Catástrofe Segura
El dibujante de las crisis, las pandas y las muchachas
El estruendo de una cristalera haciéndose añicos, los alaridos de una señora que pende sobre un precipicio, la rápida agitación que transforma un par de piernas en una hélice, el súbito estallido del rubor en una cabeza que se hunde entre los hombros...son algunas de las señas de identidad del mundo de Roberto Segura Monje, un creador cuya genialidad radica en su oficio innegable, que se traduce en una habilidad inigualable para dibujar el énfasis, el subrayado. El don de Segura consiste en convertir un leve incidente en una catástrofe colosal y un rostro relajado en el gráfico de un violento movimiento sísmico.
Durante cerca de 30 años, Roberto Segura dibujó los personajes más sanguíneos de la llamada “Escuela Bruguera”, los que tenían la presión arterial más alta y aquellos cuyo corazón bombeaba con más potencia. A su lado, justo al lado, Segura también dibujó las chicas más chispeantes, refrescantes y juveniles.
No es Roberto Segura un artista proclive a las sutilezas. Su obra no se caracteriza por ofrecer sinuosos matices, ni por reflejar hondas reflexiones. Pero entretiene y divierte como el que más. Su grafismo fue adaptándose a las corrientes imperantes, evolucionando de un expresionismo rabioso hacia parámetros más estándar de estilos bendecidos por el éxito comercial, pero sin perder su personalidad, caracterizada ésta por la expresividad máxima y la viveza del trazo y una eficiencia narrativa de altísima categoría, que se podía comprobar en resoluciones ágiles e imaginativas de cada incidente argumental. Si su dimensión como creador gráfico queda ligeramente por debajo de gigantes como Raf, Vázquez, Escobar, Peñarroya, Cifré o Jorge, tan sólo se debe a que se halla, en cada caso y en un aspecto determinado, un peldaño por debajo de ellos. Sin embargo, atendiendo a todos los factores considerados para enjuiciar su nivel, puede decirse que Segura es quizá el mejor de todos, pues Raf sólo le supera en plasticidad y en caracterización de personajes (a la belleza de su línea, Raf suma la cualidad única de crear individuos). Por su parte, Vázquez tan sólo le supera en humor y en descaro, en eso que convenimos en llamar “genialidad”. Escobar poseía una mayor capacidad imaginativa, casi desbordante. Peñarroya ostentaba una sabia visión de la condición humana, Jorge hacía patente una sensibilidad inigualable y Cifré, prácticamente, era el maestro máximo del arte de dar vida y sentido a unos muñecos sobre el papel. El resultado que arroja, paradójicamente, esta serie de comparaciones individuales, es que Roberto Segura, tomadas sus cualidades en conjunto, fue tan excelente como todos y cada uno de ellos.
Ingreso en Bruguera
De la generación de los Raf e Ibáñez, Segura ingresa en Bruguera en 1957, tratando de contribuir a llenar el hueco dejado por los maestro Cifré, Peñarroya, Escobar y Conti, que han fundado el Tio Vivo ese mismo año. De entre unos y otros, la particularidad de la obra de Segura se encuentra en su carácter actual, contemporáneo y cotidiano, de puesta al día de la historieta. Con la única excepción del anticuado sombrero de Rigoberto Picaporte, un canotier más propio de los personajes-tipo anteriores de la casa, las creaciones de Segura respiran inmediatez y se acercan más que las de ningún otro (hasta ese momento) al juvenil mundo del lector de tebeos. Es una tendencia que va acentuándose con el paso del tiempo y que se reafirmará con la llegada de otros autores aún más jóvenes, como Rovira. El caso es que en Segura no encontramos exotismos (como en el Don Pancho de Jorge, o en el Ali Oli de Vázquez), ni personajes conceptuales (como los Feliciano y Ángel Síseñor, de Vázquez, o el Ofelio de Jorge, o el Don Óptimo de Escobar), ni estrambóticos (como Don Berrinche, de Peñarroya, Carioco de Conti o Doña Urraca, de Jorge, o Don Isótopo, de Vázquez), ni aventureros (como Topolino de Figueras, Mortadelo de Ibáñez, Sir Tim de Raf, o Anacleto de Vázquez). Sus protagonistas, que aspiran a identificarse con la gente corriente, son individuos de perfil medio, sin acusados relieves, a los que les suceden cosas extraordinarias acometiendo empresas de lo más cotidiano. A esta línea hay que sumar la particular especialidad de Segura en personajes juveniles, que no encuentra parangón en otro compañero Por último, a esta especie de formulación del universo seguriano, basado, según lo dicho hasta ahora, en lo cotidiano y en lo juvenil, cabe complementarla con una tercera especialidad añadida: la historieta de protagonista femenino. Suyas son las series más populares del género: Lily y Gina, titulares de sus propias publicaciones, a las que hay que sumar, entre otras, a “Maritina, chica de la oficina” (publicada en Can Can, primera época y, retocada, en “Lily”), “Piluca, niña moderna” (Blanca, Sissí, 1959), y la tira "Marilú" (publicada en el semanario de información musical de la editorial Bruguera, “Fans”a partir de 1965). El desarrollo de su obra sobre estas premisas se producirá en Bruguera a lo largo de casi tres décadas ininterrumpidas.
En la obra del Roberto Segura Monje (Badalona,1927), el artista que fue el joven que ven ahí al lado, en el momento de su llegada a Bruguera, con 30 añitos justos, encontramos una personalidad que irrumpe emergiendo con una rotundidad manifiesta del expresionismo algo “fauvista” de su grafismo. Segura dibuja con trazo radical, no muy alejado del feísmo de Nené Estivill aunque sus modelos, en muchas ocasiones sean jovencitas de notable belleza. Este grafismo decidido se pone en juego para incrementar la eficacia del gag. Y esa decisión la mantendrá en toda su carrera, aunque con el tiempo se atempere un tanto. Lo cierto es que cuando Rigoberto o el capitán Serafín se ven envueltos en una crisis, ésta adquiere necesariamente carácter de verdadera hecatombe. Si La Panda huye despavorida, la sensación de pánico se comunica al lector de forma prácticamente eléctrica y los soponcios que sufre doña Abelarda alcanzan a quien a ellos asiste como espectador de forma tal que le provocan desasosiego.
Como prueba de que existió un Roberto Segura previo a Bruguera, este burgomaestre tan sólo puede ofrecer una pequeña muestra, la que se puede observar en el ejemplar del suplemento de “La Prensa”, “A todo color” de fecha 5 de febrero de 1953, en el que el creador de Lily publicaba dos series de pequeño formato: “Don Euripio” y “Don Cornelio”. De la suma de las características de ambos puede afirmarse que el resultado podría considerarse un borrador del futuro Rigoberto Picaporte. Don Cornelio es un señor bigotudo que cubre su calva con sombrero y que deambula, según los más canónicos principios de la historieta Bruguera, sin aspiraciones seductoras. Don Euripio, por su parte, sí parece un soltero en edad (y deseos) de merecer, aunque se da poca maña.
Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte
El personaje emblemático y estelar de Segura, su buque insignia, aquel a quien todo el mundo conoce por su nombre y su leyenda, es Rigoberto Picaporte, una criatura cuya naturaleza de perdedor lo emparienta con los personajes más admirados y venerados de la ficción. Su aura de individuo condenado por un hado adverso, con la crisis superpuesta de la mediana edad, hace que se haya ganado las simpatías del lector. Su soledad le convierte en un modelo con el que es muy fácil sentirse identificado. Los reveses de la fortuna, que se empecinan en torcer sus planes de triunfo social y amoroso, despiertan en el público reminiscencias de sus propios fracasos y una corriente de empatía se establece con el talludo soltero desde la primera viñeta.
