Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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martes, abril 18, 2006

Pitagorín, el invasor



Continuando con su afición a señalar puntos de confluencia de los dos ríos que inundaron su infancia de sueños y de imágenes (la televisión y los tebeos), este burgomaestre topa hoy con una historieta obra del gran maestro Peñarroya, protagonizada por su creación Pitagorín, el niño prodigioso. En ella, el sapientísimo niño, más parecido a Valentina (fina como una mandarina), que a cualquier niño corriente de los que llenaban las calles de la España del “Baby Boom” de los sesenta, utiliza uno de sus milagrosos artilugios inspirado, según propia confesión en otro trasto análogo visto en la serie de televisión “Los invasores”.

La historieta

Las dos páginas aparecen en el almanaque de Pulgarcito para 1969 y nos recuerdan a las que protagonizaba Gordito Relleno emulando a Tarzán de los monos en otro Almanaque de la misma revista y que comentamos en este weblog (o lo que sea). Como allí Gordito, aquí Pitagorin se enfrenta sucesivamente a una serie de animales de una muy estilizada selva africana, aunque con suerte bien diferente, ya que, pertrechado con su prodigioso invento, el niño sabio sale siempre victorioso, convirtiendo en regalos magníficos lo que eran fieras peligrosas. El ingenio del pequeño genio le ha permitido mejorar mucho el arma original de la serie de televisión. Convendrán conmigo en que transformar un rayo repulsor (como el del Hombre de Hierro, por cierto) en un rayo que convierte a un cocodrilo en magníficas carteras y maletines es mejorar muchísimo un invento.
A Peñarroya se le nota que hacer historietas no le supone ningún esfuerzo. Ciertos detalles delatan lo relajadamente que se enfrentaba a la tarea. Incluso con cierto desparpajo, como cuando hace decir a Pitagorín cosas como: “que usted las pase tan ricamente,también”, dirigiéndose a su maestro, o cuando vuelve a usar una alfombra mágica que guardaba “de una historieta anterior”, o en el hecho de confesar haber tomado la idea del rayo que se dispara desde la palma de la mano de una serie de televisión, que sin duda, debía gustarle al autor . Peñarroya, en estos años, debía ser un televidente contumaz, porque las referencias a los programas de la pequeña pantalla abundan (sin ir más lejos, en este mismo espacio virtual nos ocupamos de una historieta en la que la referencia eran las “Historias para no dormir” de Chicho Ibáñez Serrador). También cultivó profesionalmente adaptaciones de series televisivas (tal como hizo en las páginas de “Teleradio”). Y es que la televisión de entonces, a pesar de que su oferta pueda parecer hoy raquítica en cantidad (comparándola con la sobreabundantísima de hoy en día) tenía una difusión prácticamente universal, precisamente, por ser única. Su presencia y su influencia en el gusto, en las costumbres y en el pensamiento de la gente eran incomparablemente más decisivas de lo que lo son hoy.
La portada
No es casualidad que la portada de este almanaque (de la que, curiosamente, está ausente Pitagorín), debida también a Peñarroya, nos presente una escena de invasión inter-espacial. En esta ocasión, sin embargo, son los terrícolas (supongo que a los personajes de Pulgarcito se les podrá considerar así) quienes invaden un planeta extraño (que por la proximidad de la Tierra, parece la luna, aún por hollar en estas fechas) a su peculiar manera: Hermenegilda acosa a un alienígena, Zipi y Zape persiguen a otro a punta de pistola futurista para capturarlo después con el tradicional caza-mariposas; Carpanta intenta zamparse a un pollo galáctico, y Doña Urraca (a la que por cierto, Peñarroya ha olvidado pintar el cuerpo y le ha puesto, excepcionalmente, la cara gris) intenta atentar contra otro ser del espacio ofreciéndole una bomba de relojería. Otros personajes, menos agresivos, colonizan el planeta de forma más pacífica: Don Agapito vende lotería, Mortadelo y Filemón buscan uranio, Tribulete hace fotos, el Doctor Cataplasma difunde sus conocimientos; Don Pío ofrece una cesta navideña (que, de todos modos, parece asustar al extraterrestre de turno); Petra y Doña Patro son de las que allá donde van se instalan como en casa y se disponen a oír el serial radiofónico; Gordito también prolonga su mundo en el ajeno planeta y riega el árbol navideño; Rigoberto allana el camino de Curruquita y mamuchi y Olegario juega con Carioco. Todos ellos han descendido de un platillo volante muy parecido a los que David Vincent vió aterrizar una noche en la que, viajando en su coche, se había confundido de desvío, tal como vimos en el primer episodio de...¡”Los invasores”!.
La serie
Del productor Quinn Martin, rodada en los estudios Samuel Goldwyn y protagonizada por el guaperas Roy Thinnes, “The invaders” es una serie de la productora ABC, que se estrenó en los USA en 1967 y que llegó a España en febrero de 1968, emitiéndose los sábados a las doce de la noche en una primera etapa para pasar después a los miércoles a las once menos cuarto . A pesar de que su emisión no se prolongó más de dos temporadas, totalizando 43 episodios, solamente, es una de esas series que perdura en el recuerdo de la gente, probablemente porque el tema de la invasión extraterrestre soterrada toca una fibra sensible que todo el mundo tiene entre sus terrores íntimos. Ese personaje solitario que alerta a la humanidad del peligro que se cierne sobre ella en forma de amenaza inter-planetaria, como el protagonista que interpretaba Kevin McCarthy en “La invasión de los ladrones de cuerpos” (Donald Siegel, 1956) era la raíz del David Vincent que protagonizaba esta serie televisiva de los años sesenta. La idea (que se ha asociado a menudo con la paranoia maccarthista anti-comunista) de que nos invaden seres hostiles de apariencia casi idéntica a la de las personas “normales” se corresponde con el miedo, tan arraigado en nuestro subconsciente, a “los otros”, a esa gente maligna que se nos parece (lo que les permite acercarse lo bastante como para eliminarnos sin despertar sospechas y quedarse con todo eso que tanto nos ha costado conseguir).
Al margen de consideraciones genéricas sobre porqué el tema de la invasión extraterrestre suele causar tanto impacto en la audiencia, esta serie en concreto, que tenía formalmente mucho que ver con el (este sí) masivo éxito de “El fugitivo”, presentaba algunos hallazgos de los que quedan prendidos en la memoria del espectador: El más recordado de todos: el detalle innegablemente genial de que los invasores pudieran imitar nuestra apariencia casi a la perfección, con la única excepción de que no pudieran doblar el dedo meñique (este detalle bien pudiera proceder de una anécdota cinéfila: Mae Clarke, la novia del doctor Frankenstein en la película original de la Universal, estaba tan aterrorizada ante la caracterización de Karloff que el comprensivo actor inglés convino con ella en que, cuando fuera a atacarla, levantaría el dedo meñique para recordarle que sólo era el bueno de Henry Pratt debajo de todo aquel maquillaje). También memorable era la manera en que los aliens se desintegraban al morir, incluso para los espectadores de Televisión Española, que sólo podían verlo en el blanco y negro imperante.

