Un parecido sentimental

Tarde de domingo de agosto y tarde de melancolía. Enamorados como andamos, desde su primer chispazo en la tele, desde el primer minuto en nuestra retina, de aquella adorable muchacha de pelo castaño, que desprendía quilates de romanticismo, de aquella chica de mono blanco, a medio camino entre una cosmonauta pop y una go-gó de discoteca, nos hemos puesto a repasar, en la umbría de nuestra oficina (chapada por razones estivales) unos Tp de hace un porrón de años en busca del rastro fotográfico de nuestra amada eterna, María Luisa Seco… Y al ver estas fotos nos hemos vuelto a acordar ¡desde luego! de nuestro otro héroe: Alfons Figueras. Esta vez, hemos sido atraídos, por supuesto, por la chalina (el lazo floripondioso) que llevaba Pedro Valentín en su papel de profesor o doctor Sánchezstein. Y en seguida se nos ha ido la cabeza a los otros dos populares científicos que conocemos con bata y con chalina: ¡Aspirino y Colodión! Como dijo el poeta: todo lo que rima es necesario.
Ah, acaso también la inspiración de un Frankenstein doméstico, de un Frankestein de tienda de ultramarinos, como el que dibujaba Figueras, fuese la misma inspiración que llevó a Pepe Carabias a montar su Frankestein de chaqueta agrícola, faja y chisquero, su Frankenstein cazurro de cazurrismo pop, de bellotero pop.
Y María Luisa Seco, en su papel de Amanda, pues, eso, ella nos inspiró a nosotros, claro, amándonos aquí con ese nombre de musa de cantautor chileno.
(Las imágenes del programa de televisión El monstruo de Sánchezstein proceden del TP núm. 587, del 4 al 10 de julio, de 1977; y las viñetas de Figueras en color salen del DDT núm. 181, año XX, III época, fecha del 4 de enero de 1971, las que están en blanco y negro vienen del libro de Alfons Figueras Topolino, el último héroe, ed. Astiberri, 2006.)