Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

martes, febrero 14, 2006

Dos encama-dos













Don Pío y Doña Benita (así es como los conocemos, con sus "dones", y no nos atrevemos a llamarles de otra manera, aunque ellos se llamen entre sí Piíto y Benitina), son uno de los matrimonios más sólidos de la historia de España. Su solidez conyugal es de cemento desarmado, claro, no en vano es la suya una relación marital cobijada por el férreo manto de esa Paz que nació con la mitad de la población "cautiva y desarmada" y por un Régimen severísimo, de los de bajas calorías, de cartilla de racionamiento, vaya.

El caso es que en las secuencias aviñetadas que forman su matrimonio encontramos escasas "escenas de cama" y, pocas veces, como en esta ocasión (Tio Vivo n. 79 2ª época, de 10 de septiembre de 1962), una historieta entera transcurre en el lecho nupcial. En ese terreno ensabanado, el matrimonio de Pío se dedica regularmente a dormir a pierna suelta y cualquier otra cosa distinta sorprende grandemente al elemento masculino de la pareja. Si no hay maullidos de inoportunos gatos, ni vecinos juerguistas "¿Cómo es que Benita no duerme?", se pregunta. La respuesta llega pronta: son las preocupaciones, que no la dejan sosegar y que le impiden el descanso. Comunicado este hecho y endilgado así este problema a su media naranja, Doña Benita queda automáticamente limpia de cuitas y pasa el marido a ser el insomne. Una sencilla y deliciosa anécdota de la vida íntima y cotidiana de unos personajes a los que conocemos con más familiaridad que a la mayoría de nuestros auténticos familiares. Peñarroya, que llevaba en esos momentos unos quince años inventando situaciones para sus personajes, ha tomado prestada la inspiración de un clásico de la comedia cinematográfica, la película de Vincente Minnelli "El padre de la novia". En el film, es el marido quien no puede dormir dándole vueltas a las nuevas circunstancias que se avecinan ante la inminente boda de su hija y quien consigue conciliar el sueño tras endosar sus inquietudes a su cónyuge. La planificación de la secuencia es similar, aunque con las diferencias propias de los dos distintos medios, lo que se traduce en la inclusión en la película de simétricos primeros planos al principio y final de la secuencia en los que podemos encontrar sin dificultad la analogía entre la preocupación primera del marido (Spencer Tracy) y la postrera de la esposa (Joan Bennett) . Peñarroya, dadas las limitaciones de su exiguo espacio y consciente de la falta de profundidad expresiva de un primer plano en su género de historieta, prescinde de usarlo, y consigue, no obstante, el mismo éxito en su empeño de narrar la misma situación .
La grandeza de la historieta comentada reside en su aparente simplicidad, en esa confortabilidad que se desprende, propia de unas pantuflas y un viejo batín, o de un matrimonio bien avenido, como el que vivió Peñarroya con sus lápices y láminas y que le permitió eso tan difícil de insuflar vida "real" a sus personajes. Difícilmente se puede sacar mayor partido de una sucesión de viñetas que hacen de la modestia su principal virtud. Un simple retazo de insignificante vida conyugal puede parecer una obra de escasa ambición creadora a primera vista, pero el logro es, no obstante, mayúsculo. Esa carita de Don Pío en su papel de marido obsequioso y abnegado vale un potosí. No es un detalle baladí, y demuestra la profundidad de conocimiento psicológico de Peñarroya, el hacer que la esposa "obligue" de forma pasiva al marido a interesarse, mientras que en la película yanqui el marido expone más directamente las cuestiones que lo inquietan. En esencia, la anécdota es igual, pero este cambio del sexo de los protagonistas tiene su importancia y dice mucho del convencimiento de Peñarroya de la superioridad femenina.
La evolución de la serie de Don Pío había ido desde ocupar la doble página central de la revista Pulgarcito en los primeros años cincuenta hasta quedar reducido a los dos tercios de página en el remozado Tio vivo brugueril en los primeros años sesenta. Cuando este formato esmirriado de historieta desapareció, se estabilizó en la página entera. Pero para las nuevas generaciones de lectores de tebeos, acostumbrados al ritmo endiablado de gagses (no pesados) del omnipresente Ibáñez, Don Pío resulta un personaje anticuado; su humor, carente de chispa, y las situaciones propuestas, demasiado cercanas a las inquietudes de la población de mediana edad como para motivar nada distinto de la indiferencia en su presunta clientela, la chiquillería de finales de los sesenta y principios de los setenta. Y esto lo dice uno de aquellos niños, que hoy es un burgomaestre que cada día que pasa se parece más a Don Pío, con pila de expedientes adyacente incluída, y que, tal vez por eso mismo, cada día aprecia más la sabiduría tranquila de los buenos oficios del maestro Peñarroya.
Nota: Vincente Minnelli cultivó con especial acierto el género musical y la comedia elegante trabajando para la MGM (cuando éste era el mayor estudio de los Grandes Estudios) con títulos de tanto éxito como la citada "El padre de la novia" (1950) , la Obra Maestra del musical "Melodías de Broadway 1955" (1953), o "Un americano en París"(1951) , o "El pirata" (1948 ). En clave dramática, destacan sus muy estimables melodramas "Como un torrente" (1958) y "Con él llegó el escándalo" (1960) que retrataban con buen pulso el alma de Norteamérica; "Cautivos del mal "(1952) y "Dos semanas en otra ciudad " (1962) ofrecían una visión apasionante del mundo cinematográfico y "El loco del pelo rojo" (1956)constituye un muy correcto y bastante vehemente "biopic"de Vincent Van Gogh. Y lo antedicho es sólo una muestra. Resulta inquietante hasta la zozobra constatar el ritmo frenético de trabajo que llevaban Minnelli y sus colegas de profesión de aquellos tiempos gloriosos, que les permitía filmar tantas excelentes películas en un tan breve periodo de tiempo. La comparación con el cine actual es más ociosa aún que odiosa (que también).