Pitagorín, el niño maravilla

A este burgomaestre Pitagorín le resultaba repelente. Hasta podría decir que odiaba sus gafitas, su lazo y su flequillo partido en dos. El sabiondo niño era demasiado suficiente, demasiado infalible, para que pudiera despertar simpatías o para poder identificarse con él, cuando uno tenía que esforzarse lo suyo para sacar adelante las evaluaciones. Hoy que uno ya no puede aspirar a aprobar nada (o casi nada), ya puede mirar con simpatía a este niño prodigioso, de corazón de oro y excelentes intenciones. Peñarroya lo creó en 1966 ¡¡Qué lejos quedaba Don Berrinche, admirado Peñarroya!!
NOTA: Como aperitivo de futuras entradas dedicadas al asombroso infante, ahí he puesto la portada del Olé que tuvo la misión de protagonizar, el número 47 de la colección.
NOTA2: los fotogramas de la serie son capturas de los dos primeros episodios: "El contacto" y "El experimento", ambos de 1967. La viñeta en la que se ve al Hombre de Hierro está tomada del volumen 4 de la colección Orígenes Marvel que editó Forum (Planeta-De Agostini) en 1992 que reproducía los cinco primero números de "The Avengers", concretamente, del comic book titulado "The invasion of the Lava Men".

