Lady Filstrup (3ª época)

Dedicado a la música ligera, actores españoles y tebeos de Bruguera (porque sí, porque rima).

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Lugar: El Escorial, Madrid, Spain

domingo, noviembre 26, 2006

Los últimos tiempos de Jorge



El primero en ausentarse...

Todas las historias verdaderamente grandes incluyen en su seno algún final trágico, pérdidas irreparables de alguno de sus protagonistas. Así es también en el caso de Bruguera, de cuyas más relevantes figuras hay que lamentar las defunciones prematuras de dos de ellas: Cifré y Jorge.

El primero en dejar este mundo terrenal para inscribirse en la eternidad, fue Miguel Bernet Toledano (Jorge), el creador de Doña Urraca, uno de los personajes fundamentales del Universo Bruguera, que no abandonó nunca, ni siquiera cuando sus compañeros montaron en el Tiovivo, en 1957, quedando en la editorial, como máximo puntal, al lado de Vázquez. Su labor en Bruguera se desarrolló a lo largo de tan sólo trece años. Un periodo breve que paradójicamente, se prolongó hasta el fin de sus días, en 1960. La trayectoria de Jorge en la editorial se caracterizó por una fidelidad absoluta a la empresa (en lo profesional) y por el sello personal de un temática marcada por estar volcada en la exploración del alma humana. Su preocupación estética le llevó, tal como ha manifestado en diversas oportunidades su hijo, el también dibujante de éxito, Jordi Bernet, a cambiar de estilo en los últimos meses de su vida. De ese cambio, manifiesto para el ojo atento del lector, trata esta nueva entrada de Lady Filstrup.

Dolor en el alma

Jorge no se benefició de la expansión arrolladora de Bruguera. Su popularidad se ha visto perjudicada por no haber podido alcanzar los tiempos de abundancia de las tiradas millonarias, de las cabeceras y colecciones de mayor difusión. Tampoco la esencia de su obra, impregnada de patetismo, era la idónea para granjearse el aplauso generalizado. Su criatura más universal, la fundacional Doña Urraca, que conoció momentos de reconocimiento entre las nuevas generaciones cuando pasó a manos de Schmidt, ha quedado para la posteridad casi como su único legado, eclipsando a todos sus demás personajes, de los que algo dijimos en entradas anteriores, como la titulada “Jorge, los reyes godos y la reina mala”. A los allí comentados Gundemaro, Sisebuto, Leovigildo y la malvada Doña, habría que sumar a Sinforino, que tuvo su momento en la entrada titulada “Festival”, a Doña Filomena y sus hermanas, a las que presentamos en “Una vida confortable”, al tímido Ofelio a quien pudimos ver ocupando un discreto lugar (como a él le gusta) en una entrada titulada "El arte del soponcio" y a otros que aún no han comparecido, pero que o están a punto de hacerlo o lo harán, con toda probabilidad, próximamente.

La característica común que recorre toda esta creación es la especial dedicación del autor por mostrar la parte más sensible de los personajes, aquel espacio de su ser que sufre el dolor, físico o moral, con que la vida los obsequia. Ningún otro de los dibujantes de Bruguera muestra con comparable asiduidad los rastros que el dolor de la vergüenza o la pena o el maltrato causan en las personas. Atento a las inquietudes y zozobras que procura la timidez o que causa la crueldad del prójimo, no son las historietas y chistes de Jorge terreno abonado al humor burbujeante que busca la carcajada. Con harta frecuencia, sus personajes concluyen encerrados en prisión, acongojados y cabizbajos. Su Doña Urraca, por lo común altiva y altanera, sucumbe a las palizas y su actitud se torna doliente y compungida. Pero no es menor el dolor que siente ante su soledad, especialmente, con motivo de las celebraciones navideñas, época del año en que aquella se hace más patente. En este sentido, la historieta de dos páginas de Doña Urraca incluida en el Almanaque de Pulgarcito para 1960 es paradigmática. Sus lamentos iniciales, su dignidad herida ante la que considera compasión de Caramillo, su terror ante el secuestro de que es víctima y su emoción final, al descubrir que tiene amigos, que no está sola, constituyen un soberbio estudio de las emociones humanas, servido con mano maestra.

