuando se reclama tributario de Ibáñez.
En el caso de Mortadelo, en su transformarse, lo que hay es un Rosendo Cebolleta llevado al límite de lo que puede que sea la vulgaridad en el sentido etimológico de la palabra (que tampoco es muy bueno...). El asunto es que Mortadelo, sin habérselo buscado, viene de Rosendo Cebolleta; pero así es. La diferencia residen en que a Rosendo, el estado de ánimo es lo que le dibuja el cuerpo, acaso porque Vázquez es dibujante de profundidades y no se detiene a pensar en lo que dibuja, sino que lo siente en la mano y lo deja plasmado. Pero lo que en Vázquez es puro expresionismo, en Ibáñez va convertirse en chascarrillo, o en un efecto recurrente, que acaba siendo lo mismo. En Vázquez, las transformaciones de Rosendo pasan con naturalidad, y uno las lee sin apenas percibirlas. El Rosendo avioneta, o el Rosendo gusano..., no están dibujados para provocar la carcajada sino para intensificar la emoción (claro, de una manera humorísitica), de lo que le está ocurriendo. Rosendo se metamorfosea víctima de su excitación nerviosa, y ahí tiene algo de superhéroe de los de Lee. Pero Mortadelo, no. Mortadelo se transforma a voluntad, se ha hecho con el control de la fórmula, y es esta autoconsciencia lo que le devalúa y lo que le estandariza, y le industrializa, y por eso decíamos que se vulgariza. Lo que en Vázquez era sencillamente estilo, en Ibáñez va a convertirse en truco y en kitsch, que tampoco está nada mal.
En el caso de Mortadelo, en su transformarse, lo que hay es un Rosendo Cebolleta llevado al límite de lo que puede que sea la vulgaridad en el sentido etimológico de la palabra (que tampoco es muy bueno...). El asunto es que Mortadelo, sin habérselo buscado, viene de Rosendo Cebolleta; pero así es. La diferencia residen en que a Rosendo, el estado de ánimo es lo que le dibuja el cuerpo, acaso porque Vázquez es dibujante de profundidades y no se detiene a pensar en lo que dibuja, sino que lo siente en la mano y lo deja plasmado. Pero lo que en Vázquez es puro expresionismo, en Ibáñez va convertirse en chascarrillo, o en un efecto recurrente, que acaba siendo lo mismo. En Vázquez, las transformaciones de Rosendo pasan con naturalidad, y uno las lee sin apenas percibirlas. El Rosendo avioneta, o el Rosendo gusano..., no están dibujados para provocar la carcajada sino para intensificar la emoción (claro, de una manera humorísitica), de lo que le está ocurriendo. Rosendo se metamorfosea víctima de su excitación nerviosa, y ahí tiene algo de superhéroe de los de Lee. Pero Mortadelo, no. Mortadelo se transforma a voluntad, se ha hecho con el control de la fórmula, y es esta autoconsciencia lo que le devalúa y lo que le estandariza, y le industrializa, y por eso decíamos que se vulgariza. Lo que en Vázquez era sencillamente estilo, en Ibáñez va a convertirse en truco y en kitsch, que tampoco está nada mal.
(Vale, el Rosendo gusano procede de El DDT núm. 497, núm. reg. 74, año X, fecha 21 nov. 1960; el resto ha sido tomado de el Olé núm. 4 : "La Famlia Cebolleta. ¡Problemas por doquier!", año 1979. Las referencias: Rosendo avioneta: "Lamentable despiste"; Rosendo olímpico: "A cada uno lo suyo"; Rosendo pesadilla: "¡Otra pesadilla de Rosendo!"; Rosendo oreja/trompetilla: "Desilusión"; Rosendo orejas de asno: "Un error... de fechas", y Rosendo serpiente: "¡Rosendo el Hipocritón!".)