32 Comments:

Blogger Los Burgomaestres said...

¡Bien! ¡Genial, compañero burgomaestre! Llevaba ya un rato esperando el aterrizaje... ¡Guau!
Quizá Pitagorín fuese un auténtico cómic para adultos... Es ahora cuando lo disfrutamos.

martes, abril 18, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Entonces...¡ya nos hemos hecho adultos???¡Ay!

martes, abril 18, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Yes.

martes, abril 18, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Hay que ver qué jugosos eran los Almanaques, como sacaban a los personajes de su rutina semanal y los embarcaban en aventuras en ocasiones extravagantes. Y qué educados Pitagorín y Pepito con su profesor y éste con ellos. Esta estampa no sé yo si ahora se verá muy a menudo...

martes, abril 18, 2006  
Blogger Chespiro said...

El pobre Pitagorín lo pasaría mal en las aulas actuales.
Curioso que esos extraterrestres televisivos pudieran "copiar" también nuestra imagen y se dejaran delatar por un detalle tan nimio.
Servidor conoció esa serie en las reposiciones de una primitivísima Antena 3, pero me han llegado noticias de que hizo furor en la calle (y por ende, entre los viandantes bruguerianos).

martes, abril 18, 2006  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué bien le quedó, amigo!

(Colateralmente, Anthony Wilson, que marca el asunto de "Los Invasores" en el primer episodio, también anduvo, claro, por entre "El Fugitivo"; y, más que en nada, creo, en una otra serie mítica y del mismo productor Martin: "El inmortal". Que lo digo porque me suena de algo que también ese inmortal anduvo en las parodias brugueriles...).
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martes, abril 18, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

El pobre Pitagorín lo pasaría mal hoy en día, sí...
De las historietas de Pitagorín, me acuerdo de eso, que me parecía muy repipi y tremendamente abofeteable.
El laser de tres colores me ha recordado a la mantequilla de tres colores que me ponía mi madre para merendar ¡Qué recuerdos! ¿Aún venden esa delicatessen?

martes, abril 18, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Pues sí, amigo Gordito, los Almanaques tienen en su excepcionalidad una baza imbatible a la hora de encontrar jugosas historietas en las que las anécdotas se complican, se intrincan y se evaden invadiendo terrenos más o menos ajenos o anejos... A elegir. Amigo Choko, no hace mucho me aseguraron que sí, que esa "cosa" de tres colores todavía se vende. Apuesto a que tiene el mismo sabor "atractivo-repulsivo" de siempre. Don Jesús, me ha dado usted un dato que nunca me había molestado en comprobar, pero que presumía más que un traje nuevo (la comparación es de Jardiel): o sea, que "El fugitivo", "Los invasores" y "El inmortal" procedían de la misma mente creadora. No podía ser de otra manera. Gracias una vez más por su aportación (y por la felicitación, que ayuda lo suyo). Buscaremos la referencia de "El inmortal", que también molaba bastante.
En cuanto a que Pitagorín lo pasaría mal en las aulas de hoy en día, amigos Chespiro y Choko, no lo dudo en absoluto. Cada vez la infancia es más breve. Igual es por eso.

martes, abril 18, 2006  
Anonymous Anónimo said...

¡Anda qur ustedes en plan Bertolucci con la mantequilla en technicolor...!

http://www.alababarada.com/foros/topic.asp?TOPIC_ID=2454&whichpage=2
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martes, abril 18, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

¿Y de la mortadela con el retrato de Mickey Mouse, qué se dicen?

