"¡¡A mí, Plim!!"
Llevan setenta años con nosotros y gozan en la actualidad de la mejor salud (comercialmente hablando) de toda su carrera. Hablamos de esa galería de fantoches de vivos colores a cuyos miembros conocemos como superhéroes, los cuales han ido recorriendo todos los estadios de la fama y todos los medios de la ficción. Sin salir del papel, podemos afirmar que han sido simples y arrogantes en el pasado para llegar a ser acomplejados y llenos de oscuras motivaciones. Fueron pueriles y han alcanzado la cota de la perversión más retorcida. De una belleza formal irreprochable han derivado en mil formas posibles e imposibles, alcanzando hoy en día, en la mayoría de los casos, niveles de fealdad intolerables. Si consideramos su salto del papel a las pantallas (de cine y televisión), la gama de variaciones no ha resultado de menor entidad y el recorrido les ha llevado de ínfimos productos de serie Z llenos de ingenuidad, encanto y descaro a recalar en sofisticados bodrios de parafernalia digital y nulo interés (con todas la variaciones intermedias incluidas, por supuesto).
Hoy, en Lady Filstrup, nos queremos ocupar un poco del superhéroe de la época dorada de los tebeos Bruguera, el entrañable, aunque desde el punto de vista popular fallido, Plim el Magno.
Una creación del maestro Escobar
La inspiración de Josep Escobar nace de la vida cotidiana, de la realidad más próxima. de su espléndida serie protagonizada por esta última, la titulada“Doña Tomasa con fruición va y alquila su mansión”, pero, en general, puede afirmarse que sus personajes son de raíz realista y rara vez se adentran en los meandros de lo fantástico. Lo habitual en Escobar es que se ocupe de niños que hacen travesuras, o de un taxista, como Filomeno, o de un bombero aficionado (su Melitón), o un artista completo (Aniceto), o de un solterón acompañado de su perro (Don Anito y Toby). De ahí la singularidad de una serie como “Plim el Magno” en la obra escobariana, singularidad (si bien no exenta de parentescos, que ya señalaremos) la cual le otorga unSus personajes se mueven en un mundo animado por situaciones parejas a las que vive el propio lector. Dentro de este ámbito realista, de tintes costumbristas, del que nacieron el indigente Carpanta y las proletarias Blasa y Tomasa, Escobar desliza alguna concesión a la fantasía y al absurdo, como vimos cuando nos ocupamos indudable interés.
La tradición de los superhéroes encontró una fuerte resistencia en la España oficial, que siempre la observó con recelo y que llegó a censurarlos, directamente, acusándolos de usurpar cualidades reservadas a la divinidad. Cuando “Plim el Magno” vio la luz, la situación de los héroes con superpoderes en España había alcanzado el estatus del éxito, refrendado por la buena acogida a la publicación, al fin, en el mercado nacional, de los comics books de la editorial Marvel por parte de Ediciones Vértice. Una edición, por otra parte, deleznable, que despreciaba como pocas la integridad del material empleado, deformando horriblemente los dibujos originales, a pesar de lo cual, a causa del impacto de la novedad tanto de las mismas historietas, como del formato imitativo del libro coleccionable (que se beneficiaban, además, de las magníficas portadas de Enrich primero y de López Espí, después), las colecciones Márvel en Vértice subyugaron al joven lector de tebeos español.
Así las cosas, Josep Escobar i Saliente, allá por marzo de 1969 estaba dibujando, refiriendonos sólo a Pulgarcito, nada menos que sus páginas de Carpanta, Zipi y Zape y Petra, criada para todo, y aún tenía ingenio y energía para crear un nuevo personaje, Plim el Magno el cual, por añadidura, se apartaba en gran medida de sus referencias temáticas más habituales. Un cierto afán de renovación debió concitarse en la creatividad del artista habida cuenta de que la nómina de sus personajes para la revista insignia de la editorial (los reseñados Carpanta, Petra y Zipi y Zape) rebasaban o rondaban ya la respetable marca de la veintena de años de servicios. Habían pasado muchas cosas desde que el hambriento vagabundo escobareño iniciara su andadura en 1947. El público, estimulado por nuevos medios, como la televisión, había cambiado grandemente en sus gustos. La impronta de Rafael González ya era sólo un recuerdo y la generación de los Ibáñez, Raf y compañía, estaba más que consolidada. La experiencia vital de la clase media había pasado de la lucha por la supervivencia a un más que incipiente consumismo. Estaban muy próximos grandes movimientos encadenados en los formatos de los semanarios de la editorial y todo ese clima de cambio y renovación revirtió en la creación, por parte de Escobar, de Plim el Magno.
Antecedentes brugueriles
Con la excepción del muy efímero Super-bírria de Cifré (en cuya creación se adivina sin esfuerzo la intervención decisiva de Rafael González) en clave cómica, y del Silver Roy de Bosch Penalva en la seria, los tebeos Bruguera prácticamente habían eludido el mundo de los super-hombres. Y el mismo Plim el Magno, ciertamente, ofrece algunas dudas a la hora de encuadrarlo en tal categoría. Por dos razones fundamentales que más adelante desarrollaremos: su inscripción en el terreno de la magia y su escasa naturaleza heroica.
Al personaje de Cifré, Super Birria, el más directo antecedente, dentro de Bruguera, lo encontramos en los primeros números del DDT, a partir de mayo de 1951, pero, en realidad, el tal Super Birria no es sino la reconversión del anterior El Caballero del Salmonete”, que inició sus andanzas en la revista “El Campeón”, en 1948. De hecho, este burgomaestre no puede asegurar que no se trate de las mismas historietas a las que, únicamente se les ha cambiado el nombre del titular y la cabecera. Según la sinopsis que describe Antonio Martín en el Nueva Dimensión nº 73 (publicado en enero de 1976) , donde publicó su artículo sobre las parodias de Supermán en los tebeos, el “Caballero del Salmonete” vivía curiosas aventuras auxiliado por un robot, extremos que coinciden exactamente con el contenido de la única historieta de Superbírria a la que este burgomaestre ha podido acceder y, a merced a cuya lectura podemos añadir a lo sabido que el robot- criado de Súper Birria – Caballero del Salmonete, respondía al poco cibernético nombre de Agapito.
Origen extraterrestre y naturaleza mágica
De todos los personajes que enfundados en ajustados y vistosos uniformes multicolor han revoloteado por un mundo aviñetado interviniendo en emocionantes sucesos haciendo valer extraordinarios poderes sobrehumanos, Plim el Magno es uno de los más misteriosos y enigmáticos por ser, precisamente, uno de los que menos información sobre sí mismo ofrece en sus historietas. A falta de una hipotética entrega de presentación (lo que equivaldría a un episodio piloto de una tele-serie), cuya existencia, este burgomaestre desconoce, lo que sabemos del personaje se reduce a una breve recopilación de pistas recogidas de las contadas viñetas en las que aparece.
