Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

jueves, junio 15, 2006

Interludio mitchumniano


Can Can fue la apuesta frivolona de Bruguera, una revista chispeante y burbujeante poblada de guapísimas señoritas que se permitía el lujo de contar algún chiste picarón y de coquetear con el mundo de oropel del espectáculo. Sostenida en sus inicios en los dibujantes que se mantuvieron en Bruguera cuando se produjo la fuga de los responsables de la aventura de Tio Vivo, tuvo la virtud de albergar la sensacional serie de Vázquez “La historia esa vista por Hollywood” que continuó, dignamente, Francisco Ibáñez y que ya ha sido mostrada (seguro que no por última vez) en este weblog (o lo que sea).

En ese contexto y en la primera época de la publicación (antes de convertirse en un insulso contenedor de chistes “para adultos” de agencia como el que acabó siendo al final de su andadura, mediados los años sesenta) nacieron personajes que exploraban el espinoso mundo afectivo de las parejas y de los solitarios que aspiraban a formar una. También, de soslayo, los personajes del universo de la escena. Entre estos últimos destaca especialmente la creación de Peñarroya, Bambalino Talíez.

La libertad creativa de los dibujantes de historietas es casi omnipotente. Con las simples herramientas de que disponen, son capaces de incorporar a sus obras personajes mitológicos, inalcanzables ambientes exóticos u oníricos y pueden, también, como en el caso que nos ocupa, disponer de un “casting” ilimitado de actores reales, de popularidad universal, dispuestos a interpretar al gusto del dibujante el más insospechable de los papeles. Así sucedió con, por ejemplo, el mítico Robert Mitchum.

Le llamaban “El oso”
Robert Mitchum encarnaba preferentemente al tipo duro, héroe a su pesar, cínico y mordaz, dotado de una desgana casi inverosímil que se reflejaba en unos andares perezoso y una mirada adormilada, lo que no obsta para que sus papeles más recordados por el público en general sean los más atípicos de su trayectoria profesional, tales como el villano de la obra maestra (y única película que dirigió) de Charles Laughton, “la noche del cazador” (1955), o el maduro y sensible maestro de “La hija de Ryan” (1970), del británico David Lean. No menos memorable es la incomprensible pereza con la que manejaba a Marilyn Monroe en la película del maestro Otto Preminger, “Río sin retorno” (1954), o cómo se desenvolvía en la madeja del alambicado “film noir” del magistral Jacques Tourneur en “Retorno al pasado” (1947), o cómo lucía la camiseta más sucia de Hollywood en el western “El Dorado” (1966), del colosal Howard Hawks, revisión de su anterior “Río Bravo” (1959).

Robert Mitchum, además de ser una poderosísima presencia en la pantalla capaz de escenificar la más patética lucha entre el Bien y el Mal (o más exactamente, entre el Amor y el Odio) enfrentando entre sí los dedos de sus manos en la mencionada película de Charles Laughton, poseía una peculiar, descreída e irreverente personalidad que le permitía grabar desvergonzados discos de calypso y protagonizar episodios policiales fuera de la pantalla por tenencia y consumo de marihuana. Un personaje de tal dimensión se prestaba a la perfección a ser incorporado a la historieta, como así hicieron Peñarroya y Raf en los Can Can número 53 (de fecha 9 de febrero de 1959) y 83 (de 7 de septiembre del mismo año) , respectivamente.

Irrumpe mister Mitchum en la página de Talíez

Si bien dentro del universo bruguera la presencia de personajes reales es poco habitual, el reducto del Can Can de la primera época sí solía albergar alguna aparición estelar de astros hollywoodienses, aunque, del mismo modo que en las portadas del DDT de la misma época (finales de los cincuenta), su participación se limitaba a decorar con su efigie algún espacio reservado a tal fin. En el caso que nos ocupa, en cambio, la personalidad del actor es tomada prestada por el dibujante, que lo utiliza como si fuera un personaje más. Así, Peñarroya, que en los primeros números de Can Can estaba ausente, haciendo la guerra por su cuenta con sus compañeros de Tio Vivo, cuando hace su entrada en la revista brugueriana lo hace con una serie, la de Bambalino Talíez, que llena con presencias de diversas populares bellezas femeninas y apuestos galanes cuyos “cachés” habrían arruinado al productor más acaudalado, pero que a él y a su personaje, el empresario de nombre tan significativo, no les cuestan un céntimo. Son historietas en las que se narran anécdotas del mundo de la escena (tanto teatral como cinematográfica) a través de cuyas narraciones, Peñarroya puede dejar constancia de su habilidad como caricaturista. Muestra de ella son estas caricaturas que aquí hemos traído de Alan Ladd y Sofía Loren, disimulados bajo los seudónimos de Alan Lood y Felipa Loren.