Rigoberto inicia su andadura en Pulgarcito a finales de 1957. La primera historieta de la que tiene constancia física este burgomaestre la encuentra en el número 1386, de fecha 3 de febrero de 1958, donde Rigo se halla entregado a la práctica cinegética. En estos primeros tiempos, el personaje no parece todavía tan obsesionado como llegará a estarlo con su soltería. Las historietas tratan de temas diversos y su protagonista se parece a otro “Don Fulano” más (de los que llenarán las páginas de los tebeos de la editorial en sus tiempos de expansión) al que le pasan cosas varias, casi siempre en compañía de algún amigote. En este sentido, la figura de su colega Pirindolez, tiene una relevancia mayor de la que el aficionado medio recuerda, cuando piensa en esta serie de Segura. Pirindólez será su compañero en excursiones al campo, en partidas de caza o pesca y en la iniciación de algún negocio o en cualquier otro incidente que sirva de excusa argumental para una nueva historieta, como la mala pasada que le gasta en el Pulgarcito 1458, de abril de 1959, cuando le vende un “haiga” fabuloso que sólo tiene el inconveniente de que no anda . Otro personaje de sus primeros tiempos que desaparecerá sin dejar rastro es su tío Enriqueto, ricachón con mostacho al que Rigo sablea tanto como puede y al que espera heredar, algún día. Con el paso de las semanas, asistimos a la irrupción de Curruquita, la eterna novia, que en un principio, en lugar de tener “Mamuchi”, tiene “papuchi”, como podemos comprobar en la historieta del pulgarcito 1463, de fecha 18 de mayo de 1959, en la que Rigo prueba sus habilidades canoras en pos del esquivo éxito. Previamente, se ha incorporado a la serie la fámula Eufemia, que irá ganando protagonismo con el tiempo (y a la que dedicamos un espacio en una entrada anterior aquí, en Lady Filstrup), haciendo que el mundo rural interfiera en las aspiraciones de Rigoberto. Así, por ejemplo, en los números 1625 y 1631 (ambos de junio de 1962), recomendaciones de Eufemia llevan al protagonista a adquirir sendos coches (símbolo de prosperidad imprescindible para conquistar a su novia) de amigos de su pueblo, que resultan sendos fiascos, como era de esperar. Todo lo que Rigoberto intenta para impresionar a su novia y a su estirada mamá fracasa estrepitosamente. A los inconvenientes de una depauperada economía, nuestro héroe intenta oponer la fuerza de la imaginación, pero nada de lo que prueba se revela eficaz. En su afán por abandonar la pobreza y alcanzar la meta del matrimonio hasta intenta apoderarse, en el Pulgarcito 1541 (de 14 de noviembre de 1960) de una supuesta mina de uranio. Por si la situación no fuera ya bastante mala, invitando al caos a venir para quedarse, surge la figura de su sobrinito Pepito, quien en sus primeras apariciones (como esta de muestra, del Pulgarcito 1641 (de 15 de octubre de 1962)) tiene un aspecto ciertamente monstruoso, dotado de una pelambrera imposible y unos rasgos fieros que asustan (el cual por cierto no mejorará demasiado, cuando, en el transcurso de las semanas, se quede pelón, pero será algo menos horrendo). En el terreno de las acechanzas que convierten la existencia de Rigoberto en una pesadilla, destaca sobremanera la figura de la “Mamuchi”, mujer hombruna de figura tan imponente y amedrentadora , como propensa a caer en bochornosos ridículos. En las primeras historietas se le conoce como Fulgencia (como por ejemplo sucede en el Pulgarcito 1662, de 11 de marzo de 1963), antes de adoptar el definitivo nombre de Abelarda, señora de Cencérrez. Fumadora de puros (en alguna viñeta fuma hasta dos a la vez, con ayuda de una boquilla doble) se la ve muy capaz de noquear al pobre Rigo de un “uppercut” o de un vulgar estacazo y ejerce su despótica autoridad sobre su hija, la insustancial (y cada vez más mona) Curruquita.
De Rigoberto Picaporte nos acordamos ya en este weblog (o lo que sea) a las primeras de cambio, con motivo de la felicitación de su onomástica. En aquella ocasión ya comentamos un tanto las características del personaje y empleamos para ilustrarlo una secuencia de tres viñetas encadenadas consistentes en sendos primeros planos del rostro de Rigoberto en los que se plasmaba su reacción ante una contrariedad . Anotemos ahora que este recurso narrativo lo empleaba Segura con gran acierto y oportunidad. Colamos aquí otra secuencia similar, tomada de una historieta del Capitán Serafín publicada en el Din Dan 82 de la segunda época (8 de septiembre de 1969), cuando el lenguaje de los tebeos ha evolucionado tantísimo ya (y el arte de Segura, con él).
La serie del soltero estrella de Bruguera pasó de Pulgarcito a Din Dan en 1968, aunque en forma de historietas dibujadas del orden de unos diez años antes. Quizá por ser su primera serie "importante", o por ser la más longeva, o por tener un protagonista individual (con el que se le quiso identificar al propio Segura, tal como podemos leer en la mini-entrevista que se le hizo con motivo del especial del 50º aniversario de Pulgarcito), lo cierto es que la serie de Rigoberto Picaporte es, de todas las de su autor, la más clásica y, en consecuencia, la más imperecedera.
Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón
Esta historieta, probablemente la segunda más comúnmente conocida de entre las de Segura y por ello, la segunda más popular ( a lo que contribuye no poco la contundencia de la rima de su título, de forma análoga a como pasaba con Rigoberto Picaporte), tuvo un claro antecedente en su aportación al DDT, recién ingresado en Bruguera, en 1957. Así como Raf colocó una serie de una página con vocación de permanencia y de clasicismo en Pulgarcito (Doña Lío Portapartes, señora con malas artes) a la que había antecedido una modesta tira en DDT (Campeonio), Segura hizo lo propio, estrenando en la revista decana su Rigoberto, al que había precedido “Rebóllez y señora”, en DDT. Esta serie, descripción de las diversas estampas que se pueden hallar en la vida matrimonial cotidiana de una pareja de clase media-alta, muy apropiada para los planteamientos de la revista que le acogía (dirigida a los “adultos con reparos” de la época), ocupaba tan sólo un tercio de página y fue el germen del que nació “Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón”. Es muy notable la evolución del aspecto de los personajes protagonistas en la que es más que perceptible el rejuvenecimiento que experimentaron con el transcurso de las semanas. La pareja sin ningún atractivo físico de la historieta de agosto de 1957, del DDT 327 (señor bigotudo y calvo y señora flaca de afilada nariz, sin ningún relieve en su anatomía) es sustituida por una renovada dupla en la que la señora está de muy buen ver y el señor, dentro de las limitaciones propias de su sexo, la menos, disfruta de una hermosa mata de pelo, tal como vemos en la viñeta tomada de la historieta del DDT 440 (de octubre de 1959).
El caso es que de los Rebóllez nacieron los Alcorcón, que se instalaron en Tio Vivo en 1960, tras un paso bastante efímero por la cabecera de “Suplemento de historietas del DDT”, que era la anterior y entre-vista “Ven y ven”. En el hogar de los Alcorcón se constata que si la buena marcha de la convivencia matrimonial ya presenta no pocas dificultades por sí misma, la inserción de un elemento extraño ( y más si es de las dimensiones del masivo Pepón) en el ámbito conyugal multiplica la complejidad.
Ser un vago no tenía muy mala prensa en la España del pluriempleo, en la que quien quería trabajaba dieciocho horas diarias. Resultaba una figura simpática la del que no trabajaba por no ambicionar bienes materiales cuando todo el que quería podía tener varios empleos para agotarse en ellos y ganar lo suficiente como para abonar los plazos de la lavadora y el utilitario. Su estimación se deterioró mucho con la llegada del aumento del paro y la escasez de empleo. Ya no se encontraba trabajo a voluntad y tener siquiera un solo empleo significaba estar bendecido por la suerte. Así las cosas, los vagos ya no eran unos románticos desprendidos, algo místicos y contemplativos, como Pepón, sino unos pervertidos a los que se debía odiar. Pepón sumaba a este carácter soñador (que se refleja perfectamente en una historieta de sus primeros tiempos, la del Tio Vivo 163 (primera época, de fecha 22 de agosto de 1960), donde le “oímos” decir que le gusta mirar la vida pasar, a través de la ventana) una naturaleza primitiva y una fuerza física descomunal, lo que le convierte, en cierto modo, en un buen salvaje (amante de los animales, como prueba en diversas ocasiones adoptando todo tipo de bestias), que si no trabaja es por su situación marginal en una sociedad que no comprende y que no le acepta. Las acusaciones de su cuñado, el irritable Arturo Alcorcón, de ser un inútil y un aprovechado, nacen de una perspectiva viciada por las convenciones sociales. El empleado que cumple con sus obligaciones de asalariado y marido no puede entender que alguien, en su propia casa, eluda todo tipo de responsabilidad y se dedique, mansamente, al “dolce fare niente”. En casi cada historieta asistimos a un inicio marcado por la agresión de Arturo (el hombre alienado) hacia Pepón (el espíritu libre sujeto a un corpachón tendido en un diván), conminándole (normalmente, a base de patadas) a deponer su actitud e incorporarse (física y mentalmente) a la vida laboral en concreto y a la vida social, en general. Esta actitud agresiva del dueño de la casa se dulcifica hipócritamente cuando atisba que Pepón puede servirle de alguna utilidad, como podemos comprobar muy al principio de la serie, en la historieta del “Suplemento de historietas del DDT” número 10, donde Arturo pide dinero a su cuñado. Ante comportamientos así, el lector se pone de parte del supuesto “indeseable” y gorrón que, al menos, no tiene doblez y se comporta de acuerdo con su condición. Como es lógico, la naturaleza de Pepón se impone siempre sobre los convencionalismos a los que representa Arturo y cualquier intento por iniciarse en el mundo del trabajo por parte del zángano, revierte , por la vía del caos, en una catastrófica desdicha para el laborioso, irascible y sanguíneo cuñado. Y no solo en lo relativo a la búsqueda de empleo, cualquier intento por parte de Pepón para intervenir en la vida convencional de manera constructiva se traduce en un cataclismo. Algo tan inocente como recomendar un médico de confianza da lugar a una viñeta de pánico absoluto, como la extraída del Tio Vivo 323 (de 15 de mayo de 1967).
La señora de Alcorcón pone en juego todo su instinto protector (claramente maternal) a favor de su hermanito, demostrando poca comprensión por la alterada conducta de su cónyuge por el que da la sensación de no sentir excesivo afecto.
Con el transcurso de las historietas, a la serie se incorpora el personaje de tía Lutgarda, una anciana adinerada a la que hay que tener contenta con fines hereditario y a la que fatalmente se le hace víctima de todo tipo de desastrosos accidentes por causa, generalmente, de la codicia de Arturo y de la torpeza de Pepón. Las peores consecuencias de los tropiezos en que hacen caer a la anciana, son, no obstante, para el matrimonio de los señores de Alcorcón, que ven disiparse en el éter la ansiada herencia.