Y es que Plim el Magno es un personaje que, pese a ser titular de una serie, no la protagoniza. El protagonista de cada episodio es el sujeto que le invoca en busca de auxilio. Eso le permite a Escobar seguir tratando los temas cotidianos que le interesan e, incluso, ejercer algo de crítica social (hasta el límite de permisividad que la Censura franquista imponía), como cuando (¡cosa inaudita!) en el Pulgarcito 1990 (junio de 1969) Escobar desliza por boca de un lechero un comentario sobre la adulteración de los alimentos, expresión máxima de la audacia crítica permitida en aquellos años.
Esta falta de protagonismo de Plim es constatable en casi todas las historietas, pero resulta más palmaria (por lo evidente) en la del número 1991, en la que son Zipi y Zape quienes, con don Pantuflo, plantean la trama, llevan el peso de la acción e, incluso, rematan la página.
Y es que Plim es un personaje surgente, que aparece como por arte de magia, interviene, y desaparece después, a veces, incluso, sin asistir al final de la historieta. Esta naturaleza
incidental no permite que sepamos de él más que en función de sus interacciones con los objetos de sus atenciones. A diferencia
de los superhéroes al uso, Plim no tiene más personalidad que la del activista disfrazado de fantoche que acude al rescate del
prójimo. No tiene una vida privada conocida, ni una historia en el pasado a la que llamar origen. Plim empieza y acaba en su uniforme y en sus poderes, y su discurso, como el de Hulk (Stan Lee-Jack Kirby, 1962) suele comenzar por su propio nombre, hablando de sí mismo en tercera persona, como hacen el Papa o Julio César.
De su origen extraterrestre da testimonio el propio Plim cuando llama “terrestres” o “terrícolas” a los demás personajes, pero es esta una práctica que no se hace habitual desde sus comienzos, sino a partir de que el recorrido de la serie ha sobrepasado su ecuador.
De hecho, en el Pulgarcito 2010 (de fecha 10-11-69) Plim llama a quien le ha convocado
"mísero mortal", lo que le colocaría en un plano
divino (precisamente, aquello de lo que los
censores acusaban a los superhéroes). Quizá no sea casualidad que Plim se pasara a continuación varias semanas sin comparecer en el semanario y que, en la historieta del número 2021 (la siguiente de la que tiene constancia este burgomaestre, comience a denominar a sus
"clientes" como habitantes del planeta Tierra, situando así, su origen, en el espacio exterior.
Da la sensación de que Escobar, con el paso de las historietas cayera en la cuenta de que (o le hicieran caer en que) la procedencia de Plim
permanecía inexplicada y que, con esto quisiera
zanjarla. Por otra parte, la afición de Plim de emplear expresiones tan castizas como “tomar las de Villadiego” o “poner pies en polvorosa”
cuando se ve obligado a desaparecer de escena, resulta poco compatible con su origen alienígena. Aceptemos que se trata de un extraterrestre perfectamente inmerso en la realidad lingüística española (o catalana, como comentaremos más adelante). En todo caso, determinado así su origen, éste debería ser la explicación de sus poderes sobre-humanos, como en el caso de otros aliens superhéroes, como el kriptoniano Supermán o el kree Marvel, y, sin embargo, Plim
(que tiene más nombre de mago, o de rey, que de Superhéroe, con ese sobrenombre de “el Magno”) al aparecer a la invocación de una fórmula mágica (“¡A mí, Plim!”), revela su
naturaleza esotérica y legendaria, como si de un genio de los de las Mil y Una Noches se tratara. Además, en relación a sus poderes, cabe decir que Plim utiliza en alguna ocasión artes mágicas
para efectuar sus proezas, como sucede en una
de sus primeras historietas, la del Pulgarcito
1981 (de abril de 1969) en la que recurre a un encantamiento para reducir al villano: "Bastón bastonete, dale a este tío en el sombrerete" y, en muchas otras, ni siquiera es explícito el método empleado para hacer que las cosas sucedan según su deseo, dando una apariencia
milagrosa a sus actos (en diversas historietas, tras escuchar la solicitud de quien le ha requerido, se limita a afirmar que se realizará lo pedido, tal como haría un genio concediendo un deseo). Abundando en el terreno de lo mágico, Plim da muchas muestras de poseer capacidades aparentemente ilimitadas, dada la variedad de proezas realizadas, de las que daremos somera cuenta más adelante.
Que precisamente, una exclamación que denota desinterés y desentendimiento de aquello que
sucede, sea la clave para hacer acudir al héroe, es el acierto generador de esta serie. Ese “¡A mí, plim!”, que fuera popularizado en tiempos
recientes por una popular marca de colchones (Pikolín) que proviene, sin género de dudas, nada menos que de la figura del general Joan Prim (1814-1870) y de los convulsos tiempos en que vivió es el desencadenante del engranaje del humor escobariano.
(Existen testimonios diversos de que la
procedencia del actual “A mí, plim” es la deformación de un anterior “A mí, Prim” y este burgomaestre recuerda con especial agrado un fragmento de un artículo de Enrique Jardiel
Poncela titulado “Psicología inglesa y psicología española” publicado en 1930 en la revista Informaciones, dentro de una serie titulada “Cartas al tío Robbie” , que fue recogida en el
volumen de la editorial Biblioteca Nueva “Exceso de equipaje”. -Este burgomaestre, siempre que puede, se acuerda de Jardiel, les confieso-. En él, el genial autor de “Carlo Monte en Monte Carlo” realiza un análisis comparativo de sendas canciones infantiles a propósito de la lluvia y de cómo las distintas psicologías nacionales afrontan tal hecho. La expresión de la resignación del hispano “¡Que llueva, que llueva!”, queda equiparada con un “¡A mí, Prim!”.
Plim, un superhéroe atípico
A diferencia de los habituales paladines con
superpoderes, Plim no sólo carece de vida privada o de identidad secreta. Para el lector, Plim carece de existencia al margen de sus intervenciones al ser invocado. En muy contadas
ocasiones le es dado al lector saber algo de su héroe fuera de sus misiones. En la historieta del Pulgarcito 2000 (de fecha 1-9-1969), al recibir un disparo efectuado al aire del juez de salida de una carrera ciclista, vemos aparecer a Plim sin haber sido previamente llamado, al caer del cielo de manera poco airosa, lo que nos da idea de que debe pasarse el tiempo revoloteando por ahí. En la del Pulgarcito 2004 (que comentaremos después), tenemos la oportunidad de ver al héroe en la intimidad de su muy humilde hogar, al término de la aventura. Esta falta no ya de información, sino hasta de referencias, confieren una notable singularidad a Plim.
