Un recuerdo para "El Papus"
Se han cumplido recientemente 30 años del salvaje atentado contra el semanario “El Papus”, consecuencia del cual fue la muerte de Juan Peñalver, el conserje del edificio de oficinas en las que se encontraba la redacción de la revista. Unos fascistas desalmados, el grupo “La triple A”, perpetró la criminal acción el 20 de septiembre de 1977. Además de segar la vida de una persona, los asesinos consiguieron dar un golpe a la publicación del que ya no se recuperó y que le llevó a languidecer hasta su extinción definitiva en 1987.
Este burgomaestre se acercaba entonces a cumplir los catorce años, esa edad en la que uno empieza a sospechar lo que se le viene encima con eso de la adultez, y de su sólida formación brugueresca había transitado hacia los tebeos Márvel editados por Vértice y, muy especialmente, al disfrute del humor satírico y neurasténico de “El Papus”. En aquel momento parecía la evolución natural de las cosas. Esta tarde, de las primeras del otoño del 2007, se ha visto asaltado por el recuerdo de aquel suceso espeluznante, de aquella negación de la risa tan brutal, tan irracional, y se ha sentido conmovido repasando el contenido del número especial que, el 8 de octubre de aquel 1977, salió a la calle dando cuenta a sus lectores del tremendo impacto sufrido. En sus páginas, revisadas ahora a la esquiva luz del crepúsculo, hallamos testimonio del dolor de los Óscar, Jà, Ventura y Nieto, Adolfo Usero...
Aquella maldita bomba, que estalló hace treinta años muy cerca del lugar que frecuentamos los burgomaestres los sábados por la mañana, en busca de lecturas amenas y de nuestra propia compañía, truncó, además de una vida, el discurrir de una publicación que ya se había visto entorpecida por acciones gubernativas en forma de secuestros y suspensiones pero que siempre había contado con el apoyo popular. El golpe sufrido, que naturalmente afectó a la nómina de colaboradores, cuyos integrantes más destacados buscaron otros destinos menos expuestos, consiguió deslizar a la revista por una pendiente de decadencia. Jordi Amorós “Jà”, el más aguerrido dibujante, el más tierno poeta de la cochambre y el pus también, permaneció en su puesto, pero Óscar, Ivà y Ventura y Nieto desfilaron hacia “El Jueves”. El creador de Maki Navaja regresó más tarde al redil, pero ya era tarde para recuperar el terreno que la revista “que sale los miércoles” había ganado.
Hermanados con Bruguera
Si sólo fuera porque están entrelazados en mi recuerdo y en mi presente, ya sería motivo suficiente para dedicar esta modesta nota a “El Papus” en un espacio consagrado a Bruguera, pero es que, además, en el Papus colaboraron muchos dibujantes que hicieron carrera en la editorial que vio nacer al reporter Tribulete. Allí dibujaron García Lorente (“Violeto”, “Máximo mini”) y Jordi Ginés ”Gin” (“Petronio López”, “Doña Filomena Mochales”), así como Oli, que entregó estupendas páginas de chistes a unos y otros, siguiendo la estela del gran Conti. Al “loco” Pañella (esporádico colaborador brugueriano, procedente del Tio Vivo independiente) era habitual verle en las portadas y “papunovelas” de los primeros años de la revista .Por último, cuando el Papus iniciaba su decadencia, nada menos (tenía que ser él) que el Gran Vázquez, más gamberro que nunca, bajo el seudónimo de Sappo, dio a la luz a su doble página de “Cornelio Ladilla”.
Un reducido terreno común
Además de lo antedicho, existe un reducido terreno de juego en el que publicaron sus obras dibujantes bruguerianos y “papuseros”. En la pequeña (de formato y de difusión) revista “Patufet”, editada en catalán por “Baguña Hnos. SL”, en los años previos a la eclosión de “El Papus”, en los inicios de la década de los setenta, encontramos las firmas de los maestros bruguerianos Peñarroya, Escobar, García Lorente (que aportó la serie “Kim i el seu hamster Tap”) y al clarividente Perich al lado de los incipientes Ivá (que ya hacía gala de su conciencia crítica a la menor oportunidad y que creó a su “Azufrito” particular, un demonio llamado “Mefist”), Fer, Joma y L’Avi.