Las afueras de Figueras

Admiramos a Alfons Figueras, que es el más pulp de eso que ahora se llama la factoría Bruguera. De Figueras en este weblog o lo que sea hablaremos todo lo que podamos, y también de su siglo XX, que en Figueras es tan antiguo, que hasta parece el XIX. Figueras dibuja pensando en seriales a lo Fantomas y a lo Fu Manchú, pero como dibuja para niños, o eso le piden, se inventa un héroe y lo hace pequeñito y le llama Topolino, que antiguamente era sinónimo de moderno. En Figueras está la paradoja de que lo más moderno resulta antiguo, incluso preclásico. Figueras es el que más sabe de pulp, que es lo que hoy se vende en los comercios y en los blogs de frikismo, y sin embargo muchos lectores de pulp no han visto, teniéndolas ante sus propias narices, esas viñetas de Figueras con seres fantasmagóricos, auténticos malignos, fantasmas del abismo, villanos en skijama y antifaz, robots de dimensiones humanas, pasadizos subterráneos, galerías secretas, doctores que se llaman Sí (con Sí de Siniestro)...
Alfons Figueras, como vive en irónico, esconde toda su modernidad entre unos polis vestidos a lo poli de la Keystone. Figueras es un ironista que escribe en serie B, pero que dibuja en cine cómico, y con eso confunde al lector de sus tebeos.
Su personaje Topolino aparece a menudo leyendo novelas de ciencia-ficción y de terror, y a veces les explica los personajes que se acercan a sus viñetas que su vida es un folletín. Figueras dibuja la literatura folletinesca consciente de que ya pasó, y por ahí se le escapa un reguero de melancolía, que mucha gente ha confundido con ingenuidad.
A Figueras, nosotros lo leemos a altas horas de la noche que es su mejor hora, y así, en medio de la noche de la ciudad, iluminada en sus casas, en sus comedores, en sus televisores, nos estremecemos con unos Super Mortadelos en la mano, reparando por enésima vez
en lo mucho que le gustan a Figueras los descampados del extrarradio. Topolino, Adolfo, Aspirino y Colodión... no se van al campo-campo-sipilitranco, o al bosque, como por ejemplo los personajes de Vázquez; los muñequitos de Figueras perefieren las afueras suburbanas. En los solares de Figueras, siempre hay un bloque de edificios al fondo, o unas vías de tren, o los conductos de unas cloacas enormes... Este gusto suburbano de Figueras, este gusto duro de hormigón, este mostrar la linde de donde la civilización acaba, este Figueras que parece que dibuje con muñequitos de plomo...

(Claro, claro, las dos viñetas en color proceden de la aventura de Topolino, titulada «Melodía infernal», aparecida en el Almanaque para 1974 de Mortadelo; la viñeta donde están los hombres del doctor Sinietro colocando una bomba con un terrible explosivo ha salido de una aventura de Topolino publicada en el Super Mortadelo núm. 41, año 1975; y la restante, que es la primera de este post, pertenece a la aventura de Topolino «Fantasmas agrícolas», aparecida en el Super Mortadelo, núm. 18, año 1973.)