Otra característica bastante inusual es la ausencia de enemigos. Plim no es un defensor del Bien y de la justicia contra la amenaza del Mal. Tal amenaza no existe en sus historietas en el formato habitual del maligno supervillano. Más bien, quien provoca problemas puede ser, como en la historieta del Pulgarcito 2009, la fuerza pública, la cual se dispone a actuar contra la “protegida” de Plim, una mujer barbuda a la que éste a sugerido que se vista de hombre para no provocar comentarios. Otra representación de esta institución dispara contra Plim en la historieta del Extra Almanaque para 1971. Escobar, que sabía perfectamente lo que era sufrir la represión, no tenía dudas a la hora de representar gráficamente a las peores amenazas.
Plim el Magno: composición
A Plim lo componen su traje y sus poderes. El
traje, que tiene como inspiración modelos de los comics fantásticos americanos de los años 30 y 40, guarda fuertes semejanzas con el de Supermán, especialmente, por el papel preponderante que, en ambos casos, toma la inicial de su nombre, que destaca en el pecho: la “P” de Plim ocupa el lugar de la “S” de Supermán. Como en el caso del kriptoniano, la capa es el elemento más espectacular de su atuendo y, además, aventaja en elegancia al personaje yanqui merced al cuello alzado con el que se adorna Plim, que le da un aire mucho más aristocrático. Y es que la capa de los superhéroes los hace entroncar con los héroes románticos, de raíz caballerosa y señorial. No tiene poca trascendencia, en la modernización de la figura del superhéroe, el paulatino abandono de la capa como parte del atavío habitual. Nos puede servir como muestra de la estética superheroica de los comics books americanos de la Edad Dorada (décadas de los 30 y 40) esta portada del Blue Bolt, de 1940 , debido al tándem creativo Joe Simon & Jack Kirby.
Volviendo a Plim, digamos que, en cuanto al tocado, constituye éste uno de los mayores misterios del personaje, ya que, en las primeras historietas aparece “capado”, quién sabe por qué oscura motivación.
En efecto, esa especie de capucha negra pide a gritos estar rematada con esa suerte de aleta o de cresta del mismo color que acabará luciendo definitivamente a partir de, precisamente la historieta que comentábamos antes compartida con Zipi y Zape.
En las historietas de Plim publicadas en la primavera de 1969, esa cresta aparece incomprensiblemente borrada. Si su ojo no le
engaña, a este burgomaestre no le cabe duda de que Escobar dibujó su Plim el Magno inicialmente con cresta, pero puesto que se
publicó sin ella, debe creer que hubo alguien que decidió que era conveniente eliminarla. Al menos, hasta la historieta de dos páginas del extra de Verano de Pulgarcito de 1969, en el transcurso de la cual podemos ver que el tocado del héroe pasa de carecer de aleta en las primeras viñetas, a poseerla en las últimas. La primera historieta regular en la que aparece “con cresta (o aleta)“ el la del número 1991 (de fecha 3-6-69).
El diseño de este decorativo, digamos, penacho fue afinándose con el paso de las entregas, adquiriendo el aspecto de una antena, comparación que se hace más evidente en las últimas apariciones del héroe, cuando la antena aparece rematada con una bolita. (En la viñeta en que Plim le saca los gallos a un tenor aficionado está extraída de la historieta del Pulgarcito 1996 -agosto del 69- y correspondería al periodo intermedio, mientras que la que muestra a un matador de toros empleado como practicante, es de la última etapa, del Pulgarcito 2063 -noviembre del 70- y aunque la tapa el bocadillo, la antena tiene bolita).
Los poderes de Plim, considerado como super-hombre (tal como se les suele entender como luchadores justicieros con capacidades extraordinarias) consisten en súper-fuerza (“Plim es fuerte como una locomotora”) y súper-agilidad (“Plim es ágil como una gacela”), tal como podemos comprobar que él mismo afirma en la historieta del Pulgarcito 1990. Asimismo, en la del Pulgarcito 1977, asegura tener "vista de lince". Además, es invulnerable a las balas, como conocemos también de su propia declaración en la historieta del Almanaque para 1971. A estos poderes se suma la facultad de volar, aunque esta última habilidad se la debe al poder de su capa, a la que llama “capa voladora” en la historieta del Pulgarcito 2004 (de fecha 29-9-69). En esta historieta, Plim surge de una nube para sujetar a un aviador que se ha visto obligado a saltar de su avión y al que, fatalmente, no se le abre el paracaídas. El héroe rescatador y la víctima rescatada son tomados, respectivamente, por un águila y un cordero por un cazador miope, que es quien con sus disparos agujerea la capa del superhéroe, el cual se ve obligado a soltar al aviador. Luego, sorprendiéndole en la soledad de su hogar mientras se zurce la capa estropeada, nos enteramos que Plim está obligado ocuparse de sus propias prendas y de que es un asalariado que sólo puede hacer gastos a primeros de mes. ¿Quién o quienes pagan mensualmente a Plim por sus servicios? ¿O vive de las rentas? A estas preguntas daremos una plausible respuesta en el epígrafe siguiente. De momento, en relación a las finanzas de Plim, digamos que podemos comprobar, por la historieta del Pulgarcito 2021 (de fecha 26-1-70) que Plim no le hace ascos a ingresos extraordinarios, ya que en ella exige una retribución por sus servicios a la persona a la que ha socorrido. En la misma historieta (y cito como ejemplo de sus poderes de carácter milagroso) congela a una persona perseguida por un perro, convirtiéndola en un "témpano" de hielo.
Estas características mágicas nos proporcionan la oportunidad de emparentar a Plim el Magno con un personaje anterior escobariano, el mago Assieres, que inició su andadura en el Tio Vivo independiente nacido en mayo de 1957. Al igual que Plim, Assieres intervenía (si bien que
espontáneamente y no obligado por ningún encantamiento) en situaciones cotidianas que él “comentaba” críticamente a su manera, es decir, transformando mágicamente a las personas y las situaciones dándoles la apariencia que mejor se relacionaba con su interior (haciendo realidad lo que su propio nombre anunciaba: “Así eres”).
Plim el Magno: cómo funciona
El mayor hallazgo de la serie de Plim el Magno consiste en la conjunción del elemento mágico con la imaginería del superhéroe. El héroe de Escobar acude a la pronunciación de una fórmula mágica, de un encantamiento, de una invocación: “¡A mí, Plim!”. La contradicción en que incurre la persona en apuros al pronunciar esta interjección provoca una de las primeras sonrisas de la historieta cuando, al oírla, la comentan los causantes de los problemas o los meros testigos. La aparente indiferencia con la que reacciona la persona sumida en una crisis siempre provoca un desconcierto muy cómico. Por cierto, que la manera en la que el público llega a conocer de la existencia de Plim constituye un misterio de los varios que pueblan sus historietas, ya que en ningún momento se sabe de que las hazañas de Plim tengan (en el cosmos interno de sus episodios) ninguna repercusión. Es claramente contradictorio que tanta gente sepa que un individuo con superpoderes acudirá a su llamada pronunciando una frase determinada y que, al mismo tiempo, ese hecho sea desconocido por toda la gente que, conviviendo en la misma historieta, se encuentra en el mismo lugar. Quizá la clave de esta contradicción y que, al mismo tiempo, explicaría la fuente de ingresos regulares de Plim (a la que antes nos referíamos) la da la viñeta de la historieta del número 2005 de Pulgarcito, publicada en octubre de 1969. En ella Plim se refiere a “sus abonados”, como si las personas que le llaman hubieran suscrito con él una especie de póliza contra sus servicios de rescate y auxilio. O quizá sólo fue una puntual expresión que utilizó Escobar. Lo cierto es que sería una explicación plausible aunque expuesta de forma harto indirecta.
