El mar
Castillo, con su Capitán Barlovento, es el dibujante que mejor ha plasmado en los tebeos de Bruguera la tristeza y la soledad del mar. Al Capitán Barlovento le sienta tan bien el bitono como la cuatricromía, porque en Barlovento, más que la caza de la ballena por un capitán miembro de la liga protectora de animales y plantas, y más que el oleaje y la resaca del océano, y más que el hormigón de los muelles, se está dibujando todo lo que eso sugiere. Lo que pone en sus páginas Castillo no es un personaje o un carácter, sino un estado de ánimo. El capitán Barlovento es un cazador de ballenas de esos mares como lijados, o dejados en un taller soldadura, y de esos días de llovizna, que dicen que se ven al navegar las aguas del Norte. Hay en toda esta serie una tristeza apagada, que es la tristeza del acero con que están construidas las estructuras de los barcos, y por tanto tiene además algo de tristeza de astillero; pero es también la suya la tristeza movediza de las mareas negras y de las olas sucias de petróleo. En el Capitán Barlovento los barcos están sucios y destartalados, que es como son los barcos cuando andan por alta mar, y a su manera la serie va a ser un presentimiento del chapapote que trajo la gran crisis del petróleo del 73. A pesar de publicarse en un tebeo, no se trata de una historia para reírse con ella al leerla o para disfrutar con sus aventuras de balleneros, sino para mirarla desde lejos, para invertir el catalejo y colocar lo más al fondo posible a las figuras, y dejar solo al mar; porque es esto, el mar, el principal protagonista de las historietas de Castillo, y la tripulación del Boquerón, como se sabe prescindible, a la primera de cambio se echa a dormir a bordo, en cubierta, en sus camarotes... El capi, su segundo Marsopínez, el cocinero chino, el vigía melenudo el gato chistoso, que se llama Lucifer, la rata Rufina…, parecen un grupo de rock, y con ellos vibra en estas viñetas el pesimismo de hierro, o de acero, que también puede encontrarse en discos como el Physical Graffiti o el Animals, por ponernos clásicos, o en la canción I Want You de los Beatles, por mantener nuestras lealtades. Aunque para lealtad, la de Castillo hacia su mar, que va y coge una historieta y la titula "Moby Dick" y empieza la plancha dibujando en la primera viñeta únicamente, eso, el océano.
(La viñeta del mar y la del Boquerón en alta mar proceden de la historieta "Moby Dick", publicada en el Tío Vivo núm,. 558, fecha 15 de nov. de 1971; la de la tripulación durmiendo: "Insomnio", Súper Tío Vivo núm 29, 1974; las viñetas en color, de "Negra singladura", Súper Tío Vivo, 1980.)
9 Comments:
Qué buen retrato de las aventuras marinas de Barlovento. A mí estas historietas también me olían a salitre, a alquitrán y al navegar de los viejos marinos en su versión más auténtica. Con este personaje me pasaba un poco como con lo que comentamos de Figueras, lo valoraba poco de niño y después lo he releído con más interés.
Y en dirección contraria, amigo Gordito Relleno, eso le ha pasado a este burgomaestre con "Mortadelo y Filemón", y algún otro.
Lo de "esos mares como lijados, o dejados en un taller soldadura" es tan memorable como un epíteto de Homero. Lo digo en serio, burgomestres
Hola. Vuestro blog es de lectura obligada para mí, porque está lleno de nostalgia y buena prosa, "my cup of tea", como dicen los ingleses. (No se si Sir Tim O´Theo usaba esa expresión, sin embargo). Fui niño en los setenta, con lo que eso implica de inmersión en el mundo (o en el océano) de Bruguera, que ahora vosotros me estais ayudando a recordar lo inmenso y rico en especies diversas que era. Gracias.
Muchas gracias a ti, amigo Torcuato (y los cuatro), por tus visitas y por tus palabras tan afectuosas. Nos alegra tremendamente que nuestro pasatiempo virtual sea también pasatiempo de tantos amigos. Está visto que lo de Bruguera no fue sólo un montón tebeos, sino un montón de personas a ambos lados del tebeo. Abrazos.
Como dice(n) Torcuato y los cuatro, todo aquel que creció en los años sesenta y setenta estuvo expuesto necesariamente a una sana sobredosis de Bruguera. Me cuento entre estos afortunados. Alguien ha definido esta peligrosa generación como los “niños chiripitifláuticos” (no sé si conocerán el libro con tal nombre.)
Saludos a todos y a disfrutar mientras no nos pille la gripe del pollo.
Sí, amigo Joan, un poco Chiripitifláuticos también somos y por eso a veces se nos mueven los mofletes, pero en fin, mantengamos el pundonor... El libro lo conocemos, pero no lo hemos leído. ¿Nos lo recomienda? Saludos.
Bravo, compañero, por esta esperada entrada del capitán Barlovento!!! Fíjate que ayer mismo, aprovechando lo magnifica visibilidad eché una mirada al mar y me dije: "A ver cuando sube la entrada del Barlovento el compa, que será de aúpa" y, desde luego, no has defraudado. Es que eres de aúpa, amigo.
Jo, pero si alguien recuerda al Capitán Barlovento...
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