Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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viernes, enero 12, 2007

Manolón, mendigo involuntario


Existe un cierto maridaje, todavía inexplorado, aunque sí insinuado en este weblog en alguna ocasión, entre los fenomenales actores característicos o “de reparto” del cine de comedia español y los personajes de los tebeos cómicos de Bruguera. O mejor dicho, los tipos y las peripecias que se pueden encontrar en uno y otro medio pueden ser intercambiables con mucha frecuencia. Esta impresión se ve reforzada en ocasiones por causa de pequeños hallazgos puntuales de zonas de contacto entre las historietas y las películas que en este país se han hecho en décadas pasadas.

La inspiración no acude al reclamo de la obligación de entregar una página a la imprenta cada semana, se la hace presentarse, con la misma periodicidad, en la mesa de trabajo, recurriendo a todo aquello que puebla el consciente y el inconsciente creativo. Eso da lugar a curiosas coincidencias tales como la que traigo hoy aquí (mientras la prometida entrada sobre Sir Tim sigue desperezándose). En algún lugar de la mente de Raf debía encontrarse una breve secuencia de “Fulano y Mengano”, una comedia de corte neorrealista dirigida por Joaquín Romero Marchent en 1955, cuando, buscando una situación cómica para su historieta correspondiente al número 56 de Gran Pulgarcito (ejemplar para el que también dibujó la portada, una historieta de Flash, el fotógrafo), de fecha 16 de febrero de 1970, dio en contar la anécdota siguiente:
Manolón ha quedado con su ayudante Tapón (a estas alturas, ya más un amigo que no el subalterno de las primeras entregas). Se presenta antes de tiempo y durante la espera, como tiene calor, se quita la boina y es tomado por un mendigo por dos transeúntes de aspecto aburguesado, que le dan limosna. Manolón se ve así convertido en un involuntario mendigo y es reprendido por un gendarme. Al final llega tarde a la cita él pues ha tenido que dar explicaciones en la comisaría para evitar ser encerrado en un calabozo.
Esta situación, casi idéntica, se producía en la película mencionada. José Isbert queda un momento parado ante una verja, esperando a su amigo Juanjo Menéndez (cuyo físico esbelto y desgarbado resulta muy “rafiano”, por cierto). Un señor muy atildado que busca a un necesitado para hacerle una caridad, lo toma por un pobre y le da un duro (cinco pesetas. Para los jóvenes: tres céntimos de euro). Aparece un guardia del parque (nada menos que el gran Manuel Alexandre) que amenaza a Isbert con una multa por practicar la mendicidad.
La película, frente al tebeo, eso sí, contiene una mayor carga ácida en sus diálogos, lo que nos permite oírle decir a Pepe Isbert una frase tan amargamente cómica como es: “Ahora que somos pobres, podremos defendernos”, cuando intenta hacer comprender a su amigo que, al ser tomados por pobres de pedir, al menos, han alcanzado algún tipo de “status”, cosa que antes no tenían.
Esta situación del “mendigo involuntario” no es, precisamente, una novedad (Chaplin, que no es ningún artista marginal –o no lo era, hace unos pocos años- la utilizó para su Charlot en alguna que otra ocasión), pero basta observar la figuras de los señores que dan la limosna a Manolón y a Pepe Isbert, para establecer, con alguna autoridad, cierta identificación entre ellos, lo que permite aventurar que, de forma consciente o involuntariamente, Raf estaba tendiendo un puente entre su arte y el de nuestros “peliculeros” más entrañables.


NOTA: Ciertamente, Manolón, desde su mismo nombre, parecía reclamar que lo hubiera encarnado en la pantalla Manolo Morán, aunque tal cosa no habría sido posible pues la creación de Raf y el actor madrileño no llegaron a coexistir. Manuel Morán León, nacido el 30 de diciembre de 1905, murió en 1967, dos años antes del debut del personaje de Raf en Gran Pulgarcito (aunque, bien mirado, un poco Manolón “avant la lettre” sí era en “Los ángeles del volante” –Ignacio F. Iquino, 1957-). De todos modos, quizá sea más ajustado a la cronología de los hechos afirmar que, por una semana, y por unas viñetas, Manolón interpretó en su página el papel de José Isbert.