14 Comments:
Pues sí, compañero, Vázquez excede los límites estilísticos del cómic en aras de la expresividad. Sus personajes se transforman exteriormente para que visualicemos sus cambios de estado de ánimo del modo más imaginativo y eficaz posible. Las transformaciones pueden ser sólo de sus rasgos originales o llegar a convertirlos (como en los ejemplos propuestos) en algo diferente, pero sin dejar de ser ellos mismo. Es una manera de enseñarnos la diversa variedad de "yoes" que todos contenemos dependiendo de las circunstancias. En un momento dado podemos ser ladinos como víboras, veloces cual rayo o ser, enteramente, una oreja ávida de escuchar. El acierto con el que ejecuta Vázquez estas suertes es propio del genio. Y como el tema que has propuesto es tan suculento, con tu permiso me propongo poner otra entrega con personajes vazquianos transformándose, brusca y mágicamente, en puro lenguaje visual.
¡¡Ya estoy deseando verla y leerla!! Ah, qué joya lo de Escobar y la televisión, compañerazo.
Bueno, discrepo ligeramente de lo que exponen los amigos blogeros en cuanto a la "vulgarización" del recurso del disfraz en Ibáñez (sea cual sea el sentido que le demos al término).
Aunque ya he escrito un artículo sobre el tema para un fanzine exclusivo sobre Ibáñez que se va a publicar de aquí a unos meses, adelanto algunas ideas.
En primer lugar, la utilización del disfraz en el sentido en que lo hace Vázquez me parece la máxima expresión de la metáfora visual, recurso inherente a la esencia misma del cómic y, por tanto, difícilmente atribuible a un único autor.
La idea del disfraz para Mortadelo fue una imposición de Rafael González a Ibáñez, dicen que influido por la afición a disfrazarse del Conde de Montecristo (auténtica pasión de González). De todas formas, tanto por la admiración que el directivo y el dibujante sentían por Vázquez, no es de extrañar que éste fuera el referente directo de Ibáñez.
No obstante, conviene aclarar, como ya nos muestra Fernández Soto en su libro "El mundo de Mortadelo y Filemón", el disfraz en la primera época de Mortadelo, lejos de ser algo meramente decorativo, exterioriza también estados de ánimo como la frustración, alegría, pena, euforia...Tal vez la "industrialización" de la que se habla vino después.
Sin embargo, incluso cuando el disfraz en Mortadelo no llegó a ser más que un elemento visual llamativo (no creo que esto sea algo negativo para un arte visual como es el cómic, y menos si el público era "prioritariamente infantil), encontramos en el desarrollo del "disfraz Ibáñez" un grafismo impecable, un barroquismo a veces asombroso y una creatividad que sigue sorprendiendo al lector, incluso en estos últimos (y horribles) álbumes que está sacando últimamente.
Junto a disfraces más estándares, Ibáñez sigue vistiendo a su criatura de Luis XVI, de insecto extraño pero anatómicamente reconocible por biólogos...con un efectismo visual que raramente hubiera conseguido Vázquez (en cuanto a ornato, no en cuanto a plasticidad y habilidad técnica), quizá por la suelta y elegante desnudez a la que tendía don Manolo Vázquez.
Quede aquí mi comentario para reivindicar a Francisco Ibáñez que, a través del recurso del disfraz,consigue el rasgo que definirá su carrera profesional: recoger la herencia brugueriana ya existente, pasarla por el colador de la hipérbole, hasta reformularla para convertirse en su máximo representante.