El ambiente de la farándula, que también inspiraba la serie vazquiana “La osa mayor, agencia teatral”, predecesora de esta de Bambalino Talíez, es tratado por Peñarroya con el entusiasmo del aficionado y buen conocedor de los distintos mundos escénicos. El titular de la serie, el de nombre de inspiración inequívocamente teatral, tiene el aspecto arquetípico del empresario, sin faltarle el correspondiente puro, la calvicie, el bigote ni las gafas. Su aspecto recuerda poderosamente el del Groucho Marx de aquellos años, alejado del personaje que le hiciera famoso junto a sus hermanos en las insuperables películas de la Paramount y en las más taquilleras de la Metro. Es el Groucho del concurso televisivo “Apueste su vida” o de las modestas (en presupuesto y ambición) películas “Don Dólar” (Irving Cummings Jr., 1951) y “Copacabana” (Alfred E. Green, 1947) . De entre las andanzas del señor Talíez, apuntamos por su interés especial, la historieta del número 83, en la que el genial Peñarroya ofrece una versión “humanizada” de un no obstante inconfundible Gordito Relleno.- Sí señores, el mismísimo Gordito. ¡ No todo iba a ser tener estrellas invitadas importadas de Hollywood!.- En ella, el trasunto del obeso personaje de Pulgarcito se caracteriza de persona “realista” para incorporar una personalidad que no es sino la suya propia.
En cuanto a la historieta protagonizada por mister Mitchum, cabe remarcar que Peñarroya no se ha limitado a caricaturizar espléndidamente al astro norteamericano nacido en Bridgeport, Connecticut, en agosto de 1917, sino que ha sabido reflejar su indolente personalidad, e incluso (seguramente, con conocimiento de causa) el modo en que el actor se conducía a la hora de encarar su trabajo en el plató. Robert Mitchum trabajaba con profesionalidad, pero la pasión la tuvo reservada para sus asuntos privados (con excepción de muy contados papeles en los que sí se implicó artísticamente). Sea porque Peñarroya lo intuyó en la expresión del actor, sea porque lo había leído en alguna entrevista, la actitud del señor Mitchum de la historieta ante su labor coincidía con la práctica habitual del de carne y hueso. “¿De qué trata hoy?”, solía preguntar indiferente al llegar al rodaje.

Bob sacude a la chica moderna de Raf

El arte de Raf, a finales de 1959, momento de publicación de la historieta que nos ocupa, se encuentra en un periodo de plena transición. El innato talento para el dibujo de Raf se halla a punto para elevarse de un nivel de solvencia hacia otro de excelencia, que alcanzará en su segunda etapa en Bruguera. Para ello, resultará decisivo el periodo intermedio en el que realizará sus trabajos para agencias y revistas extranjeras (algunos de los cuales, terminarán también apareciendo en Bruguera y, por cierto, en este espacio virtual), en los que se reflejaba el desarrollo total de su arte. “Fifina en Hollywood” es una serie, de efímera existencia, inmediatamente anterior al “periodo internacional” de Raf, en la que se apuntan coincidencias claras con el estilo que empleaba Eugenio Giner para sus historietas ligeras (“Lolita y Enrique se van a casar”).y que, dentro del subgénero de historietas protagonizadas por jovencitas (en el que era un especialista Roberto Segura) y que tenían su propio mercado en incipiente auge con la llegada de la década de los sesenta, permitió a Raf dar muestras de gran versatilidad (se distanciaba bastante de su “Capitán Aparejo” o de su “Rigoleto”, ambas series suyas coetáneas) y de un estupendo empaque cosmopolita.

En la historieta mitchumniana de Fifina, la arrogancia y la suficiencia machistas del actor se exponen con intenciones cómicas, poniendo a la protagonista en la desagradable situación de recibir un puñetazo en aras del arte cinematográfico. Esta situación, la del extra que recibe las bofetadas, se ha empleado con mucha frecuencia la tratar humorísticamente el tema del rodaje de películas. El hecho de que la protagonista sea una mujer colocaría esta historieta, hoy, fuera de los límites de lo políticamente correcto. En 1959 no se tenían tantos miramientos. De todos modos, si la historieta merece rescatarse ahora del olvido es por lo que supone de muestra poco conocida del trabajo de un artista superior, como lo fue Raf, más allá de la discutible validez de la anécdota narrada. La propuesta de este burgomaestre consiste en quedarse con todos y cada uno de los trazos felices que el impar Raf tuvo a bien regalarnos (y digo bien, porque por mucho que le pagaran, que no fue mucho, su obra es un regalo). Detengámonos en la soberbia caracterización que hace aquí del actor yanqui, espléndidamente captada su actitud, en su aparición estelar, o en la logradísima ambientación, hecha con un mínimo de elementos, del plató o de las calles por las que circula Fifina, figurantes incluidos (uno de los muchos lujos, esos tipos figurantes, con los que Raf obsequiaba al lector meticuloso).
NOTA: las caricaturas de Alan Ladd y Sofia Loren están tomadas de los números 35 (6-10-58) y 32 (15-9-58) de Can Can. La foto de mister Mitchum es un escaneo de una foto del álbum de recortes de este burgomaestre cinéfilo y algo mitómano.