Esta serie de una convivencia matrimonial anómala (especialmente vista con la mirada actual, de forma similar a como nos causaba extrañeza la convivencia de tía y sobrino, descrita en una entrada anterior) se estableció en Tio Vivo como uno de sus puntales y llegó a alcanzar los honores de la portada en un periodo bastante prolongado del año 1972, aunque en muchos casos, con historietas antiguas.
Los profesionales: Pepe Barrena y el Capitán Serafín y el grumete Diabolín
El carpetazo a la década de los setenta trajo novedades en Bruguera. El lanzamiento de Gran Pulgarcito supuso renovar el enfoque de la línea editorial. La consolidación de unos autores (Raf, Segura), la eclosión de otros nuevos (Rovira, Jan), el mantenimiento de valores seguros (Ibáñez, Vázquez, Escobar) y la conservación (un tanto alcanforada) de otros (Peñarroya, Conti) fueron fenómenos que convivieron con el diseño de personajes actualizados (salvo los de Vázquez, que, como ya se ha dicho en este weblog , siempre fue moderno, por lo que se permitió propuestas de aparente clasicismo). Estos personajes más contemporáneos parecían obligados a estar temáticamente (o fonéticamente) emparentados con alguna serie de TV de éxito (Don Tary, de Pineda Bono, Perry Tostón, de Sanchís, Ponderoso Joe, de Cubero) o a ejercer alguna profesión característica que diera pie a las situaciones cómicas. Entre estos últimos nacieron, por ejemplo, Flash el fotógrafo y Manolón conductor de camión (de Raf) o Don Salicilato (el farmacéutico de Francisco Camacho) y, aquellos de quien nos ocupamos hoy: Pepe Barrena y el Capitán Serafín y su grumete Diabolín, de Segura.
¡¡Todo a babor!!
Cronológicamente, la serie marinera de Segura es anterior a la del piloto “free-lance” y no es, además, en propiedad, una creación suya. Fue Jordi Buxadé (Barcelona,1930-1997) quien inició en las páginas del DDT, en 1967, las aventuras de este capitán de barco y su grumete, que recogían la antorcha naval de las andanzas de otra serie que navegó en las mismas aguas ocho años antes: la del Capitán Aparejo, zoquete como un cangrejo, de Raf. El traspaso del capitán Serafín de revista y de dibujante se produce con el nacimiento de la nueva etapa de Din Dan, en 1968. Entonces, Segura (que conserva únicamente el rótulo de la serie original) prescinde de los modelos heredados para crear los propios. El capitán pasa de tener aspecto de boxeador retirado (con la nariz fracturada incluida) a ser un señor bigotudo y calvo. El grumete adquiere un aspecto que será el mismo que tendrá Johnny, uno de los miembros de la Panda, con el aditamento, únicamente, del correspondiente gorrito marinero, muy alejado , por tanto, del grumete original de Buxadé, con la cabeza rapada a lo marine y cara aniñada, de nariz ínfima. Con ser importante el cambio de apariencia de los personajes, lo es mucho más el cambio en su dinamismo. Segura dinamiza sus personajes como nadie y, en este caso, la comparación con la serie heredada esta característica queda netamente resaltada.
Las peripecias de este capitán de la marina mercante y su grumete están llenas de acción trepidante que caracteriza al autor y se circunscriben a la narración de simples incidencias en las que el grumete provoca con sus torpezas los correspondientes desaguisados. Un poco, o un mucho, en la línea del Botones Sacarino, otro mozalbete inserto en un mundo laboral de señores malhumorados hechos y derechos. Como todo el trabajo de Roberto Segura, contiene viñetas de brillantez expresiva insuperable, que no desaprovechan la ocasión de poner en la picota al poderoso y al prepotente. Al tratarse de un personaje con galones, un oficial (aunque sea de la marina mercante), aprovecho para apuntar esta constante temática en esta serie, pero es una evidencia que Segura conoce perfectamente la eficacia cómica (y salutífera, además) de menoscabar la autoridad poniéndola en situaciones ridículas de manos de los débiles subordinados. Los personajes más poderosos socialmente por su riqueza o que más abusen de la autoridad que detentan, reciben un tratamiento justiciero por parte de Segura que los coloca en la picota del ridículo, como le pasa al capitán en la historieta del Din Dan 161 (de marzo de 1971). El “peloteo” de los jefes intermedios a los jefes supremos también recibe el correctivo correspondiente, como sucede en la historieta del Din Dan 82 (de la que hemos puesto antes una secuencia de viñetas), en la que un monarca africano es envenenado involuntariamente, lo que hace que Serafín y Diabolín terminen en sendas cazuelas y puestos a cocer.
¡A volar, joven!
La primera historieta de Pepe Barrena se publica en la portada del Gran Pulgarcito número32, de fecha 1 de septiembre de 1969. Se trata de la clásica presentación del personaje y sus circunstancias. Pepe es un trabajador de un taller que, harto de sus subordinación, se construye un avión con piezas de desguace para independizarse como piloto autónomo. Se trata de un protagonista atípico en relación a los modelos previos de la editorial porque, al igual que su coetáneo Flash, el fotógrafo de Raf, es bien parecido y su aspecto no es inductor de ninguna comicidad. Tampoco su actitud o su personalidad son factores que la provoquen. Pepe Barrena comete errores o francas barbaridades, pero no son debidas a su naturaleza intrínseca sino a las circunstancias que producen accidentes o malentendidos. Sus andanzas, como las del capitán Serafín, carecen de más hondura que la de su espumoso y refrescante dinamismo. Batacazos, sustos, “sapristis” y “horreurs” indican que llega el final de cada historieta en la mayoría de las ocasiones. Su antagonista habitual, el jefe de la torre de control del aeropuerto, despierta mucho mayor interés por tener mayor fuerza dramática, como suele suceder en todos los casos en los que el protagonista no es un cómico.
No es de extrañar que el encargado del taller donde trabaja Pepe Barrena en su historieta inaugural crea que este se halla entregado a la lectura de una novela, lo que le cuesta al piloto que le alcance un broncazo. Se trataría de la repetición de una situación que menudea en las historietas de esta generación de dibujantes. Sería la reproducción de lo que le sucede al grumete Diabolín en, por ejemplo, la historieta del Din Dan 124, de junio de 1970. Esta característica coincide con la señalada para una serie de personajes de Raf, con lo que Pepe (aunque sólo lea manuales) y Diabolín podrían formar un “Club de Lectores” con sus compañeros el sargento Blops, Doña Tecla Bisturín, o el también grumete Teófilo (el subordinado del capitán Aparejo).
Pepe Barrena prolongó su vuelo desde Gran Pulgarcito hasta su sustituta, el semanario “Mortadelo”, aunque algo alicaído. Del mismo modo que su compañero de fatigas, Flash el fotógrafo, Pepe Barrena perdió el rango estelar de la portada y su presencia se fue haciendo más infrecuente. Una historieta que significativamente cerraba una etapa de apariciones regulares, la del número 56 (de 20 de diciembre de 1972), terminaba con el piloto ejecutando un picado suicida para clavar un clavo que sobresalía en la pista de aterrizaje. El guión era de Andreu Martín y la historieta tenía todos los aires de una despedida fulminante. Sin embargo, Pepe Barrena volvió a volar en “Mortadelo”, aunque no muy alto. También se le vio sobrevolando por “Súper Mortadelo”, a partir de 1972.
Teoría de conjuntos
Las historietas de grupo constituyen una de las especialidades de la “Casa Segura”. En su haber se cuentan (por orden cronológico de alumbramiento) las series “La Alegre Pandilla”, “La Panda Pop” y “La Panda”. De esta última serie nos ocupamos un poco en su día, hace unos meses, en los inicios de este weblog.
Segura inicia sus propuestas de historietas de grupo con “La alegre pandilla”, protagonizada por un puñado de niños de unos once o doce años, en principio, la edad del público lector al que va dirigida (lo que no es, ni mucho menos, un hecho frecuente en las series de la editorial). Empezó a publicarse en la revista “Marisol”, dedicada a la popularísima niña-prodigio por excelencia del cine español y de allí pasó a “Mundo juvenil”. Con el paso de los años, la serie se aprovechó para llenar páginas de Tio Vivo, que es de donde este burgomaestre la ha podido conocer. Forman la “Alegre Pandilla” el variopinto grupo de amiguitos que son los niños Titín, Gafitas y el gordo Pepín, la niña Fifina más el antagónico gamberro “Músculos”, elemento negativo de la serie, provocador de conflictos y víctima, finalmente, de sus malas intenciones. En su conjunto, esta creación de Segura recuerda los cortometrajes de Hal Roach “Our gang”, especialmente por el improbable gorro en forma de coronita que lleva “Músculos” y que difícilmente se encontraba en la España de los sesenta. El hecho es que el fanfarrón y francamente molesto “Músculos” se erige en el verdadero motor de la serie y conforme se acumulan las historietas, menudean más aquéllas en las que él es el protagonista en solitario, como sucede, por ejemplo en la historieta del Almanaque de Tio Vivo para 1968, en la que tiene que verse las caras con un marciano pequeñito.