La presencia del héroe se justifica en las primeras historietas según los cánones más clásicos, lo que lleva a Plim a afirmar en una de las primeras historietas que actúa “en auxilio de las huérfanas y de las viudas”, pero pronto queda establecido que Plim no puede elegir en beneficio de quien pone en juego sus poderes, toda vez que se ve obligado a acudir siempre que se le invoca.
El hecho es que, de los lugares más impensables e insospechables, Plim el Magno surge para resolver los problemas de quienes le han llamado. Y acude porque no lo puede evitar, porque una fuerza superior de origen mágico le obliga a ello. Sólo así se explica que Plim el Magno tenga el don de la ubicuidad que le permita aparecer de la nada, materializándose casi, surgiendo de sitios inverosímiles. La lista es tan larga como el número de las historietas que protagonizó porque, hasta donde sabe este burgomaestre, nunca repitió una aparición. Así, surge de debajo de un árbol (que arranca de sus raíces, con una sola mano) en el Pulgarcito 1978 (de 31 de marzo de 1969), del fondo del mar en el Pulgarcito 1989 (de 16 de junio de 1969), del
interior de una nube en el Pulgarcito 2004 (de 29 de septiembre de 1969), del de la copa de un árbol en el Pulgarcito 1995 ( de 28 de julio del mismo año), y, por citar algunos ejemplos más sin entrar en demasiados detalles: de una canasta que lleva una señora, del interior de un reloj carillón, de una maleta de vendedor ambulante, de una alcantarilla, del interior de una lechera, de debajo de la cama, y, como probando su origen mágico, del interior de un sombrero de copa. Una vez sale del maletero de un utilitario y otra, del capó de una furgoneta Citroen 2CV. Para ayudar a un boxeador en apuros, Plim se presenta saliendo de debajo de la lona del cuadrilátero, en el Pulgarcito 2007 (de 20 de octubre de 1969). Sólo dos veces hace apariciones “vulgares”: una, en el Pulgarcito 2028 (de 16 de marzo de 1970), cuando se presenta en el transcurso de un partido de fútbol y no “vemos” de dónde sale, sino que, únicamente, aparece en lo alto del larguero de la portería. En el Pulgarcito 1996, hace su aparición más corriente (si prescindimos del detalle de que Plim vuela) cuando entra por una ventana.
Todas estas apariciones mágicas, tan sorprendentes como divertidas, son el fogonazo con el que Plim entra en acción. Inmediatamente (sin necesidad de perder viñetas en hacerse cargo de la situación) el superhéroe da comienzo a la resolución del caso planteado. En algunas historietas, su comportamiento se corresponde con los cánones establecidos para las acciones heroicas habituales, es decir, socorre a la víctima de un delincuente (Pulgarcitos 1985 y 1990) y se vale de los métodos convencionales, es decir, utiliza cierta dosis de poder en forma violenta (si bien que con poca intensidad) Eso le permite derrotar al caco del 1990, pero lamentablemente, éste presunto amigo de lo ajeno era un honrado ciudadano que tan sólo pretendía prevenir a una transeúnte de la cercanía de un toro galopante primero, y devolverle su bolso a su legítima dueña, después. Algunos números más tarde, en el 2003 (de fecha 22-9-69), se produce un enfrentamiento directo con la autoridad. Hecho bastante subversivo e impensable. La cosa trata de dulcificarse diciendo que “caco” y gendarme son primos y que el primero sólo está bromeando, pero lo cierto es que Plim desarma a un representante del Orden Público y esa acción, por sí sola constituye una grave infracción de las normas morales y cívicas vigentes en la sociedad española de entonces. Téngase en cuenta que, en los tebeos Bruguera hubo que recurrir a los gendarmes (con sus uniformes extranjeros) para disimular cualquier afrenta a la autoridad española y que, aún así, las barrabasadas que podían sufrir a manos de los personajes Bruguera eran producto de accidentes más o menos fatales y siempre fortuitos, no de una intención de deliberado enfrentamiento, como es el caso.
Las veces en que Plim se comporta como un superhéroe al uso (si bien que con resultados dispares) son contadas. Si en las primeras historietas todavía detiene a algún caco y pone en juego algún recurso físico, pronto se decantará por mostrar un continente pacífico, con actitudes relajadas, contemplativas. Sin necesidad de “pasar a la acción”, Plim suele limitarse a o bien prometer que el deseo que se le ha formulado se verá cumplido (como cuando, en el Pulgarcito 2028, le promete a un portero de fútbol que no encajará más goles, sin advertirle que será a costa de recibir constantes balonazos), o bien, a dar algún consejo absurdo. Más que un héroe de acción, Plim el Magno termina siendo una especie de consejero. Así, es capaz de recomendar a un boxeador al que le están “castigando” el estómago, que tome bicarbonato (como pasa en el Pulgarcito 2007), o a una mujer barbuda, que se vista de hombre para no llamar la atención (Pulgarcito 2009) o al
protagonista de una vida folletinesca, que “venda” su biografía a un guionista de seriales radiofónicos en el Pulgarcito 2010 . Muchas veces, Plim propone soluciones humorísticas, basadas en juegos de palabras, de nula aplicación práctica. Es decir, su capacidad “milagrosa” se agota en la aparición, dejando para la resolución, muchas veces, un simple recurso verbal, una pirueta de ingenio que no resuelve absolutamente nada. De modo muy similar a como otro personaje escobariano, “Don Verdades” (visto en “Suplemento de Historietas del DDT” y en el “Tío Vivo”), toma el la literalidad del lenguaje para plantear paradojas en sus páginas, Plim hace pasar por soluciones a diversas “salidas lingüísticas” u ocurrencias, como cuando, en la portada del Pulgarcito 2056 le promete a un vendedor ambulante que no le pillarán más un pie con la puerta y ello es así porque, a partir de ese momento le pillarán los dos o, de modo análogo, cuando asegura a un jinete que su caballo no le lanzará más por delante, callando que, a partir de ese momento, lo derribará lanzándolo hacia atrás. El colmo de la "inacción" de Plim nos es mostrado en la historieta del Pulgarcito 2030 (de marzo de 1970), en la que, lejos de combatir el insomnio del humano convocante, se la pasa durmiendo plácidamente.