19 Comments:

Blogger Los Burgomaestres said...

¡Genial visión, amigo y compañero burgomaestre! Y contado de esta manera hasta les veo un parecido físico a Manolón y Pepe Isbert.
Mañana, ¿como siempre, no?

viernes, enero 12, 2007  
Blogger J M said...

Burgomaestres, su sagacidad es digna de un sabueso y su vista rivaliza con la del lince. Qué digo, con la del águila imperial.

Ah, qué delicia el trazo de Raf en esta época. Un dibujante magnífico. Y por cierto, homenajeado en su efigie bitacoril. Aunque su predecesor en el cargo de “mayor” acabara en el presidio, como se relata en una de las aventuras largas de Sir Tim de más grato recuerdo.

viernes, enero 12, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡¡Por supuesto, amigo y compañero!! Mañana, como siempre, con un alegre dubidú! (y un dividí, también). Amigo Joan M. Mas, le agradezco infinito sus muy amables palabras, pero ya veo que en el inminente post sobre Sir Tim no voy a poder contarle nada nuevo. Le veo muy "puesto", amigo Joan....

viernes, enero 12, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Don Manuel (Aleixandre) hablaba de tebeos conmigo; de forma entusiasta, sí.
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viernes, enero 12, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡¡Qué lujo de conversaciones!! ¡¡Cómo les habría gustado a estos burgomaestres, escucharles!! (Y hasta intervenir un poquito, osadamente).

viernes, enero 12, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Fabuloso el hallagzo y la comparación, sres Burgos;
No recuerdo si han hablado de ella en la entrada de los primeros tiempos de Raf (soy un desmemoriado total), pero aparte del símil cinematográfico (¿se imaginan a algunos personajes cómicos con las voces características de nuestros mejores actores patrios?) la obra de Raf de su primera etapa en Bruguera, finales de los cincuenta, yo diría que tiene más que ver con sabores de la época como sainetes, teatro, novela social, seriales radiofónicos... Raf supo aprovechar estereotipos de su tiempo y transvasarlos con éxito a sus historietas.

sábado, enero 13, 2007  
Anonymous Anónimo said...

>>>hasta intervenir un poquito, osadamente>>> (Burgos)

El menda, no; pero él, Don Manuel, sigue asistiendo a la tertulia.

(Cuando no rueda y así. Ya todo ha cambiado, claro, porque murió el cerillero, Don Fernando está malito... y bla bla bla).
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sábado, enero 13, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

Nos queda un poco lejos, pero ¿quien sabe? Igual un día entramos en el Café Gijón (es allí, ¿no?) y decimos: "Somos los Burgomaestres y venimos de Barcelona. ¿Podemos sentarnos un ratido?¿De qué se habla hoy?".
Gracias, amigo migsoto, por el comentario. La influencia de los seriales radiofónicos y los sainetes y de las demás cosas que mencionas estaba en Raf, y también en todos los que le precedieron. Aquí hemos ido hablando de ello desordenadamente, como tenemos por (mala) costumbre.

domingo, enero 14, 2007  
Anonymous Anónimo said...

>>>...influencia de los seriales radiofónicos y los sainetes...>>> (Burgos)

El hijo de uno de los grandes (también, él, grande, por cierto) me comentaba que mientras su padre trabajaba, él, el hijo, se acomodaba bajo el tablero -"como si una cabaña piel roja"- para escuchar los radiodramas.

Y que más de un domingo, o así, cuando los cuatro -o los seis- se reunían, comentaban con toda pasión los lances y futuribles de los episodios de "El Amo", de "Ama Rosa", "Lo que no muere", "La intrusa"...