Como una especie de evolución de la serie previamente comentada, enfocada hacia el mundillo musical pop y a lectores un poco mayores, “La panda pop” la forman algunos personajes que proceden directamente de su antecesora, como el niño obeso, que aquí le llaman directamente Gordito y Titín, que apenas ha variado de aspecto. Desaparece músculos y se incorpora una chica joven y estudiosa, llamada Ofelia, que es la encargada, en esta ocasión, de llevar los lentes que Gafitas portaba en la anterior. Un joven moreno, Johnny, coincide con el ausente “Músculos” en la manía de llevar en su jersey la inicial, bien visible, de su nombre. Con toda honradez, debo decir que sitúo la serie entre “La alegre pandilla” y “La Panda” por una deducción meramente intuitiva, porque no he localizado información sobre ella. Las muestras de que dispongo están en ejemplares de “Lily” del año 1971, pero por la coherencia del estilo del dibujo y por la evolución lógica de los personajes, me atrevo a situarla entre las otras dos series de grupo de Segura. En cualquier caso, en la entrada de este weblog que le dedicamos ya dijimos lo que la serie nos sugería y no ha cambiado nuestro pensamiento en este tiempo. Sigue recordándonos a The Archies.
El tercer paso en la evolución de la “Serie de Grupo” de Segura (pues, bien mirado, se podría considerar que nos hallamos ante tres variaciones de una sola serie) se traduce en “La Panda”, protagonizada por unos personajes que bien podrían ser los hermanos mayores de los anteriores o ellos mismos, al cabo de unos cinco años. Es a través de esta nueva serie cuando Segura alcanza la cúspide de su éxito popular, que se cristaliza en dos Olés. La intervención del guionista Andreu Martín, de forma análoga a como había dotado de mayor interés cómico a las series de Raf: Campeonio y Sir TimO’Theo, también con la serie de La Panda, en las páginas de Súper Pulgarcito (1970) realiza un trabajo brillante, aportando un humor de tintes surrealistas, desenfadado, emparentado claramente con el absurdo de los Hermanos Marx o de las películas de Richard Lester (con o sin Beatles), mediante historietas largas con mayor desarrollo argumental que las habituales y con una sensacional riqueza de personajes secundario o incidentales (uno de ellos, el profesor Cano, motivó una estupenda entrada de mi compañero en la que se resaltaba su parecido extraordinario con Ramón María del Valle Inclán), que enriquecían y engrandecían la labor habitual de Segura, limitada a una página. En este sentido, son muy destacables las creaciones del agente Manguis, un aliado del bien, y los villanos "El Mago" (un maligno hipnotizador) con sus ayudantes humanos y su esbirro bestial, el monstruoso "Diávolo" que aparecen en "La panda y el tesoro", o el encapuchado genio del mal "Oscuro", villano de la aventura "El silencino", con sus correspondientes secuaces. Esta ambición narrativa propició logros tan disfrutables e hilarantes como los recopilados de la revista Súper Pulgarcito en los dos Olés a que hacíamos referencia: “El silencino” y “La isla de los chalados”. En ellos, además de las dos historietas que les daban título, también aparecía otras magníficas, como "La panda y el tesoro" o "Vacaciones moviditas".
Ya hemos dicho que “La Panda” vendría a ser una versión crecida de “La alegre pandilla”, refundida, asimismo, con “La panda pop”. Los miembros de “La Panda” son Johnny y Poli, que recuerdan inevitablemente a Titín y Gafitas, más Antón, que es el Pepín (de hecho, en las primeras historietas todavía conserva el mismo nombre) de “la Alegre Pandilla” o el Gordito de “La Panda Pop” peinado de un modo menos ridículo (abandonando el uso del tupé). De las dos chicas, Margaret es casi idéntica a la anterior Ofelia y se distingue de ella por su acento extranjero. Por último, el Músculos de “La Panda” toma el nombre, evidentemente, del gamberro con corona de la primera serie, pero su apariencia es la del Johnny de la segunda. Sólo la guapetona Lupita es una novedad total. Sea como fuere, el presunto estirón no lo pegaron los niños de “La alegre pandilla” de sopetón. Como podemos comprobar observando la viñeta anexa extraída del Gran Pulgarcito número 2 (de fecha 3 de febrero de 1969), las primeras apariciones de los miembros de La Panda nos muestran unos muchachitos algo achaparrados, que no han alcanzado todavía la estilizada estatura que terminarán por tener.
La técnica para sacar adelante un grupo de personajes entraña cierta dificultad. Hay que tener cuidado de no dispersar la acción y, al mismo tiempo, de dar oportunidad de aparecer a todas las personalidades que componen el conjunto, en la medida que mejor convenga a la historia y al espíritu de la serie en general. La complejidad de retratar las relaciones mutuas entre los distintos miembros del grupo no es pequeña. Segura recurre acertadamente a duplicar los personajes de perfiles menos acusados y más identificables con al figura convencional del protagonista. En “La Panda”, tanto el personaje del protagonista masculino, como el femenino, se desdoblan en dos individuos casi iguales, con las variaciones imprescindibles para distinguirlos. Es una manera de que los pensamientos e iniciativas del protagonista (tanto el masculino, como el femenino) se desarrollen de una manera más fácil y natural ante los ojos del lector. Al desdoblarse en Poli y Johnny, la figura de “El Chico Bueno” puede dialogar consigo mismo. El diálogo es el vehículo ideal para desarrollar el planteamiento y la trama de la historieta. Exactamente de la misma manera, las dos caras de la protagonista femenina, Lupita y Margaret, desarrollan la acción desde el punto de vista femenino. Los personajes fijos con rasgos más acusados: el prototípico gordito Antón y el petulante y cargante “Músculos” no necesitan doble, pues son personajes cuyas características esenciales y sus acciones correspondientes ya son suficientemente decisivas y definitorias por sí solas. A propósito del presuntuoso “Músculos”, es muy destacable su cambiante fisonomía. Segura tarda más con él que con el resto en dar con una apariencia definitiva. El color del pelo cambia y, llama la atención, especialmente, por lo atípica, la complexión física, realmente poderosa, de sus primera apariciones. Termina pareciéndose mucho más al resto del grupo, concretamente, al hermano de Johnny, que aparece en el número 6 de Gran Pulgarcito (de 3 de marzo de 1969).
En un grupo mixto de adolescentes, ala atracción física debería estar presente, pero en “La Panda”, esta pulsión sexual se elude cuidadosamente. Chicos y chicas se divierten juntos y se ven envueltos en arriesgadas aventuras, pero no lo complican con esfuerzos amatorios. Tal como podemos comprobar en esta viñeta del Gran Pulgarcito número 48 (de 22 de diciembre de 1969), los chicos de la panda no se inmutan ante los encantos de sus compañeras femeninas. Y eso que, tal como las dibuja Segura en la pagina de guarde uno de sus Olés, son auténticas princesas, de lo más frecuentables. Las chicas, más que alterar el pulso de sus compañeros masculinos, resultan una motivo más para entablar una perpetua competición entre Músculos y los otros tres, que servirá de excusa argumental.
Alcanzado su momento de máximo esplendor, originalmente publicado en Súper-Pulgarcito, la serie de “La Panda” simultaneó su presencia en esta revista de periodicidad mensual incorporándose a la nómina del semanario “Mortadelo” con su formato original, de historietas de una sola página. Del mismo modo que Pepe Barrena, también engrosó posteriormente la nómina de “Súper-Mortadelo”.
Las chicas de Segura
Cuando hablamos de las series de Escobar con protagonista femenino, descubrimos en él una especialidad temática. Nadie como el dibujante de Granollers supe en el tebeo español explicar historias en las que mujeres independientes tomaban las riendas de su destino. Del mismo modo, cabe señalar a Segura como el máximo exponente de las narraciones de pequeñas historias concernientes a jovencitas. Suya es Lily, la cara visible de la principal revista de historietas para niñas durante el periodo cubierto por su publicación (entre 1962 y 1982) y suyas son también Marilú, Piluca, Maritina, Tere, Mari y Pura y Laurita Bombón (Maritina reencarnada). Son las suyas historietas ínfimas argumentalmente, chispeantes, insustanciales, en las que se desarrollan dramas microscópicos y berrinches monumentales.
Lily, chica moderna
En este weblog apenas nos hemos ocupado del tebeo femenino de Bruguera. Y cuando lo hemos hecho, hemos tenido que referirnos a Segura. La creación de Lily, por sí sola, sería motivo suficiente para hacerlo, pues estamos hablando, sin discusión posible, de La Chica de la editorial. Por encima de las de sus hermanas Marilú (semanario Fans, 1965) o “Piluca, niña moderna” (Sissí, 1959), o Maritina, la chica de la oficina (una de las primeras series de Segura en Bruguera, de la que hablamos algo en una entrada anterior, en la que desvelábamos su transformación en Laurita Bombón, una serie publicada diez años más tarde), su presencia en la portada de la revista semanal editada bajo su nombre a lo largo de veinte años evidencia la importancia de este personaje seguriano . En estas viñetas escogidas, tomadas de los números 461 y 571 (de octubre del 70 y noviembre del 72) podemos apreciar el carácter amable y ligero de sus peripecias y la escasa evolución de su aspecto. La Lily de los ochenta (a la que podemos contemplar en esta decorativa ilustración junto a la información del número de la revista) parece algo mayor que la que empezó la serie, pero en absoluto su apariencia revela su verdadera edad.
