Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

martes, marzo 07, 2006

Hacer la felicidad de los demás...



Don Tele es feliz con su televisor. Cuanto más está con él, más feliz es. No necesita nada más, ni concibe otro tipo de felicidad. Sus únicos problemas en la vida son los que pueden separarle de su aparato receptor e incomodarle a la hora de estar con él (fundamentalmente, los vecinos gorrones). Su mundo entero cabe en la pantalla de su televisión. Y es que Cifré imagina, por lo común, personajes enamorados de forma poco común. Así es la pasión que domina a Don Tele por el nuevo medio. Y el retrato de esa pasión constituye el núcleo de las historietas que en las páginas del Tio Vivo protagonizó este personaje desde la primavera de 1960 hasta el número 98 de la segunda época, allá por el mes de enero de 1963, cuando su creador ya había fallecido.
Los personajes de Cifré, además de apasionados, tienen buen corazón y son muy dinámicos. Viven sus emociones con un dinamismo despampanante, bien patente por las líneas cinéticas que los acompañan siempre. Cuando escuchan lo que otros personajes dicen, suelen expresar a menudo algún tipo de compasión o, al menos, de empatía, cosa que uno puede no advertir, pero que impregna cada historieta de sentimiento. Hablando de sentimiento, se me ocurre que quizá Cifré y Jorge son dos perfiles complementarios de un mismo tipo de artista. El terreno temático de ambos está constituido por el mosaico de las emociones humanas en mayor media que ninguna otra constante. La diferencia está en que Jorge es capaz de desvelar el lado oscuro del hombre, mientas que Cifré, prácticamente, parece desconocerlo en absoluto. La maldad es bien conocida por Jorge, mientras que Cifré es incapaz de encontrarla y, en consecuencia, de plasmarla. La eficacia de su humor es más bien escasa. De todos los grandes de la historieta de Bruguera, probablemente sea Cifré el menos cómico. La raíz de su inspiración es demasiado amable, demasiado bondadosa para provocar risas, las cuales, en alguna medida siempre han de tener mucho de despiadadas.
De buenos sentimientos, de tiernos corazones habla la historieta de Don Tele que traigo aquí hoy, extraída del Tio Vivo número 37 (segunda época) de noviembre de 1961. En ella se desliza el tema, tan debatido en nuestra sociedad, del excesivo protagonismo que se da a la televisión en detrimento de otros placeres cotidianos más, digamos, personales, pero creo que lo esencial de la anécdota narrada radica en mostrar la ternura de ofrecer lo que se tiene a quien carece de ello. Don Tele y su tía (quien antes fuera su esposa, por cierto) pasean por los suburbios a la hora de la siesta, con la sana finalidad de rebajar la comilona dominguera cuando la visión de un paupérrimo niño que juega a la puerta de una chabola con unas piedras conmueve al hombre y le hace proponerse dar una alegría al niño y a sus padres, ofreciéndoles su más preciado bien en forma de una sesión de tele. La sorpresa viene dada por el hecho de que aquellas gentes en apariencia menesterosas tienen un aparato de mejor calidad que el suyo y que, simplemente, prefieren divertirse por los medios más simples y tradicionales, tales como el vino de la taberna (el progenitor) y las piedras de los andurriales (la progenie).
¿Desmitificación de las bondades de la incipiente televisión? Puede ser, aunque también hay una desmitificación de la caridad, de los bienes de consumo, del modo de entender la vida como un afán por acumular nuevos artilugios. Quizá encontremos también una idealización de la pobreza, o una relativización de la riqueza. En todo caso, una gran historieta de un gran autor.
Para este burgomaestre, la polémica que se suscita a menudo entre la gente a propósito de la manera en que los niños dependen hoy en día de la televisión para distrerse en oposición a lo mucho y bien que se divertían antes sin ella es tan estéril como absurda. Jugar en la calle es preferible a ver un programa malo de televisión, por regla general y, del mismo modo, ver un buen programa de televisión es infinitamente mejor que apedrear gatos en la calle. Y por otro lado, en el nivel reservado a lo sublime, están los tebeos...

8 Comments:

Blogger Los Burgomaestres said...

¡Cuántos debates salen de este espléndido, post, compa! Y esos palos de la luz de la historieta...

miércoles, marzo 08, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

"en el nivel reservado a lo sublime, están los tebeos..."

Esta frase vale por todo el weblog. Felicidades.

miércoles, marzo 08, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Hombre , amigo Gordito, gracias, pero ahora no sé si valoras en exceso la frase o subestimas el weblog...
En cuanto a lo de los debates, amigo y compañero burgo...Pues sí, ahí están abiertos. Ya se nota, ya la corriente... No, en serio, es una historieta que me pareció especialmente clarividente (sobre todo teniendo el momento en que se hizo. Pero, vamos, es que hoy es exactamente lo mismo, eh?) En fin...más tiempo que tuviéramos, más que nos enredaríamos.

miércoles, marzo 08, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Yo aquí valoro, en el grado más sumo que haya, la frase, el weblog, sus creadores, sus visitantes, sus opiniones y la madre que los parió a todos.

Por si había alguna duda.

miércoles, marzo 08, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡Caramba, amigo! Nos deja usted sin palabras... (Bueno, eso sería como dejar a Don Pelmazo o al abuelo Cebolleta mudos). En fin, agradecidos. Eso, por supuesto. Y muy contentos de tenerle aquí, también. A fin de cuentas, este weblog (o lo que sea) se hace, en gran medida, para usted.

jueves, marzo 09, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Ahor so y e qu m qued si palabra

jueves, marzo 09, 2006  
Anonymous Anónimo said...

>>>Nos deja usted sin palabras... >>>

Es raro: hay ocho en el mercado...
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lunes, marzo 13, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Cristo se quedo en siete, y calló.

martes, marzo 14, 2006  

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