martes, abril 18, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Y de Popeye que también las había (De esas cosas mi madre no me ponía, no era tan sádica)
Ahora que me acuerdo, ¿recuerdan alguna historieta de Pitagorín o de Gordito en el que salieran también Mortadelo y Filemón? (dibujados por Peñarroya claro)
Don Jesús sobre lo de Bertolucci mi mamá me ponía la mantequilla entre el pan, no en el... el... vamos... ahí :O)

martes, abril 18, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Y con la cara de Popeye que también la había...
¿Recuerdan alguna historieta de Gordito o de Pitagorín en la que salieran también Mortadelo y Filemón? (dibujados por Peñarroya claro)
Ah don Jesús mi mamá me ponía la mantequilla en el pan, no en el... en el... vamos... ahí... :O)

martes, abril 18, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Queda anotado el encuentro de Mortadelo y Filemón en alguna página peñarroyesca (portadas y terceras páginas aparte, supongo). Este burgomaestre está casi convencido de que sí, que hay una historieta de Gordito (o de Don Pío), de un almanaque, en la que, entre otros, tienen su aparición estelar los dos detectives más famosos de la historieta brugueril. Ya se lo pondremos, amigo Choko, con la menor excusa (aparte de satisfacerle el capricho, que no es moco de pavo, claro).

martes, abril 18, 2006  
Anonymous Anónimo said...

>>>mi mamá me ponía la mantequilla entre el pan>>>

Venga, venga, no disimulemos: todos tenemos un pasado... más o menos grasiento:

cuando yo era niño (me jran que lo fui; al menos, fotografías sí hay) una curandera decidió que sería bueno para lo de mi pierna untarla de mantequilla ssalada (aquella de la ayuda argentina, ya sabe).

Me pasaba el día con la pierne embadurnada sin poder jugar; entre eso y el agua bendita de Lourdes y las estampitas de Fátima adheridas con un lazo rosado... ni dormía.

Al final, mi madre decidió que lo mío era cosa del destino: un destino hijoeputa, pero destino.

Y pasó de todo: y volví a salir a la calle.

Hasta ahora.
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miércoles, abril 19, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

"todos tenemos un pasado... más o menos grasiento..." qué magnífico inicio para una peli S de mecánicos...

miércoles, abril 19, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Gracias por compartir con nosotros tus opiniones y conocimientos, amigo Rovira. La verdad es que Peña ya va a ser para siempre una de las vacas sagradas, a la cual aquí adoramos fanáticamente. Y al leerlo en tus palabras, acabamos de entender mejor porqué nos fascina tanto aquella generación: ¡se lo inventaron todo! ¡Genios!

miércoles, abril 19, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Gracias por coger mi inderecta con tanta prontitud, los burgomaestres son mejores que los Reyes Magos!
A mí lo que me gustaba de Peñarroya eran aquellas boquitas que ponía a los personajes así como de piñón...
Don Jesús es usted un cuenta anécdotas nato (Yo aquí descubriendo América)
Cómo mola tener a Rovira para contarnos la parte más humana de Bruguera... Señor Rovira si los burgos me permiten ¿Podría pasarse usted por mi blog? De vez en cuando voy dejando dibujos propios en él y desde luego vendría bien la mirada de un profesional...
Espero que nadie se moleste por esto último.

miércoles, abril 19, 2006  
Anonymous Anónimo said...

A los burgomaestres: si es posible, me gustaria que os pusierais en contacto conmigo en este mail:

jcastillo(arroba)baratz.es

Muchas gracias

Un saludo

miércoles, abril 19, 2006  
Anonymous Anónimo said...

>>>es usted un cuenta anécdotas nato>>> (Choco)

La gente de teatro (los de antes, digo) somos cuentacuentos. En otros tiempo hacía lo mismo... sólo que me lo soplaban T.Williams o Shakespeare, por poner.

Pero, vamos, que mientras le sirva a usted para bien... pues como parabién lo tomo.
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miércoles, abril 19, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Señor cuadrado, yo también soy cuentacuentos
http://www.catarastrofeatro.com/obras/contra.htm
Por lo tanto tómeselo como un piropo... Y de juglar a juglar un fuerte abrazo.

miércoles, abril 19, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Cuidado, Burgos: la contaminación les rodea.
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miércoles, abril 19, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Yo no quiero más que felicitarles y quitarme el sombrero ante el trabajo que hacen aquí. Enhorabuena.