Como en Rigoberto Picaporte, la intervención de un niño (los tiernos infantes son según la visión de Segura, auténticos monstruos desencadenantes del Armagedón), Cholo, el hermano pequeño de Lily, suele ser la pieza que desequilibra su mundo ilustrado con posters desplegables y discos singles. Su rebeldía de baja intensidad, sus ilusiones de adolescente, son aspectos que se destacan en sus historietas y que son devastados frecuentemente por la acción destructiva del chavalín. Cuando no es así, sus leves ataques de vanidad se ven castigados , aunque nunca con la severidad con la que otros personajes de Segura lo son. Los finales de Lily son incruentos, las catástrofes habituales en los “Finales-Segura” nunca rebasan en Lily la categoría de “chasco”.
La destacabilísima longevidad de la serie es reveladora del mérito de Segura, quien consigue, además introducir el pie forzado de tener que incluir en el argumento (a veces, sí, con calzador) a algún personaje popular de la escena o la canción que figura fotografiado compartiendo portada con su criatura.
Segura, portadista
Por este weblog (OLOQUESEA) han desfilado bastantes portadas de Peñarroya, quizá el más grande portadista de Editorial y también alguna de Cifré (lo que, por cierto, me recuerda que hay una deuda pendiente con Jorge, otro inmenso dibujante de portadas). Roberto segura no desmerece de los grandes maestros citados y eso ya sería mérito suficiente para dedicar alguna atención a sus portadas.
Al arte de Segura se encomendó buena parte de la suerte que pudieran correr muchos especiales y almanaques de Tio Vivo, Pulgarcito y DDT, dando lugar a obras variopintas y espectaculares que tenían la difícil misión de captar la atención del viandante en los abigarrados quioscos de los años sesenta. De entre ellas, por señalar sólo unas pocas, además de la preciosa lámina que es la portada del Almanaque de Pulgarcito para 1969 que figura al principio de esta entrada, nos hemos fijado en la del Extra de Verano de Pulgarcito de 1969, en la que Segura realizó un bastante evidente homenaje a la mítica “Escena del camarote de los Hermanos Marx”. Baste para corroborarlo, observar la actitud durmiente del Agapito de Sanchís, en el centro de la imagen, sintomáticamente idéntica a la que harpo mantenía en la citada esena de “Una noche en la ópera”. En otro extra veraniego de la misma revista, el de 1970, Rigoberto, Curruquita y doña Abelarda acceden a la entrada del castillo de Drácula, con su marmórea y polvorienta escalera clásica, envueltos en un ambiente que se encuadra en el goticismo más clásico pero con la añadidura de la exuberante paleta cromática de Segura, que para la ocasión trae resabios de obras de artistas especializados en el género terrorífico, como Frank Frazzetta y Sanjulián. El mismo motivo, dicho sea de paso, lo hemos encontramos plasmado antes, en la historieta de “La Panda” del Extra de verano de Gran Pulgarcito del mismo año.
Como artista en auge, de gran aceptación popular, Segura fue el encargado de materializar la “cara” de nuevas publicaciones que se iniciaban en los años 60. Así, suyas son las portadas del número uno de “El campeón. La revista del optimismo”, publicada el 14 de marzo de 1960. Del mismo modo, la portada de la segunda etapa de Can Can se abrió con una portada suya, publicada en fecha 21 de octubre de 1963. El chiste, no excesivamente original, quizá no merecía tal honor, pero era sintomático del tipo de humor que se podía cultivar en España dirigido a un público “adulto” y lo más numeroso posible. Picaruelo, pero sin posibilidad de escandalizar. Por otra parte, la excelencia de la combinación de colores y la solvencia del dibujo están fuera de toda duda.
Algunas consideraciones a precio de saldo
Una apreciación algo ridícula: Segura y el pelo rizado
Puede parecer una solemne majadería y seguramente lo sea, pero en el reducido ambito de los tebeos, toda aportación innovadora debería ser tenida en cuenta. Y este burgomaetre aprecia mucho el trabajo de los dibujantes como para pasar por alto cualquier cosa que considere una contribución suya al complejo arte de contar historias por medio de viñetas. En la fase construcción de personajes, cuidar los detalles resulta fundamental y no es poco importante, como medio caracterizador, la representación gráfica del cabello. Un porcentaje alto del alumbramiento de un nuevo personaje se basa en el pelo que tiene y cómo lo lleva peinado. Segura lo sabe muy bien y , de todos lo dibujantes bruguerianos, se puede afirmar que es suya la patente del pelo rizado. Esa nubecilla que corona las cabezas del Músculos de “La Panda”, de Arturo Alcorcón, de doña Abelarda, del jefe de Pepe Barrena, de Gafitas, de Poli o de Ofelia/Margaret y que nos indica que son poseedores de una cabellera rebelde y llena de vida (que, en la mayoría de los casos, coincide con una fuerte e iracunda personalidad) constituye un rasgo estilístico del que Segura es poseedor que no le pensamos escatimar. Por más que pueda parecer una bobada.
Un lenguaje verbal endemoniado
Nadie escribe como Segura. Esta afirmación es indiscutible. Los personajes de Segura se expresan empleando unos términos tan peculiares que hay que situarlos en un hipotético universo particular seguriano. Nadie es tan redicho ni tan sorprendentemente relamido como Segura en las, por otra parte, repletas de palabras páginas de Bruguera. Sus diálogos parecen recrearse en buscar los vocablos más inesperados, tan alejados del habla coloquial como pintorescos. La gente no exclama “¡Me muero!”, sino “¡Me defunciono!”. Ante la pobreza expresiva de un “colocar”, Segura se inclina por “endilgar” o “endosar”. Diríase que toda la floritura que el artista elude en su dibujo gusta de emplearla en sus textos. Por eso sus criaturas no dan palizas, sino que las propinan y no duermen, sencillamente, sino que sestean. Los insultos favoritos son tan sonoros y chuscos como “botarate” y el más personal e intransferible (prácticamente su sello): “atorrante”. En cuanto a la forma verbal favorita de Segura es el pretérito indefinido, que utiliza normalmente en lugar del pretérito perfecto, lo que confiere un todo determinado a todos sus diálogos. Tan característico es el uso que del lenguaje hace Segura, que podríamos decir que define su obra en similar medida que su grafismo.
Esto es todo , amigos
Deprisa, deprisa
Las criaturas de Segura frecuentemente parecen animadas por algún sobrehumano poder que las moviliza con celeridad centelleante. Y si no son ellas mismas, entonces son los acontecimientos los que suceden a velocidad de vértigo. Si un bochorno se produce, este sobreviene con la contuncencia de un obús y la inmediatez de un relámpago. Es preciso ser un artista de categoría para obtener estos resultados expresivos y Roberto Segura lo es, sin ninguna duda.
Penúltima reflexión
No, no es suficiente, ni mucho menos. Este burgomaestre, por mucho que dilate su discurso, siempre encuentra que se queda a medio camino. Abandona por agotamiento y por no hastiar más al pacientísimo lector. De Segura se podría decir mucho más, mostrar muchos más dibujos, y siempre desde la admiración y la gratitud. Pero otro tanto sucede con sus compañeros, los Vázquez, Ibáñez, Raf, Peñarroya, Cifré, Jorge, Rovira, Nadal, Schmidt, Gosset... Hay mucho por hacer y no sirve de nada lamentarse. Esta entrada sobre Roberto Segura Monje termina aquí...¡¡con el estallido del último cohete!!
PD: El lector perspicaz que haya tenido las energías y la paciencia de llegar hasta aquí, habrá observado que a lo largo de esta larguísima entrada ha habido varias apariciones de plantígrados. Los amigos de Lady Filstrup saben que detectamos hace tiempo una especie de obsesión de Segura por los osos, asaz curiosa. Lo apuntamos en las entradas "Una de osos", "¡Corramos, osos y lobos!", "Encore... Segura Pop y con oso" y "Osadía total". Si seguís los enlaces, además de comprobarlo observaréis cuánto han cambiado las dimensiones de las entradas en Lady Filstrup desde que empezó a dar la tabarra hasta hoy. Fdo: el burgo de guardia, cada día más pesado.
PD2 : Conviene aclarar que los datos a los que el autor no ha podido acceder valiéndose de su modesta colección de tebeos han sido recabados de la fuente habitual que no es otra que el "Atlas español de la cultura popular: De la historieta y su uso", de Jesús Cuadrado. Que conste.
63 Comments:
Bueno...Este entradón se merece una lectura profunda y detallada.¡Qué buenos que son Vds. dedicando este merecido homenaje a este honrado y longevo dibujante que se mantuvo al pie del cañón hasta casi el nuevo siglo! Voy a leérmelo todo de pe a pa. Es la primera vez que comento sin haberme terminado el artículo, pero es que esto ya es de nuevo una lección magistral y como tal hay que deleitarse con cada nota y con cada estudio detallado que hacen. Muchísimas gracias.
Vaya, lo mismo digo, lo mimo que Gordito Relleno, mi querido amigo burgomaestre, esto hay que imprimirlo ¡a color! y leerlo y disfrutarlo al solecito de estos días. Pero ya de entrada ¡monumental e inprescindible! ¡Enhorabuena!
