Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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lunes, junio 12, 2006

El genuino abuelo Cebolleta y otro, "de verdad"





El "de verdad"
El pasado día 6 cumplió 110 años Henry Allingham, el último superviviente de la Primera Guerra Mundial, participante en la batalla naval de Jutlandia (31 de mayo de 1916) y miembro fundador de la Royal Air Force (RAF). Su figura decrépita y su condición de excombatiente nos trajeron a la memoria, inevitablemente, el perfil del abuelo Cebolleta, el abuelo quintaesencial de la historieta española. Así que nos zambullimos en una reducida pileta de Dedetés de los números más antiguos de que disponíamos en la notaría para intentar alcanzar un mejor conocimiento de la personalidad original de este personaje fundamental.

Fisonomía cambiante, psicología constante
El lugar (en un hipotético escalafón) que ocupa el abuelo en la familia Cebolleta se encuentra dentro de un arco cuyos límites van desde el protagonismo absoluto hasta una absoluta desaparición. En muchos números, su presencia se limita a ser meramente testimonial, con frecuencia en la penúltima viñeta y casi, casi, en forma de esbozo. En otros números, como en los 15,16,17 y 18 simplemente, no aparece (una serie de ausencias tal que podía hacer pensar en que Vázquez se planteaba eliminarlo). Es cuando su participación adquiere proporciones protagónicas cuando mejor podemos determinar el espíritu que habita en el personaje.
El abuelo Cebolleta no es un personaje que ambicione prosperidad, riquezas, ni bienes materiales. Tampoco el motor de su existencia lo constituye el sentimiento amoroso, ni el desempeño de una profesión. La tragedia del abuelo Cebolleta es la del hombre que ha vivido mucho y que tiene mucho que contar, pero carece de auditorio. Las experiencias atesoradas en mil batallas sólo las valora él. Vive rodeado de personas que no sólo menosprecian su precioso bagaje, sino que huyen de su exposición, despavoridos. Personas (y loro) que son su familia, además.

Una familia casi única
Y sería única en el tebeo brugueriano si no fuera porque Ibáñez la clonó en su grupo familiar Trapisonda (que sí, que era la monda). Otras familias de Vázquez, como la Churumbel o la Gambérrez, han participado también de la “esencia Cebolleta”. Existen, claro está, otras familias bajo el cielo brugueriano, aunque alejadas del modelo, como la impresentable familia creada por Tran ( la Repanocha) para el Tio Vivo, o la Familia Pi para la misma revista (en su etapa independiente), del gran Peñarroya (una ampliación, a pesar de acortarle el nombre, de la de Don Pío).

La presencia de un abuelo (habitualmente, el que enviudaba ) en las viviendas de las familias españolas era mucho más común en décadas pasadas que en la actualidad. Con mucha más frecuencia, era la abuela la superviviente-residente, por lo que ésta podría ser la primera característica atípica del mayor de los Cebolleta, pero como veremos más adelante, no será la única..

Determinar los nombres de los miembros de la familia Cebolleta representa un problema de medianas dimensiones. Finalmente, esos nombres resultaron ser Rosendo (como cabeza de familia), Leonor (su esposa), Diógenes (el niño) y el loro Jeremías (al que temo haber llamado Diógenes en algún post anterior; ustedes disculparán...). Pero en un principio, durante bastantes semanas, Leonor se llamó Laura, lo que no fue obstáculo para que en el número 39 del DDT el loro Jeremías la llamara Julia. Por otra parte, existió una hija en edad de merecer a la que llamaban Pocholita, que tenía novios diversos y también un gato llamado Óscar y un perro bulldog cuyo nombre este burgomaestre no ha sido capaz de encontrar. Para complicar más las cosas, en alguna ocasión, Rosendo se llamó Leoncio, tal como podemos ver que su suegro le llama en esta viñeta extraída del DDT número 54. El nombre del abuelo es un misterio para este burgomaestre.