Dos personajes prácticamente olvidados, creados por Jorge en esta etapa final de su trayectoria, explicitan en sus historietas las inquietudes del autor y su peculiar interés temático. Uno es Pánfilo Tontaínez, en cuyas historietas sufre las consecuencias de constantes injusticias de las que es víctima. Sus esfuerzos por evitar nuevos conflictos le llevan, incluso, a recluirse en su propio domicilo (tal como vemos en la historieta del número 1 de El Campeón, de marzo de 1960), sin conseguir , por ello, como era de esperar, eludir su destino, que le persigue hasta el interior de su casa. El otro, el mago Pirindolo, en la historieta del número 28 del Suplemento de Historietas del DDT (1960), emplea sus recursos mágicos en socorrer a una persona aquejada del dolor de la pobreza y la soledad, que le infectan el alma. Jorge, una vez más, atiende a los temas que le son propios. Esta inclinación por reflejar las penas y los intereses más íntimos de las personas se revela incompatible con el éxito popular. A sus personajes les duelen demasiado los golpes como para divertir inocuamente al lector. Su sección fija en el DDT : “Primero dijo”, lejos de provocar la risa, parece un muestrario de la frustración humana, de hasta qué punto nuestros anhelos o presunciones expresadas verbalmente se hallan alejadas de lo que la realidad nos tiene destinado.
( Párrafo para la conjetura):Tal vez esa especial sensibilidad para la vulnerabilidad humana ante los reveses del destino se encuentre detrás de su renuncia a ponerse al lado de Peñarroya, Cifré, Escobar, Conti y Giner, en la arriesgada aventura de poner en marcha el semanario Tio Vivo. Es aventurado asegurarlo, pero en la medida que uno intenta conocer al hombre detrás de la obra, este burgomaestre osa suponer que Jorge tuvo miedo de dejar un trabajo en una empresa sólida para enrolarse en una nave cuya travesía se presumía incierta. Jorge se aparece a este burgomaestre como una persona demasiado consciente de las dificultades y demasiado responsable como para exponerse a perder cierta estabilidad económica. En el caso de Vázquez, más probablemente, su renuncia se debiera a preferir no tener que implicarse y tomar su parte de responsabilidad en un régimen de cooperativa, por entender que no hay mayor esclavo que el que es su propio dueño.

Evoluciones

Como ha quedado dicho ya en este mismo weblog, de la inicial homogeneidad de estilos de los dibujantes originales de Bruguera se fue avanzando hacia una progresiva individualización y personalización ulteriores. Si los primeros muñequitos de Conti, Cifré, Jorge, Peñarroya y Vázquez eran casi intercambiables y sus historietas se ambientaban en escenarios semejantes (lo que facilitaba mucho las intervenciones de "personajes invitados"), sus estilos fueron paulatinamente desligándose de estos patrones primigenios y sus personajes pasaron a habitar universos diferenciados, dando paso al desarrollo de la particular personalidad de cada dibujante. En algunos casos, este cambio se produjo en forma lenta y en otros, con cierta brusquedad. Asimismo, cabe decir que la evolución no siempre resultó positiva en todos los casos. Si el estilo de Conti se trasladó de un terreno infantil a otro más adulto, en virtud de la progresiva esquematización de su trazo y ello revirtió en una maduración consecuente, en el caso de Cifré, una esquematización parecida tan sólo contribuyó a empobrecer un tanto (en los primeros años sesenta) un trabajo que había llegado a niveles magníficos previamente. Escobar, por su parte, alcanzó su cenit estético en los años cincuenta y su altura artística fue declinando hasta llegar a la estandarización de su trazo en los años setenta y siguientes. El caso de Jorge es singular por la brusquedad con la que se produjo su evolución gráfica. De una manera que, grosso modo, serviría también para catalogar los pasos de sus compañeros, en el estilo de Jorge cabría hablar de un periodo primitivo (1947-1952), otro clásico (1953-1958) y otro, este del que nos ocupamos hoy, manierista (1959-1960). Este último periodo, el más abigarrado y exuberante, es del que intenta este burgomaestre dar cuenta en la actual entrada.