Sustancioso post, que al igual que el amigo Gordito, habrá que leerse con concentración y alevosía.
¡Se me agotan las felicitaciones!.
Que digo yo...
(No sé què ocurre en la Red Internal...)
... que es una entrada de una urdimbre compleja; de una exquisitez de trazo que no sé si nos merecemos.
(Al menos, yo, quiero decir; y con perdón por el resto de lectores).
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Ustedes ya no escriben artículos, escriben tesis doctorales de matricula cum laude y nos dejan a todos los comentaristas sin adjetivos, como gordito y mortadelón creo que me tendré que leer otra vez la entrada para poder saborear bien su fructífero trabajo...
¡Y si jesus cuadrado no se lo merece, yo tampoco, leñe!
Pues sí... tampoco me lo he leído aún pero lo guardo para saborearlo en otro momento con calma y tranquilidad. Tiene una muy buenísima pinta.
No es mala idea la de imprimirlo, porque últimamente leyendo las parrafadas de este interesantísimo blog se me están quemando las pestañas.
>>>¡Y si jesus cuadrado no se lo merece, yo tampoco, leñe!>>>
Alégrame el coincidir.
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Es tan largo que noo se si lo voy a leer. Me da pereza...
Leído: ¡formidable, insuperable, indispensable!
Por cierto señor burgomaestre:
No se si ha leido usted en mi blog que soy un aficcionado a la plastilina y el stop-motion. Le doy una imagen de un muñeco que he hecho en plastilina.
Se parece bastante a "Estrellito Castro" y si no sabes quien es "Estrellito Catro" te digo que es un personaje de Ramis. Te doy la direccion de la imagen:
http://item.slide.com/i/uid=uOmsZ
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Si quieres te doy una imagen del original Estrellito Castro:
http://item.slide.com/i/uid=X7l2rVM6
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¡Vuelvo a tener "er ordeñadó arreglao"!,¡¡Denme tiempo para poder cerrar la boca!!,con estos estupendos pots recordatorios Brugueriles y... ¡Refelicidades!,por la nueva facilidad de numeración viñetística,así si uno quiere releerse la historieta entera es mas fácil la ubicación y búsqueda(¡Ayayayyy...que me han desaparecido algún almanaque de los que leía con amigos en lo altozano de aquellas cabañas prefabricadas en tambien desaparecidos árboles!...),Segura es genial,¡que recuerdos!,espero que algún día se comente algo del personaje Lola de Iñigo,(si no se ha hecho algo yá).Sigan atacándonos en esa gran línea,como hasta ahora,por muchos lustros,un Saludazo.
Al leer tan formidable artículo se me han salido los ojos de las órbitas, me ha dado un soponcio y me he caído de cabeza al suelo, abriendo en el mismo un gran agujero por el que he ido a parar a casa del vecino de abajo.
Son ustedes tremendos.
Muchas gracias, amigos, por los amables comentarios. Y por vuestra paciencia con este burgomaestre que se deja llevar a veces, quizá demasiado. Pero en su defensa alega que podía haber sido peor, de no haberse frenado. Y es que no hay quien se resista al hechizo de un buen tebeo ¡Y si son un montón, todavía menos! El único mérito de este burgomaestre es haberle dedicado un poco de esfuerzo (varias noches de poco dormir) a la tarea de exponer una obra que, esa sí, es un tesoro.
Lo de Iñigo está anotado, amigo cayetano,hace tiempo. Hay prevista una comparativa con Nadal. En cuanto a de que no se merezcan entradas así, maestro Cuadrado y demás amigos, pues, déjenme decirles que yo sí que no me merezco tanta amabilidad y tantas atenciones. Vaya para los dibujantes.
Compañero y amigo burgo, una confidencia: observar con detenimiento el trabajo de Segura me ha llevado a valorarlo muy por encima del nivel en el que lo tenía colocado. Si alguna vez he sido condescendiente en mi juicio para con su obra, ha llegado el momento de revisar tal juicio. Para mí ahora es un artista como la copa de un pino y mucho más interesante de lo que imaginaba.
Bueno, no me quiero enrollar más, que voy a acabar poniéndoos malos y todo. Gracias, otra vez a todos.
PD: Ya miraré lo tuyo, amigo ichbi...¡si tan sólo tuviera un poquio más de tiempo!!
Leyendo los comentarios de los compañeros lectores, me parece que ya han acabado con todas las felicitaciones a las cuales lógicamente me sumo y agrego: ¡Genial entrada! ¿Qué digo genial? ¡Supercaligrafisticoespialidoso! La espera ha merecido la pena y el texto va directamente a mi disco duro para repasar las veces que haga falta.
De Segura me encantaba “La Panda”, un grupo de adolescentes cuyas historias eran, dentro de lo que cabía, bastante realistas. En la misma línea también me gustaban las historietas de “Cinco amiguetes” de Rovira, las cuales tenían para mi modesta opinión muchas semejanzas con la creación de Segura.
Pero la serie más parecida a “Cinco amiguetes” fue justamente otra serie de Segura. ¿Recordáis a “La alegre pandilla”? Era un grupo de chicos mucho más pequeños en edad que los de “La Panda” y que siempre he tenido la impresión que fueron el “molde” de donde surgirían “Cinco amiguetes”. Lo digo de memoria, pero creo que había un chico moreno, otro con gafas y rubio e incluso una chica, personajes que evolucionados los encontraremos en la genial creación de Rovira.
¿La idea de “Cinco amiguetes” fue extraída de “La alegre Pandilla”? (Yo suelto la pregunta a ver que pasa... Naniaro nariaroooo ... :P )
Respecto al comentario que realicé hace unos días, sobre la “deuda” que Segura tiene conmigo, lo prometido es deuda y ahí va mi pequeña historia:
En una ocasión, escribí en la revista GUAY (en la que colaboraba Segura después de la desaparición de Bruguera) en la que solicitaba intercambiar correspondencia con chicos y chicas que les gustase dibujar comics. Además, agregué la petición de que por favor me enviaran un autógrafo de Segura, el cual admiraba y todavía admiro. Me respondieron que esto estaba hecho y que me lo enviaban entonces mismito... TODAVIA ESTOY ESPERANDOOOOOOOOOO... ¡Casi 20 años y todavía espero pacientemente al lado del buzón!
La nota a la que hago referencia, para los “xafarderus”, aparece publicada en la revista GUAY número 67 página 8 en la sección “Buzón del lectorcete”. (Ya no vivo en esa dirección...)
Bueno, amigo rosaspage, al cabo de veinte años continúa intercambiando correos a propósito de los tebeos...¡¡ya va siendo hora de hacerse mayorcito!! No, en serio, la referencia a "Cinco amiguetes" se quedó en el tintero y es muy a propósito que usted la hace. Parece bastante evidente que "La alegre Pandilla" es un antecedente claro de la serie de Rovira y estoy convencido que el propio autor nos lo confirmará (más o menos) cuando entre en este su weblog y se encuentre con el mamotreto este acerca de Segura. En cuanto a la directa relación entre "La alegre pandilla" y "La panda" ya verá usted cuando lea el "post" que coincide con el autor del mismo.
En cuanto al autógrafo de Segura, yo seguiría esperando. ¿Quien sabe? lo mismo lee esto y se acuerda de repente. De paso, maese Segura..¿le importaría firmar otro para los burgomaestres?
He aportado una mínima contribución al merecido homenaje a Segura subiendo en mi blog una caricatura que hacia 1981 le hizo Tran. También he puesto algo de Raf que creo que les va a gustar, burgomaestres. (Bueno, perdón por la cuña).
¡Ah, se me olvidaba! He encontrado algunos adjetivos más para su blog y para ustedes: probos, magnáminos y megabrillantes con incrustaciones de lapislázuli.
Perdón, quise decir magnánimos.
Desde luego, es una entrada magnífica, es gratificante poder observar la sapiencia que denuestras por todos los autores de Bruguera, señor Burgomaestre. Segura siempre ha sido de mis favoritos y yo también te digo que de paciencia nada, que es un placer leerte (te estoy tuteando, espero que no te importe)
Me ha venido a la mente que Pepe Barrena salió de estrella invitada en "La isla de los chalados" de la panda y, como no podía ser menos, se estrelló (aunque en parte por culpa de la pequeñita señal de SOS que le dibujaron en la arena los de la panda) Y, efectivamente la palabra "atorrante" yo la he aprendido exclusivamente de Segura; siempre me hizo mucha gracia. Un saludo, señor burgomaestre y sigue deleitándonos de esta manera.
Vaya... con el tostón que había soltado y no ha salido... en fin, volveré a la carga, pero más liviano.
Solo decirte, amigo Burgomaestre que es un verdadero placer comprobar tu sapiencia en temas Bruguerianos y que no hay que tener paciencia, todas tus entradas son leídas con avidez.
Me ha recordado que Pepe Barrena salió de estrella invitada en "La isla de los chalados" de la Panda; naturalmente, se estrellaba, pero esta vez por culpa de la panda misma y sus pequeñas letras de SOS en la arena.
Y lo de la palabra "atorrante" pues te diré, amigo burgomaestre, que yo la conocí por Segura, precisamente, y siempre me hizo mucha gracia.
