El product placement, o lo que sea
La aspiración máxima de la publicidad es pasar inadvertida, vivir infiltrada en el cuerpo social, y por ahí se le ve lo que tiene de régimen totalitario. La publicidad habla entre sí en inglés, y al final ha conseguido que, en vez de ir en busca de la gente, sea la gente quien se dirija hacia ella, como quien se dirige a una última instancia. La publicidad es el profeta atrayendo hacia sí a una montaña de consumidores. La publicidad se plantifica ante las narices del viandante, y para no llamar la atención se disfraza en plan Mortadelo de product placement (de producto colocado), y le ocurre, claro, lo que le pasa a Mortadelo, que se le ve la cara. En esta viñeta de "El caballero Simón, pequeño pero matón" (Pulgarcito núm. 1.520, fecha del 20 de junio de 1960), Jorge, que es el autor, ha colgado del manzano un cartel publicitario de chicles Duglas, sin ninguna duda por encargo del jefe. Los personajes no advierten este cartel, que está dibujado como ellos, pero que no pertenece a su mundo. El cartel sólo puede verlo la gente, y en esto lo que se descubre es que la publicidad no tiene nada de fantástico; el mundo de la publicidad, a diferencia del de los lectores, es exclusivamente el mundo de la realidad; pero la publicidad no se resigna, y por ahí, intentando transubstanciarse en irrealidad, es por donde anhela atraparnos desde el primer día. A esta publicidad de los chicles Duglas le importa un rábano colarse con chulería y anacronía en una historieta del medioevo, porque es consciente de su invisibilidad, ya digo, para los personajes, que son los que podrían protestar. La publicidad, por supuesto, lo que quiere es que la vea el lector; sin embargo, como ya se está haciendo mayorcita, le da vergüenza exhibirse desnuda, y va y se viste de fantasía. Pero ya se ha dicho que es una fantasía ful.
(Ah, la otra viñeta procede de una aventura de "La terrible Fifí", de Nené Estivill, publicada en el Pulgarcito núm. 1.650, con fecha del 17 de diciembre de 1962. Por supuesto, hay apariciones anteriores de la misma marca en muchas historietas de Mortadelo y Filemón. Ya las recordaremos en próximas ocasiones. El anuncio a media página de los chicles está sacado del Pulgarcito núm. 1.875, con fecha del 10 de abril de 1967. Los tíos, encima, les pedían a los concursantes un sello de 1 peseta para contestarles).
10 Comments:
Esto me ha recordado unas historietas a página completa y a color por Ibáñez que eran publicidad de Pepsi-Cola “La Bebida de la cordialidad”. En cada historieta un chico en patín americano y provisto de una pepsi aplacaba los berrinches de diversos personajes envueltos en líos. ¿Alguien más recuerda estas historietas o debería preguntar en el museo paleontológico?
¡Ah, claro!, amigo Joan. Me imagino que te refieres a las historietas de Pepsiman. Es un buen tema, por supuesto, junto con la del pegamento UHU, la Quina San Clemente y las de Don Pedrito que está como nunca, y alguna más, todas de Ibáñez. O por lo menos iniciadas por él.
Sí,yo también recuerdo las historias publicitarias ibañezcas. Lo del chicle Duglas me parece una forma de publicidad muy ingeniosa, y siempre me ha encantado la forma de españolizar esa marca: nada del americanizado Douglas, aquí Duglas que es más cañí.
Amigo Gordito Relleno, lo del nombre de Duglas es para nosotros un verdadero enigma, que habrá que desentrañar algún día. ¿Era una marca española internacionalizándose o una americana españolizándose? Y si disculpa lo indiscreto de preguntarle aquí en público ¿ud. de quién es más de los Duglas o de los Daglas? Aquí los Burgomaestres, como en todo, somos uno de cada.
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Que lo de Mortadelo fue un error, eso lo saben hasta los negros (hutos inclusos); y los primeros en lamentarlo somos los forofos del Niño Prudencio (sí, el del pega-mento Uhu), los defensores de Pepsi Man (sí, el de la Pepsi Cola), los eufóricos de aquellas series dispersas, que no perdidas, como Claro que... y otras
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... siempre le quedará Paris o Bankunion, no sé: puede desempolvar su brillante forma de enfocar la historieta publicitaria, puede retornar al coñá que mejor sabe y resucitar a Don Pedrito, que estaba como nunca.
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Lo siento pero yo era de Cheiw. Ah, y de unos chicles de fresa llamados Niña que les robaba a mi hermana. Lo de Duglas me pilló sin dientes, aunque está claro que se pronuncia Duglas, faltaría plus. Ya vale de tanta americanización, o.k. brothers?
A Don Pedrito, y al niño Prudencio, y a Pepsi Man, ya digo, los traeremos aquí, por supuesto. Nosotros creemos que otra Bruguera es posible. Respecto a lo de Bankunión, Jesús, en efecto, mientras nos quede el Opus nos quedará Bakunión, y el Atlántico y el Popular (el banco, el partido también, con unos cuantos legionarios de la cruz).
Ah amigo Gordito: "... eso me mola chaval", ¡pues claro que en este wblog o lo que sea también somos mucho de Cheiw...! juuunior... ¡ratatatatá! ¡
Otra cosa que debe saber todo el mundo es que la canción de Cheiw junior se debe al ínclito Juan Pardo (sí, sí, el de los Brincos), lo mismo que el jingle aquel de "Quiero Danone ta-ca-tá, Toma danone tacatá...etc". Ah! ¡Compañero! no estoy de acuerdo en que seamos uno de cada "en todo"!! Piensa en Fritz Lang, o en los Beatles, por poner dos ejemplitos de nada...
Bueno, en los Beatles habíaa uno de cada, y Fritz Lang tenía un ojo de cada... ¡Y muchas gracias por el cambio!
OK. Bien mirado, así abarcamos el doble de terreno. (?)
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