Facundo da la vuelta al mundo
A nosotros lo que nos da una rabia tremebunda es que se entierre antes a los vivos que a los muertos; por eso, lo que no podemos perdonarle a un libro sobre Bruguera no es que dilapide una buena porción de sus páginas en una burocracia de colegial aplicado que hace unas fichas de identidad de los personajes, y en ellas detalla, por ejemplo, el estado civil de Sir Tim O'Theo, como si Sir Tim o cualquier otro personaje tuviese otro estado que el estado de quien los lee, o que se dilapide en el libro otra buena parte de su espacio en datos de alamaque zaragozano o de crónica del mundo de Plaza & Janés, para que el lector se sitúe en la anécdota de la Historia, en vez de sumergirle en la esencia del asunto. Lo que nos tumba de espaldas, veníamos diciendo, es que se entierre a los dibujantes en vida y se ignore, por ejemplo, a Gosset.
Gosset es media Bruguera, como Vázquez es la otra media, y Cifré la otra media, y Peña la otra media, y Conti la otra media, y así hasta acabar la lista... Durante un tiempo, se abrió con Gosset el Tío Vivo, por ejemplo, con su Hug el troglodita en portada, y antes de Hug, Gosset ya llenaba tebeos casi enteros con sólo sus historietas y sus chistes de hombrecillos a veces un poco Manolo Gómez Bur. El hombre de Gosset es un hombre que espera en pie ante una puerta o junto a una mesa, un hombre que quiere pasar disimulado entre los objetos, y por eso se ha quedado como parado, y también por eso se ha dejado ese bigote objeto, ese bigotillo rectangular y hasta cuadrado, que es, desde luego, el bigote de una madurez sobrevenida, el bigote de alguien que viene para tomarse la vida en serio, y se pone esa modesta tira negra sobre la boca, para no llamar la antención y para que no se le escape la risa.
El aventurero Facundo es el típico hombre Gosset. Facundo, que es el hombre objetualizado, el señor que guarda en el llavero las llaves de su casa y las de la oficina, aquí se pone de manga corta y se va a dar la vuelta al mundo con las llaves en el bolsillo. La serie Facundo que da la vuelta al mundo empieza en didáctico, y en sus primeras aventuras Gosset le explica más o menos a la chiquillería por dónde anda, que si en las playas jamaicanas, que «en sus tiempos andaban atiborradas de piratas», o «en la parte norte de los Estados Unidos, en la región de los Grandes Lagos». Luego Facundo va perdiendo este prurito instructivo, pero sigue viajando alrededor del globo, con su salacot de aventurero de rifle sin rifle y sin armas de fuego. A Facundo, lo que le pega es una caña de pescar, y por eso se la dibuja tanto Gosset. A Facundo, Gosset lo trata como los dibujantes de tiras de diario tratan sus temas, apurándolos, buscándoles día tras día el último de sus matices, y de este modo Gosset dibuja tacadas seguidas de Facundo en el desierto, de Facundo y las serpientes encantadas de la India...
Gosset es un dibujante por encima del dibujo, y por eso no necesita dibujarse demasiado, detenerse en el trazo, ese dibujo no le conviene mucho a sus personajes. Gosset, cuando dibuja a un hombrecillo, está dibujando sobre todo a ese hombre y a su silencio, y eso lo que nos fascina de Gosset, ese silencio mineral que hay dentro de sus hombrecillos.
Luego Gosset se cansará de dibujar a Facundo aquí y allá, o a lo mejor es que se lo piden en la empresa, y le pondrá un acompañante, un chino con coleta, que se llama Lío Chin-Chin. Y como en España todos los acompañantes tienen algo de Sancho Panza, Lío va hablar con «plovelbios chinos» que son refranes de toda la vida pronunciados con la letra ele. Lo malo es que Facundo con la compañía del chino parlanchín va a perder lo más sustancial de su personalidad, el silencio, que ya hemos dicho que es un silencio/Gosset.
Facundo, que había viajado de polizón a lo largo de un buen puñado de aventuras, al salirle este subordinado va convertirse en capitán de barco, y ya no es lo mismo una manera de viajar y otra, y hasta resulta un punto inverosímil, porque Facundo conserva permanentemente su aspecto de polizón del globo terráqueo. Facundo es el hombre traicionado por el mundo, obligado a aceptar compañía y responsabilidades. Por eso de niños preferíamos el Facundo solitario al Facundo de Lío. Este acompañante chino, que ha llegado para darle pie a Facundo en el gag, va a ser en realidad quien desvirtualice al pobre personaje, porque no era el gag lo que Gosset nos mostraba con Facundo, sino el hombre y su silencio en medio del mundo.
(Ah, la viñeta que hay sobre estas líneas, donde Facundo se queja de Estados Unidos, el país de la libertad, procede del Tío Vivo, núm. 342, año X, con fecha del 25 de sept. de 1967; en la que se compara con Kung-Fu ha sido tomada del Din Dan núm. 328, año X, época II, fecha del 27 de mayo de 1974; la de la luna sale del Din Dan núm. 222, como las galletas que se piden por su número, con fecha del 15 de mayo de 1972, y las dos restantes vienen del Din Dan núm. 323, año X, época II, fecha del 22 de abril de 1974).
19 Comments:
Es un off topic considerable, pero quiero hacer notar a los burgomaestres que ha sido empezar este blog y aparecer el pedrusco-espía en Rusia, aparato evidentemente sacado de alguna viñeta de Mortadelo o Anacleto. El espiritu del Tiempo, que dicen...
Sí, sí, ud. ríase; pero los ingleses se lo han tomado a pecho. ¡Un caso para el Sir!