En fin, que maravilloso como siempre y que sigas así, solo agradecerte el esfuerzo que me consta que realizas.
Resulta que no tuve paciencia y , al final, sí había salido... Perdón entonces a todo el mundo por la duplicidad de comentario...
Tengo una infancia mal curada y a estas edades el escribir correos acerca de tebeos ya es crónico en mí. ¡Y con sus textos, señores Burgomaestres, esta actividad todavía la practico más!
Muchas gracias Jaumejoan por su atenta respuesta. Seguramente la identificación “Cinco amiguetes” con “La Panda” y de pasada también con “La alegre pandilla” me viene de que en algunos Olé de Zipi Zape aparecían juntas su serie y la de Segura, pero evidentemente su respuesta aclara el origen de “Cinco amiguetes”, sin ningún origen en la creación de Segura. Todo un lujo poder leer la respuesta directa de su creador.
Y como no recordar a Iznogud, que quería ser califa en lugar del califa, con guiones del increíble Goscinny (el guionista de Asterix). Sinceramente me ha picado la curiosidad e intentaré buscar cosas de esta panda que dibujaba Tabary.
Por cierto, y para finalizar, que me estoy volviendo un pesado... En Guay, Segura dibujaba una serie muy parecida a “Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepon” titulada “Los Muchamarcha’s”. En ella regularmente aparecían un grupo de chicos/as parecidos a “La Panda”. La serie estaba muy bien realizada, con historietas más bien largas y un sentido del humor extraordinario. Si que es una creación más bien moderna, pero sin duda una muestra de la madurez de este artista que era Segura. También algunas historietas de esta serie se publicaron en los recopilatorios llamados “Tope Guay!”
Y en la última etapa de TBO, en ediciones B (1988-1998?) pudimos disfrutar de numerosas páginas de Segura. Entre ellas la que quizá fue su última serie: "Don Cosme y Doña Lisistrata, que con sus hijos meten la pata"
(Gran joya este postrer TBO que nos permitió conocer algunas de las últimas creaciones de Segura, Raf, Rovira, Escobar, Royo o Schmidt.)
Selor Burgomaestre, usted cree que el muñeco que he hecho con plastilina se parece a "Estrellito Castro"
1987 Cosas de Keké (Junior: Tope Guai, núm.16 / Los Muchamarcha’s)
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¿Don Cosme?
Creí que era Don Roge...
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Gracias, amigos jaumejona, petiso, rosaspage y gordito por vuestros nuevos comentarios. Y disculpad que no os conteste uno por uno, pero es que va uno en plan emboscada con el ordenador. Lo de "Los cinco amiguetes" me ha recordado aquello de Woody Allen en Annie Hall, cuando en una discusión en la cola de un cine, el propio aludido intervenía para dejar las cosas en su sitio y los puntos sobre las íes. Gracias especiales, jaumejoan por aclarar la cuestión. A veces lo evidente resulta ser una impresión totalmente errónea. Y hablando de influencias, amigo jaumejoan, ya sé, a estas alturas, a qué te referías cuando hablabas de la influencia de Uderzo en tus primeras historietas. Si me das tu permiso, en una próxima entrada que pienso dedicarte ya pondré una muestra de tu trabajo en el que la influencia del dibujante de Astérix queda patente.
Agradecer especialmente los comentarios de gordito y rosaspage en los que se completa el texto comentado con la inclusión de la obra Seguriana más reciente. Este burgomaestre, en sus textos, tiende a centrarse en el periodo temporal que asume como más suyo (el que va del 67 al 72, como de primera mano y el que va del 48 al 66, como descubierto a posteriori). Todo lo que pasó después del 72/73, queda un poco fuera de su alcance.
"Generación pop" es una denominación muy buena, para esta generación de dibujantes, amigo jaumejoan. Si no la hemos utilizado, hemos estado cerca de hacerlo, sí.
La presencia de Pepe Barrena, amigo petiso, como estrella invitada en historietas largas de La Panda, efectivamente, se quedó en el tintero, aunque, como se le puede ver en una de las viñetas seleccionadas, ya no accedí al impulso de señalarlo en el texto.
Ah! y gracias por llamarnos "magnáminos", amigo gordito, es de los más bonito que a uno le han llamado en la vida. Digno de los chiripitifláuticos.
PD: me salen coments tan largos como las entradas. Lo mío empieza a ser grave.
Perdón, antes, por lo visto, he contestado a la vez que ponían sus comments don Jesús e ichbi. Por eso no los menciono. De lo que dice el maestro, no dispongo en este momento de otro medio de comprobación que su propio Atlas (al que he accedido muy recientemente, lo confieso), en el que, naturalmente, pone Don Roge. Por mi experiencia con don Jesús, apostaría a que será ese el nombre del personaje. Pero bueno, es posible que a gordito no le haya traicionado la memoria y que tenga a mano el tebeo original en el que ponga Don Cosme.
En cuanto a lo que comenta ichbi, decirle que sí, que se parecen.
Llego de los últimos, pero esperé a leerlo entero.
Me sumo a los lectores que lo califican de "Magistral", al mismo nivel que la obra y el artista al que se refiere.
Segura es un autor excelente, y se merece que alguien lo reivindique.
(Ahora que se recupera Esther... ¿porque no Lily?)
Ay! ¿Porque Ediciones B tiene los derechos de esos tesoros y no nos los enseñan? ¿Lo hacen por nuestro bien? ¿Es como el Arca Perdida... si los vemos, nos moriremos?
Amigo Campbell, la respuesta a su pregunta amarga como la verdad en la boca. Sólo puede haber una explicación a que estas sensacionales historietas estén condenadas al ostracismo: no son comerciales. O eso han decidido quienes tienen la facultad de hacerlo. Uno, que se ha detenido a observarlas con un poco de atención, se hace cruces, pero no tiene más remedio que aceptarlo, porque así son las cosas.
Muchísimas gracias por su elogioso comentario, pero no puedo aceptar una calificación que me equipare con el autor tratado. Yo únicamente sostengo en alto la luz, para que ustedes vean la obra de Segura (o de Raf, en su día, o de Escobar, o de etc...) que es lo que a ustedes, que son tan amables, les deslumbra.
Hablando de Segura, el otro día pasé por un kiosko-librería que frecuentaba cuando era pequeño, husmeé en la estantería en la que solían estar los mortadelos y... tachán! me apareción un olé de portada en relieve dedicado a Segura, contemporáneo a los olés de Anacleto que salieron en Ediciones B. Estaba un poco "tocado", amarillento y rozado por las esquinas. Miré el interior, pero contenía historietas de los 90, de los últimos tiempos de las cabeceras como Mortadelo o Zipi Zape. El precio estaba en pesetas y todo. Pero al final, los chistes me parecieron demasiado traídos por los pelos e incluso de mal gusto, y volvió a su lugar en el estante.
Si a alguein le interesa, puedo volver :)
Saludos.
Bueno, bueno, bueno...
Me quedo sin palabras para describir la impresión que me ha causado esta enciclopédica entrada. Coincido con los que me preceden en estos comentarios en mi admiración y agradecimiento por esta lección de historia de la historieta.
Y coincido con los Burgomaestres en que Segura es un autor valiosísimo y eficacísimo. Me alegro de que hayan reconocido también la labor del guionista Andreu Martín, que ayudó a Segura a elevar su arte historietístico a cumbres sólo accesibles para unos pocos privilegiados. Las divertidísimas aventuras largas de La Panda que realizaron para la revista Super Pulgarcito en sus primeros 38 números merecerían ser reeditadas una y otra vez para regocijo de nuevas y antiguas generaciones de lectores. Además de las cuatro historietas mencionadas hubo otras dos tituladas "El coleccionista de sabios" y "Viaje al fondo del suelo", según la información que recopilamos hace unos meses en el foro de la TIA:
http://www.elforo.de/latiacomforo/viewtopic.php?t=922
Ha sido una alegría también tener noticias de los Cinco Amiguetes, una de mis series preferidas de los tebeos brugueriles, que recuerdo con especial cariño. Es todo un lujo poder disfrutar de los comentarios de su autor.
En referencia a la influencia de Tabary en el nacimiento de los Cinco Amiguetes, entiendo que Jaumejoan está hablando de la serie "Totoche", algunas de cuyas aventuras llegaron a España a principios de los 70 en las páginas de la revista "Zipi y Zape". Pueden ustedes ver algunas imágenes y leer (en francés, eso sí) más información sobre esta serie aquí:
http://jeantabary.free.fr/series/totoche.htm
Encarecidas gracias, amigos Mortadelón y ogro, por sus comentarios. La mala experiencia de Mortadelón con el Olé seguriano es comprensible. Verdaderamente, media un abismo entre el material que contiene ese volumen con el que producía el mismo autor a principios de los setenta y finales de los sesenta, cuando estaba en la cúspide de su arte. Toda la información que brinda el señor Ogro queda anotada y se agradece especialmente (¡¡he de hacerme con esas dos historietas de La Panda!!). El link de Tabary, por supuesto, es una delicia que además ha tenido la virtud de revelar la honradez de Jaume Joan, quien nos dio generosamente la clave de su serie "Los cinco amiguetes". Sólo por comentarios como los de ustedes, amigos, ya merece la pena la pervivencia de Lady Filstrup.
Sobre lo de "Don Cosme"...