La consternación

El mecanismo universal que sustenta la mayor parte de los chistes de portada o los chistes de finales de historieta se basa en una sorpresa mayúscula, en un sobresalto morrocotudo que sacude a un personaje, al que habitualmente se le dispara el gorro súbitamente hacia el cielo o que cae de espaldas con elevación repentina de las extremidades inferiors. Esta circunstancia, en manos de Jorge, está teñida de un fuerte malestar, una marea de consternación que anega a quien la sufre. La línea quebrada de las bocas de los personajes de Jorge, que expresa unos labios fruncidos por el terror, combinada con unos ojos que apuntan al exterior pugnando por salirse de sus órbitas, arrojan el resultado de unas expresiones límite, a las que se suma, habitualmente, una pigmentación extrema en el rostro. La revelación que los ha dejado en este estado, los coloca en el lindero de la locura, con el equilibrio mental quebrado. Claro está que, cuando uno está a punto de ser cocinado, o cuando lo "rescatan" para enviarlo al frente de combate, es más que comprensible que se altere su sistema nervioso, tal como le pasa al protagonista de la portada del DDT 477 o al del DDT 449. Que su boca se transforme en una suerte de grieta o de desconchado que deja al descubierto los ladrillos naranja bajo la capa de pintura verde pálido, o que el barbado rostro se te ponga de un rojo bermellón, eso ya es cosa de la genialidad de Jorge.


De todos los colores
La visualización de los paisajes interiores del individuo, Jorge la plasma valiéndose de recursos expresivos entre los que destaca, por su llamativa naturaleza, la viva coloración de la que dota a los rostros de sus personajes. En las portadas debidas al pincel de Jorge, los personajes que en ellas palpitan adquieren vivos colores, por medio de los cuales, comunican al lector el grado de alteración que les saca violentamente del estado de normalidad. La visión que sufre este ciudadano de un turista de las antípodas lo sume en una verdosa perplejidad.

La incómoda facultad de volar
Para un personaje de Escobar, tener la capacidad de volar podría representar una ventaja de la que sacar algún partido de tipo práctico y pintoresco, que daría lugar a alguna situación chocante. Para los personajes de Jorge, tan insospechable facultad se revela un motivo de inquietud. Para ellos, poder despegarse del suelo y liberarse de la Ley de la Gravedad no proporciona ningún placer, ni facilita ninguna mejora de tipo práctico. La preocupación, incluso, les puede teñir el rostro de un bonito tono turquesa.

Grandes peces y grandes garras
En un relativamente corto espacio de tiempo, Jorge dio en dibujar diversos peces de gran tamaño en sus portadas y chistes (bien, uno de ellos, el del chiste de náufragos e un mamífero, pero visualmente, se corresponde con la figura del pez, como es evidente). El recurso del gigantismo como medio de “llenar” una portada con una imagen atractiva y poderosa no es privativo de Jorge. De hecho, Vázquez era un especialista en aún mayor medida, incluso. La peculiaridad, en este caso, consiste en la preferencia concreta mostrada por emplear la imagen de este animal, como prepresentación de la irrupción de la desmesura en el entorno cotidiano. Sin llegar a los extremos casi obsesivos de Segura con sus osos, Jorge parecía sentir alguna predilección por los habitantes de las aguas. El pez colosal, puesto en contacto con pescadores, o náufragos (sus compañeros lógicos en el ámbito de los chistes), no es, sin embargo, el único animal enorme que utiliza Jorge para sus portadas. También podemos ver las garras de una colosal ave en la portada del DDT 441, esta vez, en contacto con un cazador (una imagen que también la hemos visto en el final de una historieta del caballero Don Simón –pequeño pero matón-, en algún Pulgarcito perdido...)