¡Ahí queda eso! Gosset reivindicado y Facundo mostrándonos de nuevo su eterno salacot. Un fuerte aplauso para el Burgomaestre: (PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS....)
Y un dato curioso en la firma de este autor: GOSSE terminado con un lápiz en su última etapa brugueriana y GOSSET en sus inicios. Aunque parece ser que el apellido es Goset.
Entre tantos personajes cuyas desventuras se desarrollaban siempre en un mismo entorno (el caso extremo sería la 13 Rue del percebe) Facundo representaba para mí la libertad más absoluta: un individuo que se mueve por todo el mundo, libre de toda atadura... salvo la de ser un monigote de Bruguera, una carga de la que jamás podrá liberarse. Bueno, y luego la del pesado de Lío Chin-Chin...
A pesar de todo, recuerdo que yo de pequeño quería ser Facundo para dar la vuelta al mundo.
Totalmente de acuerdo, amigo Señor Ogro. A los burgomaestres nos ha pasado lo mismo, o así. Hemos querido ser tantas veces algún personaje de Bruguera, que fíjate, así, en plan Quijote, de tanto querer serlo, y de tanto leer las modestas caballerías de Sir Tim, hemos acabado creyendo que somos ¡¡¡unos burgomaestres!!!
>>>parece ser que el apellido es Goset>>
Hasta donde yo sé...
Gosset (Jordi Goset i Runio)
--
En el listín telefónico de Barcelona aparece un Jorge Goset Rubio, podría ser él. A pesar de tener un cierto peso desde mi punto de vista en Bruguera, no pasa por ser de los más reconocidos hasta el punto que en la publicación Bruguelandia que recogía datos de la vida y obra de los autores no me consta que le dedicasen ningún especial.
Misterios sin resolver...
Bruguelandia...
... se hacía a toda leche.
--
Ya, y en un derrape de esos, descabalgaron a Gosset. Una putada. Pero bueno, estamos aquí para escribir, no para llorar.
Don Armando me comentó que la cosa se empezó con ilusión; pero que se desinfló muy al principio; y ya luego la cosa fue cuesta abajo y en la rutina habitual de aquella época...
---
Una pena, porque era un proyecto tremendamente interesante. A mí, el afán por conocer Bruguera me lo despertó Bruguelandia
Es que yo creo que una cosa era el amor por el humor dislocado (es decir, la angustia vital de acratones como el citado Matías Guiu -a quien conocí; y a su esposa, tan encantadora- y el grupo de autores que citan/mos y recitan/tamos los amigos Burgos) y otra el enfrentamiento a los oficinistas que derivaron de los grandes como Bayona: había que acabar el tebeo sin más; y pasar a la imprenta.
Es lo que echo de menos, si me permiten ustedes, cuado se habla de Bruguera (y no hablo de esta página): falta contexto de vida; del discurrir diario.
Me parece... si les parece; y con respeto.
---
Jesús, nosotros podemos contextualizar desde afuera, pero tú que los has conocido y tratado puedes contextualizar desde dentro. Sabes de sobras que, al igual que todos nuestros visitantes, tienes abiertas nuestras puertas de par en para para colocar en una, en mil, entradas lo que te parezca oportuno. Eso nos ayudaría una barbaridad en el sentido en que indicas en tu comentario.Y por lo que a nosotros respecta, intentaremos conocer a dibujantes, entrevistarlos para este weblog o lo que sea, y así poder hablar del contexto con conocimiento y contribuir a dibujarlo.
Sufrirán mucho.
Ustedes, digo.
Cuando les entrevisten.
Apenas recuerdan; y lo que recuerdan no lo valoran en la medida en que ustedes lo valorarán.
Sí, ya lo sé: ya sé que ustedes lo saben; que soy obvio.
Sólo dije, digo, que... sufrirán.
(No importa: yo a ustedes les querré igual por intentarlo).
---
Sufriermos en ese apecto, es posible, incluso podemos volver decepcionados, siempre pasa, o casi; pero esa sed de ver siempre más allá...
ROMPO UNA LANZA POR LÍO CHIN-CHIN
TAL COMO ESTA EL TEMA NO RECONOCIENDO SU LABOR EN LAS HISTORIETAS....! Y EN LA VIDA REAL!
Ahí tienes razón, amigo Jimmy. El amigo Lío debe andar a hora en su todo a euro añorando los grandes viajes con Facundo...
A mí me gusta Lío. Tiene su gracia. Y Facundo cuando iba solo también me gustaba... aunque siempre se me hiciera pesado que estuviera de náufrago o en el desierto continuamente... y sin encontrarse nunca con Anacleto.
Pero estoy de acuerdo en que los personajes de Gosset son objetos, son elementos directos para hablar sobre un tema... sobre "qué hacer el domingo" (es como un monólogo de un monologuista de la tele de esos que hacen tanta pero tanta gracia... pero con gracia y que se acaba en cuatro páginas). O las incontables aventuras de Hug El Troglodita en un espacio vacío, un desierto de piedras de la edad de piedra, mientras Hug reflexiona sobre si no sería mejor evolucionar de Homo Burrus a Homo Sapiens y de ahí pasar a la Sociedad de Consumo. Montones de historietas siempre iguales, siempre diferentes, demostrando cómo el mínimo de elementos puede dar el máximo de comicidad.
Y a mí el tocho de Antoni Guiral también me ha decepcionado. Es la primera vez en años que me dejo un libro a medias... por no decir que nunca me había dejado un tebeo a medias... el retroprogresismo impide que me concentre en la lectura.
Publicar un comentario
<< Home