Combatiente en mil batallas
Su deseo frustrado de ser escuchado se inscribe en los cánones más ortodoxos de motivaciones de personajes. El deseo frustrado es lo que mueve casi todos los personajes de Bruguera. Siempre desazonado por sus achaques cotidianos, la gota y el lumbago, la única satisfacción a que aspira el abuelo Cebolleta es relatar algún episodio bélico en el que participara, ya sea en una campaña de las guerras coloniales británicas al mando de un regimiento de cipayos (tropas indígenas bajo mando inglés) o en la Guerra de Cuba (circunstancia que nos permite establecer un mínimo de edad para el personaje de unos ochenta años en 1951, momento de iniciación de la serie, dado que en sus relatos siempre se coloca al mando, con lo que en 1898 debía tener, como oficial, por lo menos, cerca de 30 años), o en guerras y batallas de difícil identificación.
La apariencia original del abuelo Cebolleta, la que luce en la viñeta-cabecera de la serie, y que, con algunas variaciones, resulta más habitual, se corresponde con un arquetipo de anciano que guarda poca relación con el anciano típico español de aquel entonces. A este burgomaestre se le representa una especie de viejo de película muda norteamericana, más bien. Probablemente judío, tal vez incluso dedicado a la usura, con su gorro, su nariz ganchuda, su batín y su perilla. Por otra parte, tal vez el gorro sea de alguna campaña en el Norte de África. Sea como fuero, lo cierto es que no se parece al abuelo que se podía encontrar en los hogares españoles, en casi nada. El caso es que, esta apariencia, probablemente importada (como lo son los niños amiguitos de Diógenes, que pueden verse en la historieta del número 28, en la que conocemos al negrito Azabache, directamente adaptados de “Our Gang”, la serie de comedias de los años 30 del productor de Laurel & Hardy, Hal Roach) va a verse entreverada por un verdadero desfile de vetustos uniformes militares en sucesivos números. En unas ocasiones, con grandes botones, en otras luciendo gorra alta de plato, o con botas de caballería, con charreteras y con presillas de uniforme de gala en el pecho. Así, en los números 36,38,42,54, 56 y 60 recuerda vivamente a un oficial de la Guerra de Secesión norteamericana, concretamente del bando de los federales.
La longitud de la barba del abuelo es tan cambiante como su indumentaria, llegando incluso a desaparecer en alguna historieta, como ocurre en el número 23, donde le vemos indignadísimo por la supresión del presupuesto para medicinas para su gota (enfermedad que comúnmente asociamos con personas amigas de los excesos culinarios, cosa de la que, por otra parte, no parece sospechoso). El adorno piloso del mentón del abuelo llegó, viniendo de la hidalga perilla inicial, a la larga y voluminosa barba definitiva.
Hablando de los demás accesorios con los que Vázquez había de caracterizar a su personaje, cabe decir que los lentes que descansan en la nariz del abuelo (apéndice nasal que, por cierto, varía también de longitud y forma con sorprendente facilidad) aparecen y desaparecen intermitentemente, con la misma caprichosa volubilidad con la que la pierna gotosa es en unas historietas la derecha y en otras la izquierda, o , incluso, cambiando en la misma historieta o desapareciendo por completo, como pasa en la viñeta del número 34 de ahí al lado. La bufanda del abuelo Cebolleta, que terminó por ser consustancial con el personaje, en muchos números era sustituida por una coquetona corbata de lazo y en algún caso, como en su breve aparición del número 31 (de diciembre del 51), por un chal o toquilla..