Singularmente, en la historieta del Pulgarcito 2002, después de salir del interior de un jarroncito con flores, Plim se vale de sus dotes detectivescas de deducción para resolver un caso en el que unos frescos pretendían dejar sin pagar la cuenta de un hotel simulando haber sido víctimas de un robo con violencia. De paso que Plim desenmascara la charada, Escobar se permite dibujar a unos señores de aspecto respetable entregados a la villana tarea de fregar platos.
Plim el Magno: no es un atleta
Del bueno de Plim podría decirse que en las historietas en las que luce un aspecto más atlético éste cabría calificarlo de “fondón” y que, en el resto, está, siendo piadosos, rollizo. No es el suyo un cuerpo escultural (si dejamos a un lado el “estilo Botero”), ni recuerda en nada al de los
atletas griegos. Plim, con su bigotito anticuado y sus anticuadas vestiduras (más correspondientes con la visión futurista de la década de los 30 que con la de los nacientes años setenta), participa (aunque en menor medida, es verdad) del físico orondo de un Protasio (el amigo de Carpanta), o de un Don Anito (el amo de Toby, ambos criaturas escobarianas), sin llegar a la rotundidez de Don Pantuflo Zapatilla, catedrático en filatelia y colombofilia. En todo
caso, el exceso de grasa, como es norma en Escobar, no incide negativamente en el carácter de Plim. Bien al contrario, nuestro héroe tiene buen carácter, es caballeroso y exhibe habitualmente una amplia sonrisa (algo alucinada y llena de dientes, especialmente, al principio de su carrera). Como también suele ser marca de su autor, este problema de peso, no afecta en absoluto a la ligereza del personaje, que, en este caso, en particular, llega hasta la ingravidez. En efecto, si habitualmente, los gorditos de Escobar son ligeros de movimientos, esta característica llega a su extremo tratándose de Plim, pues no sólo vuela, sino que lo hace con verdadera gracia, llegando a vérsele en alguna ocasión revoloteando como un colibrí o una mariposa. Véase, si no se me cree, la muestra hallada en la viñeta de la historieta del Pulgarcito 2010, en la que , definitivamente, Plim “mariposea” lo suyo.
Además de su exceso de kilos, a Plim le sobresalen extraordinariamente las narices y es este un rasgo creciente con el tiempo, llegando a alcanzar su máximo desarrollo (propio de un Cyrano o de una berenjena) en la historieta (ya tardía) de la portada del Pulgarcito 2056. En ella Plim muestra un físico algo menguado en comparación con el habitual y parece querer compensarlo exhibiendo unas narices dignas de ser glosadas por el mismísimo Francisco de Quevedo y Villegas.
Plim el Magno, un personaje magnífico, pero sin éxito
Hasta donde este burgomaestre sabe y, prescindiendo de posibles reimpresiones que desconoce, Plim compareció en las páginas de Pulgarcito durante un periodo relativamente breve (extraordinaramente breve si se compara con Carpanta o Zipi y Zape, por supuesto), que estaría acotado por las fechas de los Pulgarcitos 1977 y 2063, es decir entre el 24 de marzo de 1969 y noviembre de 1970, poco más de año y medio. A diferencia de cómo hacía con sus personajes fundacionales, Escobar no entregaba páginas de Plim semanalmente, sino que la frecuencia con la que acudía el héroe a su puesto en Pulgarcito fue variable. Así, tras un arranque bastante seguro que duró desde el número 1977 hasta el 1981, esta constancia se
truncó intermitentemente entre el número siguiente y el 1999, volviendo a presentarse a la cita semanal a partir del número 2000 y hasta el 2010 ininterrumpidamente, para, bruscamente, desaparecer de las páginas durante varios números y reaparecer un par de meses más tarde. A partir de ese momento (en torno a enero de 1970) la presencia de Plim en Pulgarcito se torna esporádica y va espaciándose cada vez más, hasta desaparecer definitivamente. La categoría de Escobar le concede a Plim los honores de la portada de la revista en los números 2005, 2009 y 2056. En esta última historieta, de las últimas de la serie, citada antes como ejemplo de una "ocurrencia" de Plim, el personaje titular tan sólo aparece en tres viñetas: en la primera surge de la maleta de un vendedor ambulante, en la segunda le dice a éste que su problema está resuelto y en la tercera (y última de la página) Plim, de espaldas, huye del enfurecido vendedor, a quien, evidentemente, no ha sido capaz de resolver el problema. Todo un síntoma de que el personaje no acaba de seducir a su propio creador.
Además de las entregas regulares, hay historietas de Plim el Magno de dos páginas en los Extras Almanaques para 1970 y 1971 y en los Extras de verano correspondientes a 1969 y 1970. Podemos verle en la portada debida al arte de Segura del Extra de Verano de 1969 (que encontrará el amigo de Lady Filstrup en la entrada dedicada al maestro creador de Rigoberto Picaporte “Catastrofe Segura”), aunque el creador de los señores de Alcorcón olvida incluirlo en la portada del Almanaque para 1971, a pesar de que sí contiene historieta suya. Ya no aparece en los Extras de Primavera y Verano de Pulgarcito el año 1971, aunque Raf lo dibuja en la portada del primero. Todas las entregas de Plim juntas no representan material suficiente para llenar un Olé, razón de peso que motivaría que el encapotado personaje se quedara sin él.
Este burgomaestre desconoce la razón que impulsó (o que obligó) a Escobar a cancelar la serie de Plim El Magno, pero sospecha que no debía satisfacerle en exceso debido al compromiso que suponía el rígido esquema que se había impuesto. Más interesado por las anécdotas diversas que por desarrollar el fondo y las circunstancias del personaje protagonista (variante por la que podía haber optado, de haberlo querido), parece bastante evidente que la repetición de la fórmula terminó por cansarle. O quizá no fue así. Quizá Jaume Rovira, que tan cerca del maestro Escobar estuvo, tenga la respuesta. Y tal vez, derrochando la generosa amabilidad que le caracteriza, nos lo cuente aquí, en Lady Filstrup.
Algunas historietas destacadas no comentadas previamente
Para dar variedad a las peripecias protagonizadas por Plim, Escobar sitúa cada aventura en algún ámbito concreto. Así, del mundo del deporte, al que era tan afín, toma los ambientes ciclista (Pulgarcito 2000), futbolístico (Pulgarcito 2028) y pugilístico (Pulgarcito 2007), pero no son los únicos. Escobar busca inspiración también en el terreno de la hípica, la canción yeyé, el folletín, o en el de las novelas detectivescas.