Sonrojado pido mil perdones por no haber comprobado previamente el auténtico título de la serie que es el que acertadamente Don Jesús apunta: Don Roge.
Qué orgullo poder tener un maestro al quite cuando te pilla el toro del lapsus. Gracias.
Mortadelón: En ese Olé que citas puedes ver las chicas más exuberantes salidas del lápiz de Segura. Es cierto que es otro estilo que no tiene nada que ver con el de la época de Bruguera, pero entra en la línea comercial que buscaron en los noventa dibujantes como Raf o Ibáñez. Creaciones que si viera Rafael González se volvía a morir del susto...
Don Roge, pues.
Me quedo más tranquilo, pues.
Gracias, pues.
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Abundando en la serie "Totoche" de Tabary, he comprobado que se publicaron al menos dos aventuras largas en la revista "Zipi y Zape", en la que el protagonista fue rebautizado como Daniel. "¡El gran viaje!" dio comienzo en el nº 117 (7 de octubre de 1974) y "Reirá mejor quien..." se publicó a partir del nº 150 (26 de mayo de 1975).
Las últimas historietas que vi yo de Segura eran dos que aparecieron en el TBO especial comics, una era una especie de biografía como dibujante, con un rollo muy ibañezco, y otra un reencuentro entre todos sus personajes, en el que aparecía una Lily más bien jamona, lo que me sorprendió es que los personajes usaban expresiones como finstro o pecadorl...
Roberto Segura continuó trabajando en los tebeos de Ediciones B hasta su desaparición definitiva a principios de 1996. Hasta entonces siguió dibujando las andanzas de Los Muchamarcha´s para las páginas de "Mortadelo Extra" y las de Rigoberto Picaporte para las de "Zipi y Zape Extra", las dos publicaciones postreras que despidieron un tipo de revista de humor que ya no ha vuelto a existir.
Aquí les muestro la página con la que comienza la que muy probablemente sea la última aparición pública de Rigoberto y compañía. Se trata de una historieta de cinco páginas titulada "Aventura en Bagdad", que a mi entender no está nada mal para un historietista de 68 años. Apareció en el "Zipi y Zape Extra" nº 61, fechado el 24 de enero de 1996. Los peinados de Curruquita nunca nos decepcionan:
http://img227.imageshack.us/img227/1247/rigobertobwy6.jpg
Me temo que el enlace no funciona bien. Para ver la página, al final tiene que poner rigobertobwy6.jpg
Mis más cordiales saludos.
Muchas gracias, amigo Ogro por su nueva aportación. Así da gusto. La página, desde luego está muy bine y coincido con su opinión en el sentido de que, teniendo en cuenta la edad de Segura en el momento de hacerla, atesora un doble mérito. Claro que llevaba ya más de cuarenta años dibujando... Tenía, como decimos en Catalunya, "la mano rota".
Me parece que Segura siguió en Ediciones B en el nuevo TBO, que duró más allá que las otras revistas, ¿me equivoco?
Porque me encuentro historietas firmadas en el 98...
Pues, amigo anónimo, si tiene usted los tebeos en los que se han publicado esas historietas con firma del 98, entonces, no le quepa duda, está usted escribiendo el último capítulo de esta entrada. O no(?)
Sí, ese sería el último rastro que hemos tenido de Segura.
Pero yo creía que este blog no solía hablar de las etapas post-Bruguera, de todas formas.
Otro que acabó en el TBO de Ediciones B fueron Raf y Vázquez (este solo estaría los primeros años). Desconozco la fecha de publicación del último número, pero los últimos que tengo llevan el logo de B más moderno, antes de la modificación que pasaba a tener las letras de Ediciones B al pie de la B.
Además, en su momento fue de las revistas más cuidadas de Ediciones B.
Esto me hace recordar el TBO de Bruguera, que no se parece en nada a su predecesor o su sucesor.
Aun cuando este asunto pueda exceder los límites del blog, seguro que a nuestros amables Burgomaestres no les importará demasiado (al fin y al cabo, hablamos de tebeos y de Roberto Segura) y personalmente agradezco muchísimo la aclaración del usuario anónimo. Ahora que lo dice, me sonaba que el TBO había sobrevivido durante algún tiempo a las otras revistas de Ediciones B, aunque nunca he sabido hasta qué fecha siguió publicándose.
Estaremos atentos, a ver si algún día descubrimos cuál fue el último TBO...
Sí, es uno de los grandes misterios, a la altura de la primera portada-chiste de Mortadelo y Filemón.
Además, tengo el número en el que el autor se estrena en el TBO. Hizo en ese número una doble página de "El Rollo del Día", serie de Ramis. Generalmente, en TBO hizo páginas temáticas (al igual que Cera, Ramis, Raf, Vázquez, Usero, Escolano y puedo seguir) y las series "¿Qué pasa, papá?" e "Impactos".
Por cierto, que además de material español nuevo (y viejo del TBO), hubieron historietas francobelgas y americanas.
El menda tiene anotado que en agosto de 1998 se acabó la historia...
Al final era mensual.
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Pues se agradece el dato, don Jesús, así como los comentarios del amigo anónimo (¿no nos hemos encontrado en algún otro foro?). Sólo añadiré que el TBO de Ediciones B siempre fue mensual, desde que apareció en 1988.
Comentario nº 50,je,je,de mensual pasó a... estacional,trimestral,incluso anual y alguno Extra,según eventos del momento,Salón Cómic,premios Cine,etc.
En el libro "Los hijos de Pulgarcito" publicado con motivo de una exposición realizada en Vitoria en 2003 hay una pequeño artículo de Segura en el que afirma que es pensionista desde el 98, por lo que supongo que aquí terminaron sus trabajos publicados.
Y los últimos TBOs que conozco datan del 97 y eran estacionales como bien dice Cayetano. Al final yo creo que salía cuando podía y se extinguió en 1998.
>>>el TBO de Ediciones B siempre fue mensual, desde que apareció en 1988>>> (Señor Ogro)
Cosa que jamás negué, vive Dios:
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En 1983, el sello barcelonés Bruguera compró la cabecera y, en 1986, TBO intentó un reflote en el mercado conducido por un gerente innovador, Javier Nieto, y dirigido por el especialista Joan Navarro, pero la experiencia, acaso por su renovación radical, fue breve (7 entregas) y desatendida por un mercado torpe, cómodo y aletargado y, sobre todo, sorprendido. Y ya en 1988, la editora B (Grupo Zeta) planteó un último relanzamiento al combinar la recuperación de páginas clásicas junto a obras de nuevos autores; en esta época final –y mensual–, TBO coronó un punto de estabilidad desde el que pudo celebrar su 75 aniversario (1992; desapareció en agosto de 1998).
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(ahí, en "Atlas", creo).
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Se agradece una vez más la precisión, es todo un lujo contar con sus aportaciones.
Acerca del efímero TBO de Bruguera, conservo los siete ejemplares que aparecieron, y opino que se trata de una revista más que interesante, pero siempre he pensado que fue un error llamarla TBO. Es difícil imaginar un tebeo más alejado del espíritu del TBO original y del público al que éste iba dirigido. La sensación que daba es que eso no era el TBO, sino otra cosa totalmente diferente a la que habían dado el mismo nombre aprovechando la defunción del TBO de verdad.
En todo caso, ya nos gustaría encontrar hoy en día algo parecido en los kioscos.
Hombre, al hilo de lo que comenta Señor Ogro y desviándonos colateralmente al TBO, algo del espíritu del antiguo sí que tenía pues recuerdo que dedicaron tres o cuatro páginas por ejemplar a recordar clásicos como Coll o Benejam uniendo su obra a un breve esbozo de su vida.
Sólo eso porque el resto de temática y grafismo estaba totalmente a años luz del TBO de Buigas como bien dice.
Una pena que tamaño genio nos abandonase, gente como el deveria ser eterna. Saúdos e apertas
Buena entrada, sí señor
En Tebeosfera sólo hemos publicado una fichita:
http://www.tebeosfera.com/autores/segura.html
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Que tias mas potentes dibujaba Segura.
Estupendísimas, sí.
Genial, como siempre.
Sólo un pero:
Los personajes de "La Panda" no pueden ser los de "La Alegre Pandilla" con unos años más, porque hay historietas donde coinciden ambos grupos.
Querido amigo Anónimo, acepto sin rechistar su "pero", aunque sí creo tener derecho a explicarme. Me refería a, por así decir, la génesis de la serie, a la construcción del grupo de personajes, no a la "realidad de la ficción" en que estos personajes se mueven. O sea, que afirmar que "La panda" son "La alegre pandilla" con unos años más hacía referencia a su creación, no al devenir de los personajes por la ficción de sus aventuras. O sea, que da la sensación de que "La panda" resulta de emplear el patrón de "La alegre pandilla" debidamente modificado. Eso no impide que luego los personajes convivan en una, dos, tres o catorce historietas. Muchísimas gracias por su "pero" que, sin duda, aclara un punto de confusión.
Muchas gracias por analizar con tanto cuidado la obra de Robert Segura, el autor de historietas españolas que dibujó las chicas más guapas y sexys, creo. También hizo algo más: nadie dibujó el miedo como el, pero hacía que pareciese muy divertido, con esos pelos de punta. Hacía que la vida pareciese mejor de lo que nos esperaba.
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