Reyes del pasado/futuro

Los burgomaestres estamos "empeñarroyados", hay que reconocerlo, en celebrar la noche de Reyes. Será porque a Peña le iba mucho dibujar reyes, reyecitos y reyezuelos o, en general, hacer dibujos decorativos siempre que podía evadirse del retrato de la clase media que significaba "Don Pío". El caso es que, dada la fecha del año en que estamos, no podemos sustraernos a la magia de los monarcas de la ilusión que viajan a lomos de camellos por obra y gracia de los Grandes Almacenes (o de las Grandes Esperanzas o de los Almacenes de Antigüedades, que, sin tener nada que ver, algo de dickensiano tienen sus majestades...O eso me ha parecido así, de repente). Sea como fuere, esta portada para el Almanaque de Tío Vivo del 62 nos recuerda que hubo un tiempo en el que existía cierta ilusión por el futuro o, al menos cierta curiosidad. Un tiempo pasado en el que especular con el futuro no era un ejercicio vulgar, calculador y mezquino como ahora, sino un elegante dejar volar la imaginación. En plena carrera espacial, Melchor, Gaspar y Baltasar, que se desplazaban montados en un camello sobre una nube mágica, encontraban atónitos un tráfico horroroso por los andurriales de la Vía Láctea esa (o así). Feliz noche de Reyes a todos.