La del Pulgarcito 1977 24-3-69: La prim
era de la que tiene constancia este burgomaestre. La misión que le corresponde
tiene un objetivo en verdad modesto: recuperar el perro que se le escapa a una viandante. Plim sale de las páginas de un periódico en el que se están leyendo las páginas deportivas (“Parece que el Español se salva”, está comentando el
lector, lo que obviamente, sitúa la acción en España). Plim se equivoca y se apodera de un galgo que estaba a punto de ganar una carrera, llamado Perlito. Esto supone una pérdida de 50000 pesetas (detalle que también fija la acción, indudablemente, en España) y el consiguiente enfado del dueño, un tipo de aspecto decimonónico, con bigote igualito al presunto malvado de la historieta del…
…Pulgarcito 1981 (21-4-69): Un padre y su hija ensayan la representación de un drama folletinesco. Plim interviene (sale del interior de una estufa de carbón) a favor de la víctima desvalida. Ante la negativa de ésta a ser
salvada, Plim le explica (y de paso, al lector) cómo es que se ve obligado aparecer cuando se le llama. Es de las pocas veces en que Plim se enfrenta a un "villano", si bien resulta ser el inocente papá de la presunta víctima. Al menos sirve para comprobar que Plim tiene un sentido justiciero, el cual no va a necesitar la mayoría de las veces, pues suele dedicarse a menesteres domésticos en los que no hay ofensa que saldar, tales como combatir el insomnio (Pulgarcito 2030) o conseguir abrocharse un chaqué (Pulgarcito 2008).
Pulgarcito 1995 28-7-69 Episodio hípico.
Contiene la audacia de mostrar el primer plano de una joven babeando literalmente al paso de un señor a caballo, comportamiento bastante
impropio para una señorita bien educada y más
habiendo niños mirando, ciertamente. En la misma historieta, Escobar da muestras de su catalanidad al hacer que Plim murmure a la oreja del penco (una habilidad específica de Plim que se revela en esta entrega y que le emparenta con Tarzán, nada menos), empleando la onomatopeya catalana "xiu, xiu" que da lugar al verbo "Xiuxiujejar", equivalente al "cuchichear" castellano.
Pulgarcito 2005 6-10-69. Episodio ye-yé. Esta historieta, la primera en la que Plim ocupa la portada de Pulgarcito, contiene un detalle que supone un guiño destinado al público catalán. El grupo ye-yé que la protagoniza interpreta una canción que no es sino la tradicional tonada infantil “Cargol treu banya”, traducida directamente al castellano. Ante las quejas de la tía de uno de los componentes del grupo (la cual les proporciona involuntariamente el local de ensayos), Plim las malinterpreta y, en lugar de desalojarlos, les proporciona una batería, que complete el conjunto (que es como se llamaba entonces a los grupos, valga recordarlo) . Contiene la alusión a “sus abonados” que “abona” la teoría de que la comunidad beneficiaria de los servicios de Plim conforman una especie de clientela que han contratado algún tipo de póliza con el héroe.
Pulgarcito 2010 10-11-69. Homenaje paródico del folletín. Aquí Plim obtiene un rotundo éxito, cosa bastante infrecuente. Un señor cuya vida está llena de desgracias alcanza el éxito gracias a Plim, que lo presenta a un guionista de seriales radiofónicos. Escobar aprovecha, describiéndonos en imágenes el relato del protagonista, para dejarse llevar y disfrutar con su facilidad para fabular juguetes cómicos deliciosos.
Historietas de Números Extraordinarios:
De las cuatro historietas de dos páginas, sólo en la del Almanaque para 1971 cuenta con una presencia destacada de Plim. En las demás sólo interviene en la segunda página y, en la del verano del 70, tan sólo en su mitad final.
En el Almanaque para el año 1970 asistimos a los desesperados esfuerzos de la familia Pelanez para defender la paga extra de Navidad del
acoso de los que piden el aguinaldo. Resulta muy cómica su actitud, que refleja el miedo de la clase media a perder los escasos bienes cuya pertenencia les separa de las clases más humildes. Plim consigue librarles de los pedigüeños de aguinaldo para, entonces, pedirles el suyo. Para que no haya ninguna duda de que la historia transcurre en España (y no en Turulandia, como se trataba de imponer en Bruguera para evitar tropiezos con la Censura), se recoge el detalle de que la cuantía del aguinaldo del sereno se cifra en un "romero de torres" que es como se denominaba al billete de cien pesetas (aunque a Escobar se le fuera la mano y dibujara tres ceros) de la época, por mostrar en su anverso un retrato del pintor cordobés y en su reverso, una muestra de su obra.
En el Almanaque de Pulgarcito correspondiente a 1971 nos enteramos de que Plim es invulnerable a las balas, ya que, por apoderarse de un árbol de Navidad, es tiroteado por un gendarme, y luego por pelotón de soldados y, finalmente, por la artillería. Con tanto acoso de las fuerzas del orden (de gatillo fácil), el árbol queda hecho una birria y Plim acaba la historieta haciendo de ídem, porque Plim será inmune a las balas, pero no a los métodos persuasivos de sus clientes, que le sacuden alegremente para convencerle.
Extra de Verano de 1969: Historieta de ambiente oceánico con naufragio incluido. Un preso (llamado “El berzotas”) es trasladado en un crucero que sufre un naufragio. El convicto lo aprovecha para darse a la fuga a nado, pero le fallan las fuerzas y reclama la ayuda de Plim, quien no tiene reparos en ayudarle administrándole una inyección de aceite de hígado de bacalao, como primera medida. Tanto le ayuda que le hace ganar una competición de natación, lo que facilita su detención. Escobar parece disfrutar especialmente con la primera página de la historieta, llena de pequeños chistes y ausente, por completo, de Plim el Magno. A propósito de la controvertida aleta de la capucha de Plim, puede verse, en la viñeta final y no está, en cambio, en la del pulpo.
La historieta del Extra de Verano de 1970 presenta a Plim viajando en el tiempo, ya que se aparece (surgiendo de un ánfora) en la residencia de Marco Omnibus, un tribuno romano que no encuentra alivio para el calor ni sirviendose de los sopladores nubios, ni de los inventos de un macedónico, ni bañándose en la piscina pública (demasiado pública), ni siendo abanicado por un ventilador egipcio. También Escobar parece mucho más gratificado desarrollando la anécdota a través de sus tres primeras cuartas partes que cuando, finalmente aparece Plim y sugiere al tribuno que utilice un ventilador (que, evidentemente, no tiene donde enchufar).
Plim, el superhéroe mágico y milagroso de escobar, ese recurso definitivo con el que todo el mundo ha soñado alguna vez, que "siempre acude" y "siempre cumple" fue visto en el Súper Zipi Zape de Ediciones B nº 126, de fecha 14-4-93, al cabo de muchos años de haber desaparecido. De luto riguroso, por la muerte de Superman y dejando constancia de su desfase, Plim visitó las páginas de Zipi y Zape como una especie de vestigio del pasado. En una historieta de cuatro páginas sin firmar, cuya atribución a Escobar resulta problemática, dado tanto el detalle antedicho, como la extrema ancianidad del artista (como si el estilo con el que están dibujadas no fuera suficientemente revelador, o bien de que Escobar estaba muy mermado de facultades, o de que, efectivamente, el autor había sido otro), se aprovecha para comentar, por boca de los gemelos escobareños, las constantes de los tebeos de superhéroes y su evolución. La poca airosa situación de Plim en las puertas del siglo XXI de la que esta historieta es testimonio sirve de epílogo a la carrera del más popular superhéroe de Bruguera previo a la eclosión del ídolo de masas, debido a Juan López Fernández “Jan”, Súper López, del que colocamos aquí una muestra de sus primeras andanzas, recogidas por la editorial Eurodit, en formato libro, en 1973 (las imágenes proceden de la reproducción en el Nueva Dimensión nº 73, antes citado). Como se puede fácilmente comprobar, fueron unos inicios modestos, que nada hacían prever el éxito fulgurante que llegaría a alcanzar esta parodia de Superman de la que tanto y tan bien se han ocupado sus innumerables seguidores.
