Dimisión irrevocable
Una dimisión debe ser necesariamente irrevocable, de otro modo uno no sabría a qué atenerse en este mundo en el que siempre las rendiciones deben ser incondicionales y las actividades frenéticas y cada sustantivo lleva, como un hermanito siamés, su adjetivo unido de forma indeleble. El caso es que el presidente del Real Madrid ha presentado hoy su dimisión (irrevocable, naturalmente) y eso en este país que nos ve madrugar por las mañanas y trasnochar por las noches tiene una trascendencia que no se la puede saltar ni un gitano (dicho sea con el debido respeto a las minorías étnicas), ni tampoco saltársela uno a la torera (dicho sea sin ningún respeto por los taurinos ya que a éstos se les puede nombrar sin ofensa, por lo visto).
Este burgomaestre no puede resistirse a la tentación de dedicarle, desde su modesta posición, una viñeta a don Florentino Pérez (y otras hierbas...céspedes, en este caso) que ha tenido el buen juicio, el acierto y la claridad de pensamiento de dimitir. Don Florentino, que ha sido el rey del mambo y ha dado un nuevo significado a la palabra prepotencia, hoy se ha quitado de en medio. No ha sido la suya, no obstante, un modelo de dimisión de los que cuadran a quienes admiten el error. Hasta en el fracaso, Don Florentino ha sido arrogante, pues con su acción pretende haber resuelto los males de su club ¡Suprema vanidad, pensar que hasta con la retirada se obtiene la victoria...! De todos modos, y hablando en términos generales, en opinión de este burgomaestre la dimisión es un arte que todo aquel que tiene un cargo debería cultivar al menos una vez en su carrera y cuanto antes, mejor. Don Florentino Pérez ha necesitado tiempo, probablemente más del necesario, para darse cuenta de que igual quien sobraba allí donde estaba mandando era él. ¡Ay, si todos los que detentan el poder despóticamente tuvieran ese momento de lucidez y se volvieran a su casa a regañar con el gato...! Pero no, se empecinan en ir dejando cadáveres (políticos y de los otros, ojo) a su paso, fagocitando acólitos, secuaces y ad-láteres relamiéndose con cada nuevo fiambre. Es lo que tiene empeñarse en estar en la cumbre por cualquier medio, que luego sólo hay un modo de bajar: tirándose.
NOTA: la viñeta ilustrativa, como siempre, cien veces más valiosa que la palabrería de este necio burgomaestre, es obra de Peñarroya y está extraída de la sección: "BRRRRR! ¡Cómo está el deporte! por Don Berrinche, reporter diplomado y malhumorado" del número 194 de la revista EL DDT, de 1955.
Nota2: hoy tenía prevista otra entrada, pero, miren ustedes, se ha hecho tarde, muy tarde...
Nota2: hoy tenía prevista otra entrada, pero, miren ustedes, se ha hecho tarde, muy tarde...
7 Comments:
Esto sí que es rabiosa actualidad. Enhorabuena por el oportunismo y, ya que hoy les veo taurinos, les felicito por estar con el capotillo siempre preparado para hacer el quite a lo noticiable.
Como madridista...
... el menda se calla en estos duelos florentinos.
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Ya que andamos metidos en cosas futboleras, tirad de vuestros archivos y completad mi lista de futbolistas (4 en cada tebeo) que salieron en DDT nº33,34,36,45 Din Dan nº1,6,10,13, Pulgarcito 1917,1934 (1968) Si podeis escanearme imagenes, colosal ¡¡
Todos los tebeos del año (1968).
Ay! Don Jesús, no se apene usted por tan poca cosa, que a partir de ahora...¡la cosa irá a peor!!!No, es broma. Seguro que el Real volverá por la senda del éxito muy pronto...
Amigo rebote, anotamos su petición, pero...me temo que sobreestima nuestro archivo tebeístico. Qué más quisiéramos que darle este gusto, pero... Se intentará.
No me apeno: me da vergüenza.
Por los niños.
(Yo, que no pude jugar al fútbol, salvo de árbitro y desde/sobre un alféizar..., jamás entenderé cómo no se da un ejemplo, o se actúa ejemplarmente. Ya, ya sé: soy un viejo. Es posible: añoro a Arconada).
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Ay, delante de los niños, siempre se puede sentir vergüenza. Nos sobran las razones a todos los que ya somos adultos (o casi). Esto del fútbol, al menos, les puede procurar una ilusión, mientras no se enteren de los intereses ocultos y de las corruptelas. Yo, al menos, aún me siento niño viendo algún partido que otro e ilusionándome con algo tan tonto como un gol de mi equipo. En caso contrario, ¡¡de qué iba yo a perder el tiempo con estas cosas!!!
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