La vida misma, pues.
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domingo, enero 14, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

Hombre, don Jesús, díganos usted a quienes se refiere... ¿Quién era ese niño que se cobijaba bajo la mesa de dibujo de su padre? ¿Era Guillem Cifré? ¿Era Jordi Bernet? Por completar la imagen, digo,...tan entrañable.

domingo, enero 14, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Jordi Bernet no me ajunta.
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lunes, enero 15, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡Ah! Pues entonces, no diga usted más... si no quiere, claro. Aunque sería interesante saber... Pero bueno, eso es cosa suya. ¿Encajó mal algún comentario crítico, quizá? ¡Ay, esta manía mía de plantear hipótesis!! En cuanto me descuido, ya estoy otra vez!! En fin, nada. Que ya queda completo el relato de la anécdota. Gracias, como siempre, don Jesús, por compartirla en este modesto foro.

lunes, enero 15, 2007  
Anonymous Anónimo said...

>>>¿Encajó mal algún comentario crítico, quizá? ¡Ay, esta manía mía de plantear hipótesis!!>> (Burgo)

No, bueno, sí, no sé; sí sé: la cosa llega de cuando aqueste Cebolleta dirigía “Tribulete”; allí arremetíamos (humildemente…, y usando la perspectiva, creo que nos quedábamos cortos…) con justiciera ferocidad de arzobispos contra los productos “caóticos” (ya saben, aquello de Metropol; Mocambo; K.O. Comics; Thriller…). Era en 1982 y 1984. Arremetíamos, eso sí, con mirada global contra el grupo; y las posturas personales de las sus gentes… que nos parecían ofensivas para el ojo divino del lector confiado… y así. ( Lo que definí, después, como “el otro mal de ojo”).

La propia soberbia de alguien ya fallecido, el cuasi suicidio de otro, el desprecio altanero del de más acá… Todo acabó (el tiempo desmiente y ajusta; siempre) mal y se hundieron… como de esperar era y en el caos. Y él era muy amigo de sus amigos y de los amigos de otros amigos (yo sólo soy amigo de los estetas y de los honestos; de éstos, si se me apura, más), pero no era neutral. Y se lo tomó con orgullo de tribu lacerada; no sé.

En momento alguno me ajuntó, ya dije.

Lo torpe es que diez años después escribí una reseña sobre “Torpedo” (en el núm.11 de “Viñetas”, creo), y allí hablé de la importancia de un tipo creador como él y de su uso brillante y sabio de la luz; algo así (artículo de la sección “Delicatessen”…, que fue plagiado en otros papelotes, digámoslo, sí).

Me consta que lo primero que hizo un responsable de la cabecera fue enseñarle el texto se lo enseñó —tan alborozado como orgulloso—. Pero no me perdonó: en una fiesta de la editora, con Monsieur Jacques presidiendo, él “ofendido” me ignoraba como si comensal no fuera (en una mesa de apenas treinta puestos…). Y había “entrenado” —en la su actitud— a sus allegados (pareja, otros historietistas… que tampoco es, lo admito, que me amaran hasta el ojete amado.

En fin, patatas en latín: tiempos aquellos en que ser crítico de historietas hasta era arriesgado; que mi auto de aquel entonces daría fe, el pobre: hoy, chatarra secuestrada por otras tribus y otras etnias, ay).
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martes, enero 16, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

Pues me entristece un tanto constatar una vez y otra que somos así, tan poca cosa... (Lo digo por aquello del sectarismo, del orgullo mal entendido, la incomprensión y todas esas zarandajas...). Por otra parte, me ha gustado mucho leerle esa expresión tan simpática que hacía décadas que no me encontraba: "En fin, patatas en latín". Ha sido como encontrarse un viejo plumier, en un cajón.

martes, enero 16, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Jospa...

Yo tuve un plumier (¿1958?) con una tapa-regla que se adornaba con calcomanías de seres bruguerianos...
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miércoles, enero 17, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

Pues ya que lo recuerda tan bien, déjeme decirle que aún lo tiene...

jueves, enero 18, 2007  
Anonymous Anónimo said...

¡ Vaya rostro !

Recuerdo -con toda claridad- la ronda de Rembrandt... ¡¡ y aquí no está !!
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jueves, enero 18, 2007  
Blogger Los Burgomaestres said...

Mire bien... se habrá caído detrás de la concertina.

viernes, enero 19, 2007  
Blogger yanmaneee said...

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sábado, septiembre 28, 2019  

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