Epílogo al epílogo
A finales de los años sesenta, los superhéroes triunfaban en todo el mundo. Extendían su dominio a todos los medios y concitaban el interés de la masa del público infantil y juvenil. Por desgracia, sus increíbles poderes sólo conseguían verse debidamente reflejados en las historietas y deslucían mucho cuando se trasladaban a la pantalla. El cine se veían incapaz de ofrecer una versión mínimamente creíble de las proezas que Superman o cualquier otro de sus colegas podían desarrollar en las viñetas de un tebeo. En los tiempos de Plim el problema estaba aún por resolverse, y prueba de ello son las películas de superhéroes que se realizaban entonces. Si el país de producción era España (incluso en coproducción con Italia, como era el caso) las limitaciones presupuestarias y técnicas eran más que evidentes. Y sin embargo, algo del atrevimiento y por qué no, del ingenio con que estaban hechas, les confería un encanto del que carecen productos mucho más sofisticados de hoy en día. La muestra, el film estrenado en 1967 “Superargo contra Diabólicus”, dirigido por el calabrés Nick Nostro, con papeles destacados para la bella catalana Mónica Randall (aquí, de rubia) y el todo-terreno nacido en Alemania, Gerard Tichy (1920-1992), uno de esos actores que trabajaron a destajo en el cine español, siempre de forma convincente (beneficiándose, eso sí, del buen hacer de sus dobladores).Un hombre, por otra parte, con una biografía poco corriente, que incluye su servicio como oficial del ejército alemán en la 2ª Guerra Mundial, su cautiverio en un campo de prisioneros de los aliados en Francia, posterior fuga y entrada clandestina en España, donde fue nuevamente capturado y puesto en libertad condicional, momento en el que ingresó, por vez primera y para siempre, en el mundo del cine, interviniendo en la película -ironías del destino- "Neutralidad" (1949, Eusebio Fernández Ardavín) . El papel de forzudo enmascarado, defensor del Bien, fue para el insulso musculoso italiano Giovanni Cianfriglia (Ken Wood, para la ocasión).
40 Comments:
Este blog es un continuo aprendizaje en el tema de comics. Saludos y gran post!
Espléndido, Burgomaestres. Uno, que no es muy amigo de los superhéroes, se queda muy contento con este, que tiene más bien pinta de jefe de negociado.
Glups,......Me dejan sin palabras. Plim siempre ha sido de mis favoritos. Este completo estudio nos permite ver que Escobar plasmaba como nadie las situaciones cotidianas de su época con su agradabilísimo trazo y que su ingenio y creatividad eran desbordantes. (Lo de ¡A mí, plim! es de arte...)
Bravo, Burgomaestres. Hoy me han hecho aún más "escobariano".
Muchas gracias, amigos Budokan, C. rancio y Gordito, por sus amables comentarios. Me alegro mucho de que les haya gustado la entrada, la cual me preocupaba que hubiera quedado demasiado larga. Pero es que uno se ciega, se ciega... Cuanta más atención pone uno en un buen tebeo, más cosas interesantes que comentar le encuentra y al final, les aseguro que hasta tuve que frenarme porque se me estaba escapando de las manos (y de las meninges). Pero bueno, se consiguió cerrar, más o menos, dentro de unas dimensiones infra-colosales.
Un excelente post dedicado a una de las criaturas más olvidadas de Escobar.
Como personaje, Plim recuerda bastante al mítico Chapulín Colorado, que aparecerían en las pantallas de televisión mexicanas (y poco después latinoamericanas) en 1970, compartiendo más de un elemento con nuestro personaje de cómic. Sin embargo,no parece haber prueba alguna de una inspiración en la obra de José Escobar (anterior en el tiempo).
Respecto al motivo del abandono, bien pudo ser por el aumento de páginas de sus "series estrella", especialmente Zipi y Zape.
Saludos.
Gracias, amigo Chespiro, por el atinado comentario que nos trae al Chapulín a colación, que no está mal traído porque las semejanzas son bastante notables, en efecto. La explicación de la cancelación que nos da usted, amigo Chespiro es de lo más razonable, dado que la aparición de la revista Mortadelo, con sus nuevas entregas de Zipi y Zape se produjo dentro del "Ciclo Plímico". "Lo pensé, pero forma parte del grupo de cosas que olvidé poner" - adujo, cariacontecido, el burgo borrico. Suerte que estaba usted al quite.
una absoluta barbaridad.
me quito el sombrero, socios, cojonudísimo, documentadísimo y reflexivo de cojones.
Muchas gracias, amigo elpablo, por su entusiasta comentario. Sí, quizá "barbaridad" sea el término más indicado... En cuanto a la documentación empleada, pues... básicamente ha consistido en los tebeos citados. Aquí, más que nada, nos dedicamos a enseñar los tebeos que tenemos ¿no? Bueno, si podemos señalar algún detalle que pueda resultar revelador, pues... tanto mejor.
enorme post!!!!
no puede dejar uno de acudir a este blog.
saludos y enhorabuena.
Lo de Chapulín es posterior a Plim...
--
¡Pues no deje de hacerlo, amigo Mikbaro! Mientras tengamos energías para subir entradas, aquí nos encontrará. Siempre se le agradecerán sus visitas.
Maestro don Jesús, gracias por contribuir con su precisión habitual. Francamente, no me preocupaba demasiado la secuencia cronológica de las apariciones de Plim y el Chapulín. Ya le dije al amigo Chespiro que me parecía pertinente la comparación (más que nada porque las comparaciones no sólo no son odiosas, sino que nos pasamos la vida haciéndolas)por los posibles parecidos entre sus características. Naturalmente, que para este burgomaestre Plim está antes (como diez millones de años luz y de millas antes). Pero está muy bien que haya puesto el punto sobre la "i" de ambos.
Sí, evidentemente el Chapulín Colorado fue posterior en el tiempo.Alrededor de seis o siete años después.
excelente.
menudo detalle lo de los abonados.
VP_
http://victorpintado.blogspot.com/
Creo que Plim volvió en otra historieta de los 80, titulada "La Rebelión". En ella, Plim hipnotiza a su padre (papá Escobar, se entiende) para dejar que sus hermanos de tinta puedan cumplir sus sueños mientras el "tirano" duerme.