Ahí viene la plaga

Lo que no cambió en ningún momento en la vida de papel del abuelo Cebolleta fue su condición de plaga, de tormento, de azote parlante del que cabía huir decidida y resueltamente. Es de esta condición de la que es su principal heredero el ínclito Don Pelmazo de Raf (y también, en buena medida, el burgomaestre que les tortura en este momento). En contadas ocasiones la intervención del abuelo Cebolleta variaba de desempeñar la función descrita. Cualquier persona que, de buen grado o por fuerza, accede a uno de sus relatos, sufre las consecuencias, con la excepción de los sordos o de su amigo y compañero de armas, Asdrúbal. En alguna ocasión, no obstante, actúa sin necesidad de importunar con sus marciales latas y presta eficaz colaboración (como en el número 80, en el que colabora con Diógenes para espantar a un vecino trompetero) o es uno más en la tarea colectiva de impedirle la lectura a Rosendo. La historieta en la que adquiere un mayor protagonismo, la del número 58, nos muestra con bastante crueldad, a un abuelo Cebolleta no exento de patetismo, que representa el papel de sujeto paciente y protagonista-víctima al que su familia adula y mima con la única esperanza y exclusivo propósito de heredarle. Y al que, una vez conseguido el objetivo de que haga testamento a su favor, dejan de lado escandalosa y fulminantemente. Pero es que Vázquez tenía un punto de crueldad infantil y descarnada en sus historietas que no puede escapar al lector mínimamente atento. Esa crueldad que podía rayar en la brutalidad y que era esencial en un espíritu verdaderamente libre, como era el suyo.
NOTA: las viñetas se han tomado de los números del DDT siguientes: 9 (junio 1951:), 11 (Julio 1951), 23 (Octubre 1951),27 (Noviembre (1951) ,28 (Diciembre 1951: historieta del niño negro Azabache) , 34 (Enero 1952: solicitud de garrote vil y piernas sin gota) ,36 37 (Enero 1952), 38 y 39 (Febrero 1952: al abuelo le salen alas de ángel, porque se hace el bueno para engatusar al nieto) 42 (Marzo 1952: preguntando por el desarrollo de la Guerra de Corea, con uniforme de la caballería de los USA en Potomac, por ejemplo) 54 (Mayo 1952: preguntando por Leoncio, con uniforme de gala) 56 y 58( Junio 1952: desheredando a los gatos y testando a favor de los buitres) 60 (Julio 1952: Rosendo anuncia al abuelo que se va de compras con su mujer, ¡cómo si no estuviera hablando de su hija! Mención a la batalla de Monte Alegre -¿?-); 73 (Octubre 1952: chafardeando la violencia de género del momento), 80 (el truco de la cuarentena) 88 (Enero 1953: la cabeza de Rosendo, a punto de estallar), 95 (Febrero 1953: con gorra de plato, recordando la Guerra de Cuba)100 (Abril 1953: “¡Gracias, San Cucufato!”) Finalmente, al lado de esta nota, hemos colocado la portada del Tio Vivo editado en 1970, en la que el Abuelo Cebolleta (en su aspecto definitivo y más popular), y cuando llevaba casi veinte años de trotes por esas viñetas, se convierte en un involuntario miembro del colectivo hippy, como si hubiera estado en la batalla de Woodstock o en la de la isla de Wight.

18 Comments:

Blogger Los Burgomaestres said...

Ahí va, amigo y compañero burgomaestre, le acabas de levantar a nuestro abuelo la estatua ecuestre que tento se merece. Gran post. Y además, en este caso, Vázquez regaló una figura metafórica, o por lo menos una referencia, a la cultura popular: "venir con las batallitas del abuelo Cebolleta".

lunes, junio 12, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Pocas portadas habrá protagonizado la familia Cebolleta. Un magnífico logro el traernos aquí una de ellas. Por lo demás, el abuelo Cebolleta merecería más de una entrada aquí, y además nunca será lo suficientemente extensa. "Me acuerdo en aquella ocasión cuando iba al frente de mis cipayos..."

lunes, junio 12, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Gran post!
Y cierto lo que ha dicho el otro burgomaestre, Vazquez dio una frase y un tipo a la cultura popular... Algo así como lo del "camarote de los Marx" que creo que la gente dice sin saber muy bien quienes fueron los Marx o el abuelo Cebolleta... Pues eso.
La verdad es que todo lo que suene al gran By Vazquez se agradece.
¡Muchas gracias señores Burgomaestres!

lunes, junio 12, 2006  
Anonymous Anónimo said...

acabo de descubrir este espacio... y he quedado anonadado ante la erudición de estos burgomaestres...

sigan ahí por mucho tiempo, por favor

un saludo

lunes, junio 12, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Gracias, amigo angelexterminador, por descubrirnos. Esperamos seguir estando por aquí (y usted que lo vea). Lo de la erudición, sinceramente, es sólo una impresión. Al menos por parte de este burgomaestre, se halla limitada a una chapucera exposición de viñetas (muy estimadas, eso sí).
Y, amigo y compañero y amigos Gordito y Choko, como muy bien apuntáis, el abuelo Cebolleta se merece este post y mucho más, porque es uno de los personajes más instalados en la memoria colectiva. Testimonio de ello lo da la implantación de la expresión que aquí habéis señalado, auténtica herencia de tan venerable personaje (y de la que hemos sido todos beneficiarios). Seguiremos intentando explicar lo que podamos, amigos.

lunes, junio 12, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Se me ha olvidado comentar algo... Parece por los cambios en caracterización de los personajes que Vazquez no los tuviera nada claros, parece que estuviera todo el rato experimentando a ver qué salía...
¿Ocurre este tipo de evolución y cambio tan acentuada en otros personajes?

lunes, junio 12, 2006  
Blogger Chespiro said...