Acobardados
La delgada línea que separa el valor de la temeridad es más fácil de franquear cuando se dispone de un físico imponente. Esa gran mano que se alza tras una aglomeración de hombrecillos acobardados, es la mano que se rebela contra el abuso. Jorge, que a menudo reflexiona en sus obras a propósito del diálogo vital existente entre los tímidos y los sinvergüenzas, ofrece en esta portada una espléndida galería de atemorizados ciudadanos, además de un retrato del matón desafiante, de su desvalido y derrotado oponente y también, de la fuerza de la esperanza, la mano de dimensión sobrehumana que surge de la multitud para restablecer la paz social y la convivencia civilizada.

Empecinados
Como un documento a la irracional terquedad, al amor propio mal entendido, al empecinamiento, en suma, puede considerarse la portada del DDT 429. Asimismo, el hecho significativo de que sean los personajes masculinos los que caen en la trampa tendida por su propio orgullo, mientras las hembras de la familia permanecen tranquilas, en el terreno de la racionalidad, asumiendo serenamente la realidad, da también una interpretación “de género” al chiste. La herencia genética, plasmada en la reproducción a escala del padre que supone el hijo, es también un tema presente en la viñeta.

La vergüenza en el hogar
Turbado por el inconfesable bochorno de haber sido pillado en falta por la propia esposa, este hombrecito de Jorge (un duplicado de Pánfilo Tontaínez, por cierto), que enrojece y se azora ante ella, protagoniza otra de las delicadas estampas de la zozobra cotidiana. Este hombre, que prefiere seguir enfermo a tomar la medicina, pero que es demasiado débil como para afrontarlo abiertamente por temor a las reprimendas de su cónyuge, sufre una doble humillación al haber sido descubierto y al constatar que a su mujer le preocupa más la salud de las plantas de su jardín que la suya.

Terror alienígena
Una de las bazas fundamentales del género de Ciencia Ficción consiste en relativizar nuestros conceptos habituales de la realidad al adoptar puntos de vista ajenos al terrícola. En esta línea, Jorge ofrece una excepcional portada, preñada de movimiento, en el Can Can número 93, en la que la nota de color, esta vez, la ponen los aliens, completamente aterrados ante la presencia de unos desconcertados visitantes del espacio exterior, que han pasado en un instante, de ser unos tipos vulgares y corrientes a ser un par de terribles monstruos.

Sentirse culpable

Además de retratar con efectividad un desastre desolador, Jorge consigue en esta portada del Can Can 99 una nueva expresión de las corrientes ocultas que se establecen entre las personas cuando sobreviene una crisis: entre las víctimas se hallan dos hombres verdes: uno comatoso y el otro horrorizado; uno de color natural que se halla indignado y otro más, de color naranja, agobiado por la opresión. La otra víctima se torna verdugo, es el despótico y tiránico jefe carmesí, que querría fulminar con la mirada al responsable del desaguisado y que se le pone boca de tiburón para despedirle. Por último, Jorge dibuja al pobre empleado resfriado dándole un aire de aturdimiento, pero tembloroso por la culpa y con los ojos tan afectados por la enfermedad, como por el remordimiento.

El gusto por dibujar
En lo tocante al dibujo de historietas, la funcionalidad es un valor destacable, pero que la sepamos apreciar en las geniales obras de un Vázquez (por ejemplo), no significa que debamos despreciar los esfuerzos que otros dibujantes pueden imponerse a su vez, por el gusto de dibujar. Jorge, en el periodo que tratamos, aproximadamente correspondiente al último año de su vida, se propuso recrearse en el dibujo, especialmente en sus portadas y páginas temáticas de chistes. Por esta razón, tratara el tema que tratara, en sus dobles páginas de chistes, bajo el título de “Ríase de...” en Tio Vivo o sin el cobijo de un título genérico en DDT, Jorge cedió a la tentación de adornarse mimando el detalle y, sobre todo, de dar libertad al trazo, zambulléndose en un festín frenético de dibujo. Los extraterrestres, los feos, el Far West, los superhéroes, la India misteriosa, el terror, los fantasmas, la ciudad de Londres... son temas clásicos y no tan clásicos, siempre suculentos que el artista no tiene intención alguna de desaprovechar, sino, todo lo contario, de explorar, gráficamente, a fondo. En los últimos meses de su vida, deslizando sobre el papel una mano más sabia y más libre que nunca, el gran dibujante que era Jorge se explayó ampliamente autocomplaciéndose diligente a la menor ocasión. De su reinterpretación del arte del dibujo, cabe detenerse en todo tipo de detalles con los que enriquecía la figuración habitual en el terreno del dibujo humorístico. En este sentido, señalemos anecdóticamente la peculiar manera de dibujar orejas que tenía Jorge en estos momentos: una espiral.

