Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

viernes, febrero 10, 2006

Serie Portadas por la cara: codeándonos con la Alta Sociedad




Siendo esta un weblog (o lo que sea) de aristocrático nombre, es de justicia dedicarle algún comentario al reflejo que el estamento más postinero de la sociedad haya podido encontrar en los tebeos Bruguera. Gente de alcurnia la hay para ocuparnos largamente de ella en sucesivas entradas. Así hablaremos de personajes muy conocidos, tales como el mismísimo Sir Tim O'Theo, o Deliranta Rococó y de otros mucho menos famosos, como Sir Filstrup (de quien deberemos investigar su parentesco con la titular de esta weblog o lo que sea). De momento, y para abrir boca, aquí tenemos dos portadas de Peñarroya, ese genial artista tan sobresaliente en la creación de historietas como en el oficio de portadista.
Peñarroya disfruta hincándole el colmillo de la burla a la aristocracia. Esas personas estúpidas, huecas y vanas, cargadas de joyas, pedrería y medallas le resultan tan magníficamente ridículas que descarga sobre ellas el más recio chubasco de su humor. Si para sus personajes habituales, prototípicos miembros de una modesta clase media, reserva delicados acentos de ternura, para los eventuales retratos de escenas de la Alta Sociedad, Peñarroya se emplea a fondo en una gozosa demostración de humor burlesco.
En la primera (por orden de publicación y por orden de aparición en este espacio virtual), la visión ofrecida de las personalidades que asisten merece el adjetivo de brutal: ese amasijo de cuerpos, ese ramillete de los típicos piececitos de Peña, esas caras aturdidas, contraídas, crispadas, indiferentes; ese puño de camisa volador, ese zapato, ese canapé, esos tirantes, esos faldones de frac que aletean ... todo ese batiburrillo, en fin, que forman los invitados a la distinguida recepción y que palpita confuso y compacto consumido en su afán por conseguir una croqueta o una copa de champán, definen con exactitud la opinión que le merecen a Peñarroya. Todo el peso del linaje, el rigor del imperio de las buenas maneras, la etérea galanura que da la sangre azul, saltan por los aires en el lienzo peñarroyista en esta pirueta de gracia triple: da risa la comicidad de los personajes del primer plano que es irresistible y su expresión gráfica, un modelo de caracterización del juguete cómico; da risa, también, la gracia de la anécdota en lo que se refiere al despiste del estrafalario personaje que pregunta, y da risa, además, el trasfondo de crítica de una sociedad de figurantes de relumbrón, que se mata por comer caliente "de gorra".

La segunda portada, describe, tal vez, un momento posterior de la misma velada. Los distinguidos invitados ya han llenado sus buches y calmado sus ánimos. Visten sus mejores galas y nadie puede verles los ojos, pues los tienen cerrados. Sus existencias discurren mejor así, porque no hay nada que mirar, nada que ver. Esos pechos henchidos de fatua dignidad, adornados con brillantes insignias de latón y oropel los de los hombres, y de gemas preciosas los de sus orondas mujeres, cobijan corazones que no tienen nada por lo que latir. Esas cabezas erguidas sólo aptas para que se prendan a ellas monóculos, rizados bigotes o peinados hechos de arabescos, no tienen nada en qué pensar, excepto recordar el palacete en el cual se celebrará el próximo ágape. Toda esa soberbia vanidad, se desinfla de pronto y queda reducida a la nimia presencia de un hombrecillo dormido que es transportado como un fardo. Con gesto de "prima donna", la dignísima esposa acarrea el bulto en que ha quedado constituído su marido y se despide de sus dignísimos anfitriones con unas palabras de disculpa que son un monumento al eufemismo: "mi esposo está algo cansado" . Broches, bandas, brazaletes, armaduras, patillazas, collares, impertinentes... Todo ha desaparecido de la vista de ese hombrecito, tan insignificante al fin. Chissst! Silencio, no lo despertemos.

Nota: el DDT 84 salió en diciembre de 1952 y el número 159, en abril de 1954.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

En estos dos chistes se nota como el mundo de Bruguera se parecía al mundo de La Codorniz, sobretodo a la Codorniz de Mihura y Tono, lleno de los peores tontos que pueden haber, los que nunca descubrirán que son tontos porque están demasiado rebozados en su propia "importancia"
-"Anda Pepe"- decía una señora aristocrática de Tono en un chiste- "Tú que has estudiado solfeo, toca el timbre".
O, a lo mejor, es que el humor siempre ha estado unido en contra de estos especimenes que por su propia naturaleza dominante e intolerante son los más propicios a ser el blanco de las risas
¡Un abrazo!

sábado, febrero 11, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Muy acertado, amigo Choko, en tu apreciación. El DDT y la Codorniz coincidían en bastantes puntos, como no podía ser de otro modo, tratándose de semanarios de humor. En Bruguera todo acabó siendo la misma revista de historietas, pero no siempre fue así. Los que tenemos ahora cuarenta y tantos años recordamos un DDT que era igual que el Pulgarcito y un Tio Vivo que era lo mismo. Cuando Ibáñez triunfó de la forma en que lo hizo todavía se uniformizó más todas las publicaciones de historietas de la editorial, que vivió entonces su periodo de máxima difusión,para culminar en la desaparición. Pero sí, en aquellos lejanos años cincuenta, todavía había sitio para un semanario de humor para mayores un poco al estilo de la Codorniz. Gracias por el comentario.

domingo, febrero 12, 2006  

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