Un vistazo al interior...

A esto de los tebeos... hay dos formas de acercarse... Una consiste en quedarse en el exterior, la otra requiere adentrarse en su trastienda. Este burgomaestre es de los que prefieren no conocer el truco del mago, y se solaza con la magia del resultado final, sin preocuparse demasiado por los entresijos ocultos, ni por el mecanismo que rechina y cruje detrás; pero hay infinidad de aficionados a los tebeos que quieren saber el cómo, el quien y el cuándo de su elaboración.
Para unos y para otros, por supuesto, es este weblog (o lo que sea). En esta ocasión, pretendo dar gusto a unos y a otros, aportando muestra de un tebeo especial, el Almanaque de Pulgarcito para 1966. Admirando la portada de Peñarroya se quedan colgados los aficionados que son del estilo de este burgomaestre, mientras que en el reverso de la misma, hay materia para el deleite de aquellos a quienes les domina la curiosidad por saber la verdad que está detras de la explosión de color y de fantasía que encadiló a los primeros.
La parte colorida de esta doble sesión de magia nos presenta una erupción de cava (español o catalán, a elegir) que despide personajes en todas las direcciones. Peñarroya se hace cargo de la ejecución y hace suyos los muñecos de sus compañeros, llevando a su terreno gráfico personajes ajenos. Domina la escena (a modo del caballo de "La rendición de Breda", por el lugar que ocupa) la oronda humanidad de Gordito Relleno por un lado y, en la parte central, una versión de Doña Urraca sorprendentemente verde (Peñarroya solía pintarla de este color por alguna razón... Tal vez por equipararla en su particular visión a la Malvada Bruja del Este, del Mago de Oz). Los demás personajes tienen muy repartido el protagonismo y, sin duda, provocaban en los fans de algunos de ellos algún gesto torcido de desaprobación (Lo sé porque a mí me pasaba...).

La parte en blanco y negro de la entrada de hoy es la que ofrece una sucinta y poco reveladora versión de las interioridades de la creación y confección de la revista "Pulgarcito" y tiene, a pesar de su carácter institucional (y por lo tanto parcial), un tremendo valor para el aficionado que está ansioso de conocer la parte de sudor que se incluye en la fórmula mágica que nos proporcionaba el placer de los tebeos. Este burgomaestre invita al amigo lector a ampliar estas imágenes y a hacerse la ilusión de estar visitando ese lugar de trabajo del que salían esos ramilletes de ilusión que son los tebeos. El trabajo anónimo de tantas personas que imaginan, elaboran, cortan, pegan, empaquetan y reparten "Pulgarcitos" constituye un espectáculo en sí mismo y un documento que a buen seguro degustará cual néctar todo amante del tebeo Bruguera.
NOTA 1: Identificar a los dibujantes que aparecen en la fotografía no es tarea fácil. Me atrevo a apostar por Segura y por Nadal, vistos de derecha a izquierda. Nadal tiene que ser el señor elegante que fuma y dibuja con un empaque prodigioso y que viste americana y fina corbata mientras otros compañeros están despechugados o en manga corta. Al jovencito que trabaja a su izquierda le encuentro parecido con la caricatura que Conti le hizo a Segura. Del resto, yo no me atrevo a dar ningún nombre. Hay un señor con bigote, detrás de otro señor con bigote de pelo gris, que se ríe ferozmente. Podría ser Escobar o Peñarroya, no sé... En fin, invito a los amigos visitantes a proponer nombres. La foto no es demasiado buena y además, apostaría de que ya en 1965 era algo añeja, pero nadie dijo que esto fuera a ser fácil...NOTA 2: No sé qué decir de esos camiones (de aspecto tan antiguo, por cierto, mucho más antiguo de lo que se podía esperar aquel año), pero tienen algo que me hace estremecer...Los miro y...I'm all shook up!