Desde la propia elección de los temas, Jorge reclama el privilegio de dominar su arte. Sus ambiciosas prouestas, originales en muchos casos y exigentes siempre (otros profesionales menos dotados habrían hecho el ridículo ante el desafío –y este burgomaestre está pensando en profesionales honrados y honestos como Sanchís, Tran, Joso,Torá o Enrich, con todos los respetos), están resueltas con gusto y pericia singulares. Su particular visión de temas variopintos nos ha dejado chistes de un grafismo tan atractivo y personal como, por ejemplo, los mostrados a lo largo de esta entrada, o la fenomenal portada del DDT en la que echa mano del mito de la serpiente marina, todas estas obras revelan la sobresaliente talla artística de Miguel Bernet Toledano.
Ante la imposibilidad, como sería el deseo de este burgomaestre, de mostrar aquí una más amplia muestra del talento del creador de este espléndido dibujante, valgan a título de ejemplo las imágenes que, a continuación, se prenden en la trama de este weblog (o lo que sea). Hablan por sí mismas, mucho mejor de lo que este torpe burgomaestre es capaz de hacer...










Post-mortem
El repentino fallecimiento de Jorge debió producirse en agosto de 1960. Su cita semanal en DDT, la tira “Primero dijo...” pasó a las doctas manos de Cifré en torno a esas fechas y el espacio destinado a la historieta “Doña Filo y sus hermanas, señoras bastante llanas” se cedió a la insignificante creación de Blas Sanchís “El capitán Traganudos y sus sobrinos tozudos”. Por otra parte, sabido es que su hijo, el hoy consagrado Jordi Bernet, tomó el relevo a muy temprana edad, de las historietas de la creación estrella de su padre, Doña Urraca, recibiendo por ello los emolumentos que correspondían a un dibujante profesional (deferencia que ha agradecido siempre públicamente a Rafael González), premiando así su capacidad, como se puede comprobar en esta muestra tomada del Pulgarcito 1625, que superaba ampliamente el nivel de amateur en un esfuerzo dignísimo por reproducir los dibujos de su padre. No obstante la luctuosa realidad, Bruguera todavía publicó algunos trabajos póstumos de Jorge en sus revistas. Además de páginas temáticas de chistes (que Jorge debía hacer en exceso, para "cubrirse"), uno de los más tardíos es esta enigmática portada del Tio Vivo 145 (2ª época) de apariencia algo incompleta y de texto probablemente improvisado. Unos científicos se ponen de color lila ante el resultado de su último experimento. Según el cartucho de texto, uno de ellos perseguía hallar un nuevo color de pintalabios para su esposa. Sin embargo, son los dos científicos quienes están disgustados , lo que revela la incoherencia texto-dibujo. El contenido del chiste original quedará para siempre en el terreno de la especulación.

Y si...?
Si Jorge hubiera seguido con vida, sin duda nos habría ofrecido muchas más páginas excelentes, llenas de dibujos magníficos dedicados, más que al arte de procurar la risa, al arte de describir la delicada trama de las almas sensibles. Eso, probablemente, no le habría procurado un lugar destacado en el firmamento de las firmas estrella del Tebeo Español, y su prestigio habría ido muy por delante de su popularidad. En el momento de su deceso, los tiempos estaban cambiando y el gusto del público (el cual, por añadidura, era otro, de menos edad) no iba en la dirección a la que Jorge apuntaba. Pero eso es tan sólo demérito del público y no del artista. De la sonrisa torcida y emocionada de Doña Urraca en un fugaz momento de felicidad difícilmente podría surgir un fenómeno de masas, pero en cambio, siempre surgirá un trozo de poesía.

