Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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martes, enero 24, 2006

Portadas por la cara: ¡Menudo recibimiento!


Nadie le esperaba, pero llegó. El año 1954 lleva una chichonera y, francamente, mejor que no se la quite para saludar porque parece que la va a necesitar, dado que quien le ha abierto la puerta no es otro que Don Berrinche, siempre con el garrote a punto.
En esta portada del almanaque de DDT para el 54 nadie parece estar para celebraciones de ninguna clase. Ni para atender al Año Nuevo, ni para nada. Hay que trabajar mucho para juntar un sueldo decentito.
Será por casualidad, pero en tiempos en los que todos debían arrimar el hombro, Apolino Tarúguez se recuesta sobre su empleado, Doña Tula, que merece un punto y aparte, se sienta sobre su yerno (al que mantiene así prisionero entre llamas redentoras), y Doña Úrsula Rigodón utiliza a Amapolo Nevera como asiento. Se trata de una reiteración triple de una figura de sometimiento. ¿Signo de los tiempos? ¿Una manera práctica de meter a todos los personajes en un espacio reducido?
En la atestada redacción del DDT encontramos a Rosendo Cebolleta esclavo del trabajo y a Ofelio de su propia timidez, que le lleva a escalar puertas para eludir a la vampiresa Rosita (la única vampiresa de la Casa Bruguera, por cierto). Casildo suplica con la mirada la comprensión de su esposa Berta y tan solo parecen espíritus libres aquellos que se refugian en su chaladura, como Don Eulalio, que escribe a máquina con un dedo y un paraguas abierto (para concentrarse mejor) o como el Abuelo Cebolleta, que escenifica un asalto al mando de sus cipayos, o como Don Telescopio (un precedente de Rompetechos), que se ayuda de una lupa para admirar mejor a la mujer de Casildo. En cuanto a los escribientes, ellos son Sisenando Merluzo y mi tío Magdaleno (compañeros bufandistas), con la colaboración activa de Prudencio, que escribe muy aplicado. Amapolo Nevera pone los monos al fresco, mientras que el yerno de doña Tula suda la gota gorda y Violeto ve las estrellas. ¿Me he dejado a alguien? Ah, sí, al loro de la familia Cebolleta, que parece estar llamando un taxi para que le saque de allí.
De todo el conjunto, verdadero "tour de force" coral, destaca el retrato de Doña Tula, de innegable hondura psicológica; auténtica disección de una personalidad autoritaria, intransigente, perversa, sádica, maligna, intolerante, perniciosa, castrense... ¿De dónde pudo sacar Escobar materia con la que crear semejante engendro? ¿Signo de los tiempos, otra vez?
En el estilo de Peñarroya de estos años se reconoce la influencia de su paso por la producción de dibujos animados. Esas narices hinchadas, de un rojo reventón, como globitos colorados, las hemos visto en movimiento, en infinidad de películas animadas de los maestros americanos: de Disney a Fleischer, pasando por Tex Avery.
PD: como confío en que no todo el mundo que entra en este blog sea un experto en tebeos españoles, pongo la nómina de personajes y su respectivo creador, para que conste:
Peñarroya: Don Berrinche
Conti: Eulalio, Sisenando Merluzo, Mi tío Magdaleno, Doña Úrsula Rigodón, Apolino Tarúguez y su secretario
Vázquez: familia Cebolleta
Jorge: Ofelio
García Lorente: Violeto
Nadal: Rosita la vampiresa, Casildo (y Berta)
Escobar: Don Telescopio y Doña Tula y su yerno Martz Schmidt: Prudencio

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Dos cositas:

Una cosita: Sorprende como Peñarroya sale un poco de su estilo para retratar a los personajes de sus compañeros, consiguiendo un bonito resultado.

Otra cosita: A mí me sigue maravillando el color...El amarillo está en su sitio con el tono justo, el rojo es el rojo que combina con ese amarillo...Es muy atractivo. No sé si el color lo daba el dibujante o había algún equipo de coloreadores en esa época en Bruguera, pero es impecable para mi gusto.

Ah, y se me olvidaba...Burgomaestres gracias por identificarnos personajes y autores, pero qué didácticos que son Vds., pero qué didácticos...

miércoles, enero 25, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Arrea!! Nunca nos habían llamao eso!! Qué cosas, qué cosas!! Y a propósito del color, estoy convencido que en estos años lo daban los artistas firmantes. Fue más adelante, con aquello de la masificación esa que el color lo daba alguien en la editorial. Y se nota, se nota...

miércoles, enero 25, 2006  

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