Bienvenido sea tu comentario, amigo Chespirot. Cuantos más puntos de vista coincidan en este weblog, o lo que sea, mucho mejor para todos, y encima si son tan fundamentados como el tuyo. Esperamos tener (o dar lugar) a muchos debates sobre la obra Ibáñez, pues ésta nos apasiona como hija de uno de los más populares dibujantes de Bruguera que fue (ahora lo es de B, claro)y asimismo como producto de una forma salvaje de entender el negocio editorial. Lo de la transformación en los personajes, la de Rosendo y la de Mortadelo, pero también la de Pancracio Trapisonda, y la de tantos otros..., nosotros hemos pensado alguna vez que quizá hubiese que buscar algún origen en los viejos dibujos animados americanos, nos referimos al brazo yunque o martillo del Popeye espinacado, dessde luego, pero también a las fábulas de Esopo que salían del estudio de Van Beuren y todo aquello, aunque aquí abundaba la deformación sobre la transformación, aún así creemos que es la misma pista. Uf, quizá este comentario sea el punto de partida para currarse un post más elaborado. Bueno, disculpa el tostón. Ah, y por favor, mantennos al corriente de la aparición de ese fanzine dedicado monográficamente a Ibáñez, pues ¡tiene una pinta excelente!
Sí, en realidad, eso de transmutarse se daba cantidad en la Antigüedad clásica esa (que se lo pregunten a Zeus)...Serán informados del Fanzine, descuiden, jeje.
Hombre, nos referíamos a los dibujos animados; pero claro, tienes toda la razón, también hay mucho de esto en Ovidio.
Con permiso...
Yo creo que el disfraz en Mortadelo es algo más preconcebido que en los casos citados de Vázquez. De hecho sabemos que el personaje primitivo los sacaba de su chistera para colocárselos. El disfraz en el caso de los personajes vazquianos como bien se ha dicho no es puramente un disfraz, sino más bien un refuerzo gráfico con un tratamiento mucho más ligero que el que hace Ibáñez.
Por cierto, amigos, para hablar de disfraces he estrenado para mi nombre un trajecito azul con una raya para no ser menos que algunos de Vds. ¿Lo cogen?
¡Gordito, nos da usted una verdadera alegría! Le garantizamos que no le faltara nuestra visita y nuestra amistad, y todo cuanto esté en nuestra mano ofrecerle.
Bueno, bueno...Siento decirles que no voy a tener tiempo de poner muchas cosillas, es más, el tiempo que tengo para navegar por internet lo paso exclusivamente en su página, así que no se preocupen por mi blog, en realidad era sólo para presumir...jeje
Es más, si ustedes lo quieren para algo ahí lo tienen a su entera disposición, faltaría más...
PArticularmente estoy más de acuerdo con Chespiro que con los señores Burgomaestres. El recurso del disfraz en Mortadelo y el recurso a la metáfora visual (en vázquez e Ibáñez) no se pueden meter en el mismo saco. De hecho, Ibáñez utiliza los dos recursos en sus historietas de principios de los sesenta. Siguiendo fielmente el camino de su maestro vázquez (también porque le dijeron en sus comienzos que lo imitase), IBáñez usó durante una etapa esas metáforas con que tan bien habeis ilustrado el artículo. Buscad en historieras de Mortadelo y FIlemón y hallareis soluciones muy parecidas a las de vázquez, algunas incluso, van un paso por delante en extravagancia: Filemón modulando su voz con un mando en el pecho, como si manejase una radio; Al "partirse de risa", a filemon o a mortadelo se les ve la bisagra que les une las dos mitades del cuerpo; para enfatizar una orden, a Filemón se le dispara el brazo dejando ver un muelle; o para ordenar que se calle, le cierra la boca con una cremallera a su empleado. Todos estos ejemplos os pueden aportar un punto de vista distinto sobre el trabajo del discípulo, sin demérito alguno para el genio de vázquez.
De acuerdo, amigo Migsoto. Pero en definitiva, lo planteabamos como una cuestión de estilo, y estilo por estilo, para qué vamos a ocultarlos, aquí somos muy de Vázquez.
Apúntenme...
... si lugar hubiera.
--
Jesús Cuadrado (maestro y amigo), apuntado.
off-white
jordan shoes
adidas nmd
curry 4
nike lebron 15
nmd
air max
moncler outlet
coach factory outlet
moncler jackets
Publicar un comentario
<< Home