NOTA: A pesar de haberse ceñido a un periodo relativamente corto, este burgomaestre ha tenido dificultades extremas para limitar el número de imágenes, de tantas como quería seleccionar. No obstante, faltan por lo menos dos: una portada, la del DDT 457 (que aparece reproducida en el libro de Antonio Guiral, de tema napoleónico) por la sencilla razón de que uno no la tiene, y una historieta suelta, de ambiente medieval, que uno ha sido incapaz de encontrar, a pesar de haberla visto, en alguna parte. ¡Lástima!
NOTA 2: Los recortes de chistes que aparecen son todos de la doble página "Esos bichos", del DDT 468 (de 2 de mayo de 1960), excepto este de aquí al lado que es de "Hombrecitos" (del DDT referenciado más arriba) en todos ellos se puede apreciar hasta qué punto Jorge cedió encantado a la extravagancia.

sábado, noviembre 18, 2006

Agenda de hoy domingo: Exposición de Vázquez, obra escultórica




La galería de arte Caramillo D'Urraque se complace en presentarles esta modesta pero muy atractiva muestra de la obra escultórica y decorativa realizada por el artista Manuel Vázquez durante las décadas de los años 1960 y 1970. Los ejemplares que pueden verse en esta exposición han sido amablemente cedidos por las señoritas hermanas Leovigilda y Hermenegilda Gilda y, en representación de la familia de la que es cabeza y sostén, por el señor don Rosendo Cebolleta, ambas partes, reconocidos coleccionistas de la escultura interiorista de Vázquez. Asimismo, hay que agradecer al distinguido señor caballero don Anacleto la cesión de la interesante y personalizada pieza vazquiana que tenemos la satisfacción de incluir en esta muestra. Quedamos muy honrados con la visita de ustedes.



















«El trabajo de Pepón», 1966, cortesía de las hermanas Gilda.






















«En recuerdo de O'Jal», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.

















«Esquema de cuñado», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.























«I love Gilda», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.






















«Francisco, frailecillo aplicado», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.






















«El moroso/ Haring's run», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.






















«Tss, tss, rubia…», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.























«Premonición de Jackson…», s/a, cortesía de las hermanas Gilda






















«Brugueresca», s/a, cortesía de las hermanas Gilda
























«Goodbye Jannette», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.























«¿Sanchís? ¿Alférez? Los otros...», s/a, cortesía de las hermanas Gilda























«Sueño erótico maorí», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.






















«Yo también tuve cartilla en la Caja de Ahorros», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.























«Desayuno. Con un bizcocho y con esto», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.






















«Señorita Ana. Espera galante», s/a, cortesía de Rosendo Cebolleta y familia.























«Señales. Están en mi florero», s/a, cortesía de Rosendo Cebolleta y familia.




















«Yo hablé con Don Pelmazo», s/a, cortesía de Rosendo Cebolleta y familia. Pieza de jardín.




















«Cañaveral ya es sargento», s/a, cortesía de Rosendo Cebolleta y familia.


















«Estampa guipuzcoana», s/a, cortesía de Rosendo Cebolleta y familia.























«Saturno en la orilla del Atlántico», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.




















«Cabeza de pez para la calle del Percebe», 1966, cortesía de Rosendo Cebolleta.























«Pie de lámpara nudista», s/a, cortesía de las hermanas Gilda.




















«El agente de la UHP», s/a, cortesía de Anacleto.











«Homenaje a Cuadrado», 1966, obsequio de Rosendo Cebolleta a su jefe, que lo exhibe en la mesa regia de su despacho. Cortesía de ambos.