21 Comments:

Blogger Los Burgomaestres said...

¡Bárbaro! Por cierto, parece que a Peña, lo de las camas separadas, ni por pienso. Será la diferencia entre lo decente a lo protestantizadoe y a lo nacional catolizado...

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Muy bueno ese paralelismo cinematográfico-tebeístico que vienen cultivando últimamente.

Está claro que Doña Benita es la que lleva la sartén por el mango. No hay más que ver que ella tiene la mesita de noche en su lado y el pobre Pío no tiene a su alcance ni una simple lamparita para cuando tenga que levantarse a media noche.

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Franchu said...

Ei una pregunta amigos Burgomaestres y frikis varios... me podriaís decir que insultos recibian de su padre zipi y zape, siempre les decía lo mismo, pero ahora no lo recuerdo y no tengo ningun número de la colección a mano...a ver si me podeís ayudar...

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Je, je... En un Zipi y Zape del 48 o el 49, luego se lo miro, les llama ¡microbios de la peste aviar!

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

quise decir, en un Pulgarcito.

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

¿Puede ser GALOPINES?

miércoles, febrero 15, 2006  
Anonymous Anónimo said...

y a mí que, de pequeño, me daba doña benita como un morbillo raro...

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡Es ud. un adúltero, ser Plaf!

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Raul Sensato said...

Eso de la peste aviar me lo tiene que jurar usted por su honor.

Que no hacía ni treinta años que los medicamentos se anunciaban en "Blanco y Negro" con cosas como "Grippe - la enfermedad de moda".

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Amigo Gordito; me falla la memoria. Pero a la que tenga un rato lo repaso, y ayudamos. "Galopines..." Mi compañero burgomaestre estas cosas las resuelve en un plisplás, pero debe andar, como él dice, parapetado a lo don Pío detrás de un buen fardo de expedientes.

Amigo Raúl:
Cuadernos Humorísticos Pulgarcito, núm. 58, con plancha de Heliodoro Hipotenuso firmada en 1948. Historieta: Zipi y Zape Van al teatro:

Don Pantuflo:

"Así como los microbios del tifus, del cólera y de la peste aviar no se separan de los billetes de peseta, así los hijos no han de separarse de sus padres",

miércoles, febrero 15, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Doy fe de lo de galopines.

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Me aparto un momento de los malhadados expedientes para asegurar que "galopines" es, probablemente, el insulto que con más frecuencia espetaba Don Pantuflo a sus vástagos en los tiempos menos lejanos. Como muy bien apunta mi compañero, en los años cuarenta y cincuenta, la retahila de insultos era tan variada como hiperbólica e hipotenusa (por decir algo). Eran aquellos años gloriosos en los que todos hablaban con el lenguaje imposible acuñado por Rafael González y se decían cosas tan fantásticas como esas que han salido en este stream (o lo que sea). Sólo recopilando insultos y aseveraciones de Don Pantuflo habría para llenar uno o dos weblogs (sin exagerar un ápice).

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Raul Sensato said...

Peste aviar: me he quedado patidifuso. Qué hermosura. Qué bonito es ver la actualidad siempre reflejada en viñetas de Lady Filstrup.

En un renuncio, cuelguenme esa viñeta. Pura perversión personal.

Gracias a sus maestroburguesas majestades.

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Franchu said...

Muchisimas gracias todos chavalotes, veo que he provocado la misma sensación que cuando me hicieron la pregunta a mi... me quede patidifuso intentando dar drespuesta a una pregunta que me ponía a prueba como freak... veo que no hubiese sido el unico... Gracias de veras por el trabajo de investigación!!!!

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

¿Y los castigos físico-corporales que infringía Don Pantuflo cuando aún era Don Feldespato en los orígenes de estos personajes? Yo le ví atando a sus hijos a un barril de pólvora con la mecha encendida lo cual no sería en estos tiempos muy publicable

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Hey, amigo Franchu, que aquí no somos frikis, ni nada de eso, dios nos guarde. Nos gustan los tebeos y los días de sol, y las noches de lluvia. Eso es todo. ¡Abrazos!

miércoles, febrero 15, 2006  
Anonymous Anónimo said...

>>>
... la viñeta final mostraba al padre aplicando tormentos medievales a sus hijos, en una estancia especial y habilitada, en la propia casa, para ejercer el castigo.>>>

miércoles, febrero 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Y del viejo cuarto de los ratones ¿qué nos dicen amigos? ¿Lo conocieron? ¿Lo visitaron? Este burgomaestre, en varias ocasiones, y en una de ellas ¡vio un verdadero ratón! (¿o sería una rata...?)

jueves, febrero 16, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Mítico el cuarto de los ratones. Las casas antiguas, como la de mi abuela, solían tener sus educados ratones que de vez en cuando hacían alguna visita para pánico y horror del personal femenino e infantil.

Hoy día ya no se hacen casas así...

jueves, febrero 16, 2006  
Anonymous Anónimo said...

O SERIA LOS PELOS DE LA FREGONA DEL CUARTO OSCURO (TAMBIÉN LLAMADO AL CUARTO DE LOS RATONES)QUE ESTABA DEBAJO DE LA ESCALERA QUE LLEVABA AL COMEDOR DE LA ESCUELA EN EL PRIMER PISO.ALLI DENTRO SI NOS CORRIA LA IMAGINACIÓN.......

jueves, febrero 16, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Uuyyy, amigo Jimmi...

jueves, febrero 16, 2006  

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