No he podido evitarlo.

jueves, abril 20, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Hola, hola: Soy el burgo "estresado":Pido perdón por no estar más atento y agradezco la nueva salva de comentarios. No quiero emular a Don Yalosabía de Cubero, pero admirado compañero, lo que cuenta Rovira que le dijo Peñarroya te lo he hecho notar alguna matinal de esas sabatinas y cerveceras. Gracias, por supuesto, maese Rovira, por el relato.
Seguro, don Jesús, que mi dilecto amigo y compañero ya ha atendido su petición. Por mi parte, y con la premura de tiempo que siempre me atropella, no quiero dejar de agradecerle nuevamente la narración de sus experiencias... Tal vez deberíamos abrir otro Blog para tratar el mundo de la escena... ¡Pero qué digo, si no puedo con uno!!! Bueno, saludos, amigos.

jueves, abril 20, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Al hilo de lo que dice Choko de la historieta de Peñarroya en la que aparecen Mortadelo y Filemón decir que sale en el Pulgarcito Extra de Primavera de 1973 y es una historieta de Gordito Relleno en la que los detectives le libran de dos ladronzuelos.

Y respecto a las palabras del maestro Rovira, pues sí, yo creo que a todos nos pasa que ahora valoramos más lo que antes era tan cotidiano: la historieta semanal de tantos personajes que antes pasábamos sin darle importancia, ahora se nos antojan auténticas maravillas.Y en ese saco de descubrimientos a posteriori yo meto a Figueras, Fresno's, Castillo y el gran Conti.

Ah, y por favor, no dejen de seguir contando eso que llaman cuentos y que a servidor le enriquecen un montón...

jueves, abril 20, 2006  
Anonymous Anónimo said...

La situación del teAtro (antes) y la del teOtro (ahora) no está lejos de lo que es un tebeo...

Sigamos aquí: para qué duplicar.
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jueves, abril 20, 2006  
Anonymous Anónimo said...

>>>en ese saco de descubrimientos a posteriori yo meto...>>> (G. Relleno)

Yo a Royo (Josep Royo i Giménez)... por si un día los Burgos estuvieran libres.

Sí, sí, ya sé, ya sé que era más del mejor tebeo del mundo, uséase, el "Nicolás".

Pero como luego don Josep estuvo en Bruguera...
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jueves, abril 20, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Oído, don Jesús, ¡nos quedamos con el Royo!

jueves, abril 20, 2006  
Anonymous Anónimo said...

¡Menuda paciencia tienen... conmigo!
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jueves, abril 20, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Muy bien Gordito, ¡justo esa es la historieta que yo recordaba!

jueves, abril 20, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Yo conozco al Royo del TBO de Ediciones B, a finales de los 80. Supongo que en la recta final de su carrera. Y sí, yo también quiero saber más de él, me sumo a la petición de Don Jesús para cuando pueda ser.

viernes, abril 21, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Mientras, y hasta donde yo sé, contribuyo:

>>>

Royo, José (Josep Royo i Giménez). Barcelona (Catalunya), 1922. Dibujante / Guionista. Historietista de humor de los años cincuenta; autor de limitados compromisos estéticos, pero ágil para la narración inmediata.

SERIES:
1950 Boni & Athos (en Nicolás)
1950 Vamos, conteste y no despiste!... (en Nicolás), junto a Salvador Mestres
1950 Conozca Vd. a... (en Nicolás), junto a Ripoll G.
1951 Las apariencias engañan (en Nicolás)
1951 Fosforín (en Topolino)
1954 Pepe Smith (en Nicolás)
1970 Pintamos contigo (en Din Dan)
1988 Tragapérrez (en TBO, sello B)

PUBLICACIONES:
Din Dan (y sus extraordinarios Almanaque 1971; Primavera 1971) || El Coyote || La Olla || La PZ || Mata Ratos || Mortadelo || Muchas Gracias || Nicolás (en formato tebeo) || Patufet || Pepe Cola || TBO (sello B) || TBO (sello Bui-gas) || Topolino || Zipi y Zape
>>
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sábado, abril 22, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Nice colors. Keep up the good work. thnx!
»

viernes, julio 21, 2006  

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