El futuro del pasado
Hace ya mucho tiempo que, por las razones que sea, el futuro no genera ilusión en esta sociedad nuestra. Se percibe como un problema y no como un horizonte de esperanzadores y sorprendentes prodigios al que apetece dirigirse. Hay que remontarse a un pasado cada vez más ajeno y lejano para encontrar esa mirada ingenua y juguetona que se proyecta mil, dos mil años en el futuro y que nos muestra novedades tecnológicas teñidas de colores caprichosos. La conquista del espacio exterior, ese sueño fascinante convertido hoy en una vulgaridad funcionarial, servía de excusa argumental que daba unidad al Almanaque del DDT para 1956. Peñarroya, desde su portada, nos brindaba el “Satélite artificial del DDT” en el que tenían cabida y cobijo los personajes de la revista más, digamos, sedentarios. A la familia Cebolleta, como tenía por costumbre, el gran Peña les procuraba un ámbito familiar construyéndoles una especie de balcón con tiesto. Apolino Tarúguez y su secretario, que necesitan el aposento de una oficina, también tienen su lugar, incluyendo el trono desde el que el tiránico jefe puede fustigar a su esclavizado empleado. Matildita y Anacleto, el matrimonio completo de Nadal, necesitan un banco (con seto florido incluido) para compartir su amor, bajo la pícara mirada del frescales hijo de Cifré, Amapolo Nevera. Otros personajes, de menor entidad (por ocupar un espacio reducido en su página) o de carácter más individualista y nómada, aparecen, como Don Berrinche, en un islote, o columpiándose, como mi tío Magdaleno. Don Eulalio y Sisenando Merluzo, de Conti, reparten pedidos espaciales en vespinos intergalácticas. Ángel Síseñor, por una vez contradictorio, parece despedir al recién llegado Año Nuevo sacudiendo un pañuelito. Una portada magnífica, sensacional, que como todas las del gran Peña, reclama para sí una atenta observación y que nos pinta una sonrisa en el rostro como no la hemos tenido desde el mejor día de nuestra niñez.
Máxima contiana
En páginas interiores, Conti hace gala de una convicción magnífica, que nos emociona y enternece. La frase, que bien podría ser adoptada como lema de este weblog, o lo que sea, la pueden leer ustedes ahí al lado y no precisa comentario. De la infinitud del espacio pueden caber dudas, pero que el dedicado al humor es el espacio más bonito podemos asegurar que es una sentencia de una justeza y de una belleza despampanantes.
Siempre serán necesarios (en el tercer milenio, también)
Por último, en esta crónica atropellada de un tebeo excepcional (como eran todos los almanaques de los buenos tiempos de Bruguera, es decir, de antes de la masificación que los llenó de refritos y de malas historietas de tres al cuarto, hechas sin arte, publicadas sin criterio y, a menudo, recogidas de agencias a tanto la docena ), anotamos la viñeta de Cifré en la que se nos plantea un DDT del año 3412, con sede en Marte. En ella encontramos los Conti, Peñarroya, Cifré, Jorge, Matías Guiu (entre otros, incluyendo al mismísimo Rafael González) del próximo milenio. ¡¡Ojalá el siempre incierto futuro incluya, para el disfrute de todos, un grupo de genios encantadores semejantes a los aquí retratados, con la capacidad y la oportunidad de ofrecer su trabajo a la Humanidad Doliente!!
9 Comments:
Impresionado me he quedado con la frase de Conti digna de aparecer grabada en piedra en la sede de la NASA por lo menos. Además muestra de la ilusión con que se acoge la llegada de un nuevo año en esa época es que hasta el mismísimo Don Berrinche, cruel y despiadado en las historietas de la época, sonríe bondadoso al paso del niño que representa a 1956 ¡Menuda imagen!
De las caricaturas de los dibujantes no identifico al calvo que fuma un puro en la esquina inferior derecha. Otro misterio digno de llevar al programa ese de Tercer Milenio, muy propio ya que en esta época se desarrolla el dibujito
Qué emocionante post, amigo y compañero burgomaestre. Y qué espléndida es la última viñeta. ¡Hay que ver qué cara de tristeza y melancolía se le ha puesto a la maquina de fabricar tebeos! Será preciso inventar alguna otra cosa para que también descanse ella, y en vez de hacerlos ¡pueda leerlos!
El del puro, ¿será un dueño Bruguera? Ayúdanos, compa, o quien se atreva y sepa, a despejar esta duda que nos acucia al migo Gordito Relleno y a este burgomaestre de vacaciones...
Como suele ocurrir, lo más profundo está en la superficie. ¡Gracias por mostrarlo!
A 75.000 pesetas el ejemplar! Vaya morterada! Y cualquiera les hablaba del cambio de moneda!
Pues sí, Don Berrinche también tenía sus momentos de cordialidad, supongo que a causa de una bajada repentina de azúcares o algo semejante. De hecho, en la portada del Almanaque para 1953 (que subimos hace meses)le abría la puerta de la redacción del DDT al niño que hacía de Año Nuevo con una cara de pocos amigos de las que espantan. Por otro lado, amigos míos, el calvorota del puro es un (puro)enigma alopécico.
Es divertido ver como las revistas de la época (incluso las “serias”), representaban la vida y tecnología de los primeros años del siglo XXI. Todo eran coches voladores y viajes a otros planetas, incluso se daba por sentado que en la luna seria un destino turístico como cualquier otro. Hoy todavía he visto por la autopista un humilde 600 :)
¡Muchas gracias, amigo jimpomuk, por incluirnos en su selección! ¡Y nosotros, como muy bien ud. se ha olido, que desconocíamos esta festividada laica...! ¡Si es que sólo vivimos para los tebeos...!
Pues sí, habría que demandar a los Supersónicos, a Flash Gordon y demás por darnos esas estampas de un 2000 tan guay...
Y de lo demás pues en su línea, divertido a la par que didáctico, además no sé si lo he dicho, pero las portadas de Peñarroya con personajes de diferentes autores, siempre me han gustado...
Pues todavía quedan por poner unas cuantas, amigo Choko, así que no se vaya muy lejos ... (aunque sí, últimamente nos está costando más trabajo poner entradas...)Seguiremos en la brocha, digo, en la brecha.
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