Muchas gracias, amigo Pintadito, por su generoso comentario. Y muchas gracias, amigo Chespiro, por la información, que completa tan bien la entradeja. Los ochenta, como este burgo ha explicado ya en alguna ocasión, quedan ya fuera de su alcance analítico. Todo lo que comento aquí, datado con posterioridad al año 73, ha llegado a mi conocimiento, las más de las veces, por pura casualidad.
Decir que ésre es el mejor, post, compañero y amigo burgomaestre, sería un desporpósito, porque son buenísmos en su mayoría. Pero sí que me atrevo a decir que este te ha salido además fascinantemente completo, fascinantemente abarcado. ¡Enhorabuena! ¡Hasta mañana!
Lo de ¡A mi plim! podría ser como una parodia del "Shazam!" del capitán Marvel...
Pero claro vete tú a saber...
Gracias, amigo y compañero burgomaestre. Ya sabes tú que hacía tiempo que tenía a Plim revoloteando por mi cabeza y recopilando Pulgarcitos. Así me quedó la entrada, que me dejó "fascinantemente chalupa".
Amigo Choko, gracias, como siempre por el comentario. Desde luego que pensé en el Capitán Marvel y en su Shazam!". Pero claro, también pensé en las diferencias, que son unas cuantas. La más importante, que Plim acude a la llamada de cualquiera y no a la de un sólo mortal, con el que se intercambia su presencia en la historieta. También sus poderes son de naturaleza muy distinta.Es muy curioso que la Marvel le quitara el nombre a este personaje, que tuvo que reaparecer con la cabecera de "Shazam" cuando el Capitán Marvel de la Marvel, el alien del planeta Kree, tenía bastantes puntos de conexión con el original de DC. Si Bill Batson se intercambiaba con un superhéroe, Rick Jones hacia lo propio con el otro.
En fin, amigo Choko. Esto del capitán Marvel es una de las cosas que se me quedó en el tintero, superado por las dimensiones que estaba tomando "lo de Plim". En algún momento uno tiene que encogerse de hombros y decir: "Bueno, si me dejo algo...¡A mí, plim!"
Y ah, sí!!! Hasta mañana, socio, compinche, compadre, amigo.
Interesantísima entrada sobre el magno Plim e interesante el descubrimiento por mi parte de ese artículo de Antonio Martín sobre las parodias de Supermán que desconocía.
Enhorabuena.
Muchas gracias, amigo Kaximpo, por el comentario con enhorabuena incluida. El artículo de Antonio Martín, en efecto, es muy interesante y si quiere leerlo, se lo puedo enviar, escaneado. Escriba a la dirección de losburgomaestres@yahoo.com y le contestaremos adjuntándole el archivo.
"A mí , plín, ¡yo duermo en Pikolin!" es un slogan de la conocida fabrica de colchones zaragozana que data de finales de los 60, lo decía una simpatica muñequita.
La expresión es más antigua he encontrado esto:
A mi plin. Significa indiferencia, desentendimiento o desinterés. Se utiliza cuando una persona no se siente afectada por algún suceso o por cualquier otra circunstancia que atañe a otros. Al parecer, el origen de esta expresión tiene relación con el general Juan Prim (1814-1870), antes de la Revolución de 1868, llamada “La Gloriosa””. Algunos autores suponen que la expresión “A mí, plin” sería una corrupción de “A mí, Prim”, lo cual se diría cuando a uno le preguntaran en aquellos tiempos tan políticamente turbulentos e inseguros por sus aficiones políticas. Se dice también que ésta fue la expresión de cierta actriz cuando fue interrogada acerca de sus preferencias amorosas. Otros investigadores prefieren negar este origen histórico y sostienen que esta expresión es una de las muchas frases elaboradas en función de su sonido o sin ningún significado en absoluto. Así que, como en todo en esta vida, que cada cual elija.
También he encontrado esta coplilla:
"En la calle del Turco
mataron a Prim
y antes de morir decía:
¡Macagüen Reus, a mí plin!"
Pues sí, amigo Dionisio, algo de lo que usted tan amablemente explica ya se puede encontrar en la entrada (lo del origen de la expresión y su uso en la publicidad), de manera bastante coincidente. Se agradece la ampliación y la atención de venir a visitarnos. Y le felicitamos por su blog, que es estupendo. ¡¡¡Ya nos gustaría tener tantos "Nicolás" como tiene usted, amigo!!!
Felicidades por ese artículo sobre un personaje fascinante, protagonista de una historieta del especial Escobar, Rey de la Historieta, y donde se recopilaron las últimas historietas que conozco de Plim.
Muchas gracias, amigo Magín, por la felicitación y por su compañía. Esas historietas a que se refiere, del recopilatorio "Escobar, rey de la historieta" ¿no son las extraídas de los Pulgarcitos 1990, 2004 y 1981(es decir, todas de 1969) que han sido comentadas en la entrada? Al menos son las que aparecen en mi ejemplar del tomo que con ese título se editó en 1985, compuesto por una serie de Olés con ese título genérico.
Curiosamente encontré otra historieta en la que Plim aparece como personaje invitado, esta vez, de una historieta de Carpanta. La aventura se titula “Una sugerencia” y fue publicada en el Olé número 30 dedicado a Carpanta
En cierto modo esta historia es parecida a la que apareció en “Escobar, Rey de la historieta”, pues en ella ,además de Carpanta y Plim, aparecen Zipi y Zape, Petra y el propio Escobar aquejado de la picadura de un bicho que le acarreó fiebre y la pierna a la funerala.
Si los Burgomaestres la desean ver, no tengo ningún inconveniente en escanearla y enviársela.
Ah, amigo Rosaspage, no es necesario. Aquí está, en mis manos, el Olé citado. No recordaba que saliera Plim, ni que la hubiera leído en un Olé de Carpanta, pero esta historieta la tenía "in mente" por ser una de las que Escobar tiene protagonismo. Lo que pasa es que la memoria sólo me permitía almacenar la "mala leche" del comentario final de los Zipi y Zape, que le espetan al maestro que, si lo que ha tenido lesionado ha sido un pie, que "porqué no los dibuja con la mano". Una historieta muy curiosa, de "antología", que incluye, además, la que sin duda es la caricatura del médico de cabecera de Josep Escobar. Sin duda debe aparecer en un Pulgarcito , en torno al número 2000, de los que me faltan (quizá el 2014, por decir uno).
En cuanto a la historieta del "Escobar, rey de la ídem", no supe verla cuando la mencionó el amigo magínelmago, pero hoy, más despejado, la he hallado sin dificultad. Muy curiosa la caracterización de Plim, bastante diferente del original,como si el mismo Escobar sólo tuviera un vago recuerdo de su creación. Lo más llamativo: la antena se le ha multiplicado por dos.
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