12 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Felicidades de nuevo, burgomaestres. Lo están consiguiendo. Como Mitchum, yo también cuando llego al trabajo, lo primero que hago es preguntarle a un compañero, "¿de qué trata hoy el weblog (o lo que sea) de Ladyfilstrup?" Así que ya ven, se están convirtiendo en una necesidad diaria ... de nuevo felicidades.

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Gracias, amigo escarlatina, digo, barretina escarlata, por su comentario...Lástima que sea sólo una muestra de cortesía...¡¡no puede ser cierto!!!

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

¡Te ha quedado de cine, amigo y compañero burgomaestes! La verdad es que se pueden abrir un montón de series a propósito de Burguera.

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Pues sí, se pueden abrir y lo vamos haciendo, ¿no? Fíjate, que ya llevamos 201 post subidos (para los amigos de la estadística).

jueves, junio 15, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Pues como amantes de la animación que parecen ser ustedes, por lo observado ahí a la izquierda, en la columna de los enlaces, supongo que ya conocerán el simpático cortometraje titulado "Calypso is like so", protagonizado por un trasunto animado del mismísimo Robert Mitchum y realizado en stop-motion por el francés Bruno Collet.

De no ser así, creo que cierta mula podrá traérselo, para que le echen ustedes un ojo, si es que les causa curiosidad.

Un saludo.

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

¿Se estará refiriendo a la mula Francis? Ah, no! Ya caigo. Vamos a ver eso!!! Gracias por la información, amigo Alfred.

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Landahlauts said...

Probablemente, si a algún dibujante se le ocurriera hacer hoy en día algo parecido con ... Tom Cruise (por ejemplo), se le caería el pelo: le llamaría a los pocos días el abogado de la distribuidora más cercana para darle un "aviso de querella". ¿No os parece?

lunes, junio 19, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Pudiera ser, lo de Tom Cruise. Aunque era un elemento habitual en los tebeos de los 50 y no estoy muy seguro que llegase allende los mares la difusión brugueriana de los astros de Hollywood. Eran muy habituales las secciones dedicadas a estrellas del celuloide en revistas femeninas como Sissi, con fotos, artículos y caricaturas en incursiones varias en historietas. Me ha encantado esa faceta caricaturista de Peñarroya poco difundida. Un 10 (otro, menudos empollones que están hechos...)

lunes, junio 19, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

No es que seamos empollones, amigo Gordito (por cierto, ¿le ha gustado la versión "realista" de su fisonomía?), lo que pasa es que usted es un profesor muy benevolente...
Y, bueno, amigo Landahlauts, buena anotación, eso del Tom Cruise. Probablemente en otros tiempos las imágenes de los personajes públicos eran mucho más públicas. Hoy en día, la legión de abogados que necesita clientela protegiendo el derecho a la propia imagen no puede consentir según qué ligerezas...

martes, junio 20, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Mucho, me ha gustado mucho. Y ya que va la cosa de caricaturas del celuloide, nada más verlo me ha venido a la mente el mismísimo Marlon Brando, aunque la expresión del gordito del papel es muchísimo más dulce que la del famoso padrino.

martes, junio 20, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

A Marlon brando también lo sacaron mucho. Era todo un fenómeno en sus buenos tiempos. Su actitud hacia las mujeres era muy semejante a la caricaturizada aquí a propósito de Mitchum. Eran tipos castigadores, y no como este burgomaestre que es todo un calzonazos. Hay una portada de un Tio Vivo especial Cine del 58 (creo recordar) en la que una cola larguísima de jovencitas esperan su turno para ser abofeteadas por el varonil ídolo. Hoy esto es de una incorrección política que tira de espaldas, así que igual lo colgamos cualquier día de estos...

miércoles, junio 21, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Sí, sí...¡cuélguenlo, cuélguenlo! (el dibujito, claro)

Y sean lo más políticamente incorrectos que puedan, que el Arte no entiende de las vulgaridades esas de los políticos.

miércoles, junio 21, 2006  

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