Damos paso a la publicidad

La publicidad es uno de los muchos males necesarios que caracterizan la vida actual del mundo occidental. Hay mucho que comprar porque hay mucho que vender y, de alguna manera tenemos que atender a tanta oferta. Hoy en día la publicidad se ha convertido en algo incomprensible. A fuerza de sofisticarse y de recrearse y de autoreferenciarse, los publicistas ya consideran innecesario convencer al consumidor de que debe comprar los productos que anuncia. De hecho, hasta parece que ya no es imprescindible ni tan siquiera HABLAR de los productos que anuncia. En los buenos viejos tiempos las cosas no eran así, como se puede apreciar en los anuncios que Bruguera publicaba para auto-publicitarse.
En el ejemplar de "Biblioteca cómica PULGARCITO de 2 de junio de 1951", los personajes de DDT se presentaban directamente al lector. Sistema elemental y eficaz de captar nuevos clientes. Uno podía conocerles "de primera vista" y, caso de encontrarlos divertidos o interesantes, podía correr al quiosco más cercano y desembolsar el "irrisorio" precio de dos pesetas y adquirir un ejemplar del DDT, en aquellas fechas, una revista humorística en fase de despegue.
Viajando atrás en el tiempo un año y medio, en el número 129 del "Álbum infantil PULGARCITO", encontramos tres anuncios sumamente interesantes, que reproducimos aquí. Dos de ellos podían haber ido, con toda justicia a engrosar la serie dedicada a la radio (que por cierto, tengo que finalizar un día de estos con un tercer capítulo, por lo menos) porque se trata, precisamente de publicitar las actividades "extra-papelísticas" de nuestros amados personajes. Efectivamente, abandonando su mundo bidimensional enviñetado, los personajes Bruguera adquirieron la facultad de hablar y lo hicieron a través de las ondas en programas semanales en Radio Miramar y Radio Barcelona. Se me ocurre, ahora que lo estoy escribiendo, que sería bueno averiguar si se conserva alguna grabación de alguno de estos programas o, al menos, una nómina de los profesionales que los llevaron a cabo. Bonita labor de investigación...para un burgomaestre desocupado. ¿Conocen ustedes a alguno?
Por último, en el mismo número tenemos este anuncio del Cine Skob, el conocido proyector casero patentado por el polifacético de Escobar, en el que uno podía ver en acción, por ejemplo a Carpanta, o a Zipi y Zape.
¡¡Esto sí eran anuncios, amigos!!! ¡¡Todavía hoy son algo formidable!!
NOTA: Verdaderamente, la publicidad consigue hacernos ver cosas imposibles ¿Pues no está Doña Urraca al micrófono de Radio Barcelona adornada con una expresión afable y cordial?