Bueno, he descubierto hoy nuevas estéticas del abuelo Cebolleta, pues la única que ha llegado a mi generación ha sido la más clásica (y anodina).
Genial sus caracterizaciones con uniformes y demás, restos del pasado de un hombre que ha vivido mucho.

martes, junio 13, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Contestando a tu pregunta, amigo Choko, haciendo valer el ejemplo de la propia familia Cebolleta, puede observarse que los demás personajes también fueron cambiando, aunque no, desde luego, de forma tan notoria como el abuelo. Por otra parte, te remito al post de las Hermanas Gilda originales, que también eran bastante distintas de como acabaron siendo y, especialmente Hermenegilda, fueron cambiando bastante, hasta dar con su formato definitivo. Esto es muy normal y el amigo jaumejoan te lo podrá corroborar, sin duda. Ahí está su Pepe, que quedó aquí, en este weblog, presentando un aspecto bastante cambiante, también.
Gracias, Chespiro, por el comentario. Ese que apuntas, era precisamente, el objetivo primordial del post: presentar aspectos poco conocidos de un personaje tan popular y que, visto el panorama editorial, difícilmente iban a estar al alcance del público en general y de los amigos de este weblog, en particular.

martes, junio 13, 2006  
Blogger Yordi (Y.) said...

Y uno admira esa forma tan honesta de afrontar la creación de un personaje jaume. Creo que leí en el blog del creador de los dibujos animados Ren y Stimpy, como en los antiguos dibujos de Bugs Bunny, el pato Lucas etc se podía ver una evolución casi constante en la forma de dibujar el personaje, y comentaba como los nuevos dibujos están tan pensados y estudiados que ya casi no hay evolución... No tengo a nadie en mente ahora mismo pero me parece que esto también es bastante aplicable al cómic, quizás ahora se ha ganado en tiempo para hacer un proyecto o un personaje, pero nos perdemos ese crecimiento del artista que lo hace tan natural y vivo, no sé.
Ahora que lo dices amigo burgo sí recuerdo los ejemplos que ya diste, y claro, quizás mi estupor viene en que tengo en mente a la familia última como dice el amigo Chespiro...
¡Y es que me estoy dando cuenta de que me faltan muchos tebeos por cumplir! :O)

martes, junio 13, 2006  
Blogger Los Burgomaestres said...

Caramba, amigo jaumejoan, ¡¡y para nosotros, tenerte a ti aquí, también!!! Gracias, siempre.

jueves, junio 15, 2006  
Blogger Gordito Relleno said...

Sin palabras. Sólo quitarse el sombrero ante Leonardi, Mancini y Jaumejoan por traérnoslos aquí.

lunes, junio 19, 2006  
Anonymous Sevillo said...

El matrimonio Cebolleta no tenián ademas de su hijo Digones una hija qué estaba muy tierna y sé parecia a una estrella de Hollywood .

jueves, marzo 11, 2010  
Blogger Los Burgomaestres said...

Efectivamente, hay una hija mayor, Pocholita (tan mona como indica su nombre), en edad "de merecer", que sólo aparece durante un breve periodo, al principio de la serie, y luego desaparece.
Gracias por el comentario, amigo Sevillo.

jueves, marzo 11, 2010  
Anonymous Anónimo said...

Me ha encantado encontrar algo tan extenso como esto sobre el abuelo Cebolleta. ¡Qué olvidado está en la red, con tanto que se le menciona!

martes, diciembre 04, 2012  
Blogger Los Burgomaestres said...

Muchísimas gracias por su comentario, amigo. Es muy gratificante que todavía entren visitantes por aquí, después de tanto tiempo y sean tan amables de dejar sus impresiones.

jueves, diciembre 13, 2012  
Blogger Oliveira da Figueira said...

Reitero las felicitaciones por tu página, burgomaestre. Me tengo por hijo de la cultura Bruguera porque, junto con el capitán Trueno, fueron mis referentes preferidos del idioma castellano en la Barcelona gris de los años cincuenta. Tintín, que llegó un poco más tarde, también me apasionó, pero creo que fue superior la influencia de una editorial que -después lo descubrí- estaba a cuatro pasos de mi casa. Aún hoy mismo, con sesenta tacos, uso palabros y frases hechas de los personajes de Bruguera: "Prosapia", "rancio abolengo", "horreur", "alto copete" y, desde luego, aquel bla-bla-bla del periódico "La Monda" o "El chafardero indomable" con el que terminaban muchas de sus historietas.

viernes, mayo 30, 2014  
Blogger Oliveira da Figueira said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

viernes, mayo 30, 2014  
Blogger yanmaneee said...

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sábado, septiembre 28, 2019  

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