Una ráfaga pulp

De pronto, en El Sheriff King a Víctor Alcázar se le ocurre una de esas ideas repentinas, que también le salen en El Capitán Trueno, por supuesto, y viste a un gorila de vaquero. Y entonces llega Francisco Díaz y al dibujarlo transubstancia la ocurrencia en auténtico género pulp. Así es el mérito del lápiz de Díaz. Cuando Díaz dibuja El Sheriff King, lo que menos importa es lo que está escrito, porque a la dramática de la narrativa, Díaz le impone la épica de un caballo desbocándose en el ángulo de una viñeta, o de un hombre con un rifle que vale más que todo lo que se diga de él, e incluso más que lo que él diga, o la lírica de un chaleco o de un sombrero que quizá ni siquieran han sido nombrados en el guión, pero que lo explican todo mejor...
En este caso se trata un gorila que en su gesto, en su expresión, nos está contando una de esas historias profundas que siempre estamos dispuestos a escuchar y a creernos. Este gorila, a su manera, no hay más que verle, es más sargento gorila que ningún otro personaje de los tebeos, pero es sobre todo, y no sólo porque lo pida el guión, un gorila con cara de mono atrapado en un traje de hombre, quizá porque es así como muchas veces nos sentimos, traicionados por la evolución. Díaz se sienta a dibujar una escena chocarrera, la del gorila que se escapa del circo, y nos planta ante nuestros ojos turulatos un tratado sobre la desesperación: tanto la del mono que no puede explicarles a los hombres que él es uno de los nuestros o así, ya he dicho, como la desesperación heroica del vaquero que vaga solitario desde la expulsión del paraíso. Siempre tiene más razón un gorila que una persona, desde luego, por eso nos gustan tanto ciertas películas. Un gorila perseguido por un héroe le da la vuelta al tópico y el enfrentamiento entre héroe y villano, la presencia del gorila lo convierte en duelo de héroes. De todo esto es de lo que trata la cosa de lo pulp. Lo pulp es ese calambrazo, esa ráfaga que va directa al subsconciente, eso que conmueve pero que nunca debe ser explicado con palabras, y por eso nace lo pulp en los tiempos de Freud y del surrealismo.
Díaz es un dibujante como la copa de un pino, y donde el guionista le indica «mono» él dibuja pulp. Pero sobre todo, en El Sheriff King, Díaz ha dibujado el viejo oeste igual que otros lo han filmado en América, y por eso tiene tanto de verosímil su far west. Uno no se cansa de mirar y remirar las viñetas del Sheriff King, y al rato se da cuenta de que no estaría de más que un día de estos se pusiese a leerlas.
(Ah, las dos viñetas en tono verde proceden del episodio del Sheriff King titulado "El Rinding Circus", publicado en el Pulgarcito núm. 1866, núm. reg 2, año XLVII, fecha 6 de febrero de 1967; y las dos viñetas en tono rojo proceden del episodio del Sheriff King titulado "El villorrio", publicado en el Pulgarcito núm. 1867, núm. reg 2, año XLVII, fecha 13 de febrero de 1967.